Daniel Barranquero posa con su libro delante de La Rosaleda. JUAN CALDERÓN

Daniel Barranquero: «Viberti simboliza lo grande que fue el Málaga y lo grande que puede ser»

Presenta hoy en La Rosaleda el libro '¡Viberti, Viberti!, la leyenda del Zapatones', en el que recoge la vida del exjugador y entrenador malaguista

Jueves, 10 de noviembre 2022, 00:12

Daniel Barranquero (Málaga, 1984) es seguramente uno de los mejores articulistas de baloncesto que hay en España. Trabaja desde hace años para la Liga ACB, pero su debut como escritor ha sido con un libro de fútbol... ¿Cómo ha sido posible? La explicación está en ... su pasión por el Málaga, del que es socio desde que estaba en Tercera. «Yo sí estuve en el campo del Garrucha...», comenta, y también sufrió con el descenso en aquella promoción ante el Cádiz. Ahí surgió sin saberlo ese vínculo con Viberti que se ha traducido años después en '¡Viberti, Viberti!, la leyenda del Zapatones' (Grupo Editorial 33), que ya está a la venta en toda España y que recoge la vida y figura del genial futbolista y entrenador argentino, una de las leyendas del malaguismo.

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–¡Menudo sacrilegio, un hombre de baloncesto como usted escribiendo de fútbol!

–(Risas). Yo soy muy de baloncesto, pero también de fútbol y de ciclismo, pero ante todo soy malaguista. Estuve en aquel partido de Garrucha... Cuando la promoción famosa entre el Málaga y el Cádiz que perdimos en los penaltis y bajamos, me llevé un berrinche muy grande y mi padre, para consolarme, empezó a hablarme de lo importante que era el Málaga y de gente como Viberti. Aquello se me quedó grabado como si fuese un héroe de ciencia ficción de un tiempo en el que fuimos grandes como club. Me parecía un personaje supermístico. Un guaperas alto en aquella España de bajitos. Esos pies grandes... Hace diez años, cuando Viberti estaba hospitalizado, ya pensé en hacerle un artículo; también a modo de homenaje a mi padre. Me puse a investigar, tenía mucho texto y se me rompió el ordenador. Lo perdí todo y un amigo me dijo que me lo tomase como una oportunidad para escribir un libro. Mi primera entrevista con su hijo fue el día del sorteo de la Champions en el que nos tocó el Dortmund. Fue surrealista. Cuando hablé con él decidí que tenía que ir a muerte con el libro. Me documenté mucho, estuve en Argentina y fue increíble. Me volqué en el Viberti de antes de llegar al Málaga y en su etapa posterior.

«Viberti tiene muchas cosas del Maradona del Nápoles y del Mágico González del Cádiz»

–En medio de ese proceso le pilló la pandemia, que seguro que le vino bien para escribir.

–Me vino bien y no tanto, porque yo tenía mi trabajo y necesitaba un tiempo también para desconectar. Piensa que tuve que transcribir cientos de horas de conversaciones y entrevistas.

Vídeo.

–Después de meterse en la vida de Viberti, ¿qué parte de su trayectoria tiene más relevancia, la del jugador o la del personaje?

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–Me cuesta dar una respuesta porque yo no lo he visto jugar. Hay pocos vídeos de él jugando, salvo algunas imágenes en un partido contra el Real Madrid. Lo que he leído en las crónicas ha sido increíble. Árbitros aplaudiéndole un gol, el público rival ovacionándolo, la afición rival luciendo pelucas como la melena que tenía... Su vertiente carismática y que trasciende el deporte es más grande que la de futbolista.

–¿Quizá atrae más esa figura del pasado y de un fútbol que ya no volverá en cuanto a estilo? ¿Viberti tendría difícil encaje en el fútbol moderno?

–Seguramente. Creo que es un personaje atemporal, pero es difícil encajarlo en el fútbol moderno. Era un medio centro que tiene que trabajar, ser rápido... Viberti tenía el físico, pero el fútbol de los sesenta y setenta, ese tan romántico, era diferente. Si lo trasladas a esta época podría haberse adaptado. El libro habla de Viberti, pero también de una época y de un contexto social muy complicado. Era el final del Franquismo y cuando él vuelve a Argentina pilla la dictadura de Videla. Vuelve a España y es la Transición pura y dura. Ese contexto también influyó en mi elección de la figura de Viberti.

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–¿Qué futbolista podría ser ahora Viberti?

–Ahora no sé, pero hace años lo encajo como Fernando Redondo. Me decía Paco Grande, que vio a los dos, que Viberti era veinte veces mejor que Redondo, y este fue un fenómeno. Quizá el carisma que lo rodeaba e inundó todo es lo que marca la diferencia. Aquel equipo de Viberti con Migueli y Conejo estaba casi en Tercera, y muchos se hicieron mejores con él y llegaron a la selección.

Daniel Barranquero firma uno de los ejemplares de su libro en la redacción de SUR. J. CALDERÓN

–Quizá esa figura de personaje carismático aumenta su leyenda entre el malaguismo, el recuerdo de una época que no volverá...

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–Es añorado por los mayores porque nunca vieron algo así, ni cuando estuvimos en la Champions. Era un elemento más de la ciudad. Suelo decir que era un Beatle en la Costa del Sol. Puedes tener a un músico que te llene estadios, pero nunca será un Beatle, y él lo era. El Málaga fue a la Champions y mejoró los resultados del quinquenio dorado, pero eso no redujo el misticismo de Viberti y aquella época.

–Ahora haría falta un Viberti...

–Él llegó con el equipo en Segunda, casi en descenso a Tercera. Lo cogió y lo subió. Cuando volvió como entrenador pasó lo mismo. Empezó con el equipo casi en descenso, lo salva y, al año siguiente, asciende. Fueron dos milagros en el Málaga.

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–Pues eso lo hizo también Muñiz...

–Pues mire, sí. Tengo mucho respeto por Muñiz.

–¿Y cómo fue la vida 'posmalaguista' de Viberti en Argentina?

–Cuando se va de Málaga se fue triste tras una temporada de locura. Tenía a Jeno Kalmar de entrenador, pero él entrenaba, luego llegó la sanción por amaño contra el Salamanca... Se fue por la puerta de atrás. Estuvo una década más como entrenador con una carrera decente y luego se pasó a la política. Fue subdelegado de Deportes en Córdoba y ayudó a la organización del Mundial de baloncesto; incluso recomendó a varios jugadores al Unicaja. Luego estuvo en un programa de televisión llamado 'Línea de cuatro', que era como 'El día después', muy adelantado a su época. Pero él siempre añoró volver a Málaga.

–Como Pablo Guede ahora...

–Es cierto, me recordó a Viberti cuando Guede dijo aquello de que quería quedarse a vivir en La Rosaleda. Sebastián era un filón para los periodistas.

–A muchos jóvenes Viberti les queda lejos. Ha habido un relevo generacional. ¿Qué respuesta espera de los malaguistas?

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–Me lo he preguntado mucho estos días, además el libro llega en un momento muy complejo...

–Pero eso es malaguismo puro...

–¡Exactamente! Es algo hasta simbólico. Viberti llegó en un momento así. Estamos faltos de ilusión y creo que el libro es ilusión, a veces nostalgia, páginas de pura pena de lo que pudimos ser y no fuimos. Este libro es una reivindicación de una de nuestras leyendas. Viberti como personaje tiene muchas cosas del Maradona del Nápoles o del Mágico González del Cádiz. Fue el mejor pagado de la Liga española siendo del Málaga. Era un tío del Málaga que era portada de 'Marca' constantemente. El aficionado joven debe saber de dónde venimos, que la historia es cíclica y que el Málaga siempre se ha levantado. Hemos desaparecido y hemos ido a la Champions. La gente dice que el Atlético es el 'pupas', pero realmente es el Málaga. Viberti simboliza todo lo grande que hemos sido y lo que podemos ser. Cada vez que se cantó el 'Viberti, Viberti', le pasaron cosas buenas al Málaga. A los nuevos y jóvenes debemos enseñarles quién fue Sebastián.

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