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Junto a los pésimos resultados deportivos, el Málaga también está inmerso en otra espiral de la que tampoco logra salir: las lesiones. Desde que empezó la Liga no han cesado los contratiempos físicos de un buen número de jugadores, así que la pregunta es obvia: ¿ ... tienen explicación tantos percances? Internamente no se habla de una causa concreta, sino de una concatenación de factores. No obstante, sí se incide en que ha pesado la preparación física en una pretemporada «agresiva» que ha pasado factura a determinados futbolistas.
De una tacada el Málaga ha perdido recientemente a tres jugadores de la cantera más o menos asentados en la dinámica del primer equipo, pero en todos los casos es obligado destacar que se ha tratado de roturas, no de lesiones musculares. El central Moussa jugó la segunda parte en su estreno liguero con el Málaga, frente al Villarreal B, con una fractura en un dedo del pie (metatarsiano); Víctor Olmo sufrió la rotura del cruzado de la pierna derecha, y Murillo (que también debutó en la recta final contra el filial amarillo) se vio afectado por un arrancamiento de tendón en el tríceps (estos dos se lesionaron jugando con el filial ante el Torreperogil en La Rosaleda). En realidad estos tres percances sí obedecen a la «mala suerte» de la que se habla internamente, pero no sucede igual con otros afectados.
Aunque en público ningún jugador lo expresa, sí existe malestar en el vestuario por la pretemporada diseñada y, sobre todo, por la excesiva intensidad. Ya lo sufrieron en sus carnes los futbolistas canteranos que comenzaron con antelación la fase de preparación. Igual que otros entrenadores no eran muy partidarios de una carga extrema entre julio y agosto (el caso más elocuente fue Marcos Alonso, lo que supuso posteriormente un grave condicionante durante la Liga en la temporada 2006-2007), Pablo Guede sí se mostraba favorable a apretar al máximo.
Es más, antes de que comenzara del trabajo ya se vivió un debate interno respecto a la planificación ideada y finalmente al técnico se le convenció de que no era lógico combinar dobles sesiones con partidos de 90 minutos para todos los futbolistas tanto los miércoles como los sábados (un grupo jugaría por la mañana y otro lo haría por la tarde). El planteamiento fue descartado muy pronto y se optó por una distribución más lógica de minutos en los distintos amistosos, pero no pocos en el seno del grupo creen que la intensidad fue excesivamente alta.
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La obsesión de Guede por llegar en un tono alto a los primeros partidos de Liga ha tenido un claro efecto bumerán. Primero, por la edad de determinados jugadores; segundo, por las características de unos pocos, y tercero, por el historial médico de un buen grupo de ellos. Pero tampoco se puede obviar la cuestión mental. Se suele decir aquello de que «cuando la cabeza no va, las piernas no van», y es evidente que no todos los futbolistas responden en una situación de máxima exigencia desde el punto de vista psicológico; es decir, cuando la presión se dispara. Más allá de que cada persona tiene el umbral del dolor más o menos alto, también se hace hincapié en que la sucesión de resultados adversos tiene su cuota de influencia.
Asimismo, a estas alturas pocos discuten que el factor anímico ha influido en los distintos contratiempos sufridos por el central Juande desde su lesión muscular hace casi once meses, a finales de noviembre del año pasado, aunque también dio la sensación de que en algún caso su reaparición fue precipitada. Así sucedió en el último amistoso de pretemporada, en Granada, cuando quedó en evidencia en un par de esprints. También se ha arriesgado por necesidad con Luis Muñoz y ha quedado patente que tras una grave lesión de rodilla conviene ir con pies de plomo.
La presencia de varios jugadores ya de cierta edad también supone en algunos de ellos un caldo de cultivo propicio para una lesión. Chavarría, por ejemplo, no ha terminado de ser el mismo tras su grave lesión de rodilla y la pasada temporada ni siquiera estuvo disponible a un nivel aceptable a mediados de la segunda vuelta (esa era la previsión más conservadora que se manejaba). Los problemas musculares lo han obligado a parar cada vez que ha intentado pisar el acelerador (como sucede en la actualidad). Tampoco puede quedar en el tintero que algunos fichajes de la dirección deportiva han llegado después de una campaña con escasa continuidad en sus equipos. Sin ir más lejos, ahí están los casos de los tres centrales fichados en verano: Ramalho y Bustinza, por ejemplo, apenas jugaron en el ejercicio anterior en sus equipos (Osasuna y el Leganés), y Burgos estuvo casi inédito en toda la segunda vuelta con el Eibar.
A todo ello se suma también que a futbolistas de un determinado corte se les ha exigido más de lo habitual para ellos en el tramo inicial del campeonato también se explica que haya caído recientemente Álex Gallar o que se vea bajo mínimos a Febas y Jozabed, utilizados incomprensiblemente en los costados del rombo en el centro del campo con un desgaste absurdo. Igual que se requiere poner fin a los pésimos resultados deportivos, el Málaga también debe salir cuanto antes de esa otra espiral que contribuye a no levantar cabeza: las lesiones. Pepe Mel espera la paulatina recuperación de efectivos, aunque no siempre es una excusa porque el nivel de los rivales no estan alto...
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