El legado de Manel Casanova, a escena

La figura de Manel Casanova une los sentimientos de malaguistas y 'pericos', que volverán a cruzarse en competición oficial dos temporadas después (el lunes a partir de las 21.00 horas en La Rosaleda), esta vez en Segunda. Para esa cita, ambas plantillas cuentan con un numeroso legado del trabajo que Casanova realizó en las canteras de Espanyol y Málaga hasta su última gota de energía. Ya se cumplen algo más de tres años de su fallecimiento, pero sigue siendo recordado con gran cariño por todo el mundo del fútbol, en especial por los jugadores que fichó. Y sigue siendo aún una referencia en el descubrimiento de talentos.

Es un ejemplo que sale a relucir en un partidos como el del próximo lunes, donde podrían darse cita casi una quincena de jugadores que fueron detectados por el ojo clínico del catalán en algún momento de su dilatada carrera. Desde veteranos y jóvenes contrastados como David López, Sergi Darder, Calero (lo fichó para el Málaga en juveniles, y su trayectoria, luego más ajena a Casanova, le ha llevado hasta allí), Lluis López, Álex López o Melendo, en el Espanyol, hasta la última camada de canteranos del Málaga que aprietan fuerte en el primer equipo, como son Juande, Ramón, Ismael, Hicham, Cristo, Gonzalo o incluso Larrubia. Y sin contar con otros nombres que están por llegar desde el filial.

Precisamente por ello para este grupo de jóvenes malaguistas, a quienes se les podría catalogar como los últimos de la 'legión' de Casanova, el próximo partido contra el Espanyol resulta tan emotivo. Será la primera vez que parte de esa sustanciosa lista de canteranos participe de primera mano en el primer equipo ante el club de toda la vida de Casanova. En el conjunto 'perico' fue futbolista, y allí creó su idea de cantera, todo un caso de éxito que fue exportado a Málaga. Además, es considerado una pieza clave de su historia por el rendimiento deportivo y económico de sus precoces fichajes, y da nombre a la residencia del club catalán y a la puerta 75 del estadio Cornellà-El Prat.

Quizás jugadores de uno y otro equipo no se conocen personalmente, ni sean conscientes de lo que comparten entre sí, también en parte por la brecha generacional. Pero todos coinciden en poner a Manel Casanova en un rincón muy especial de sus vidas. «Gracias por creer en mí y por todas esas oportunidades que me has dado», dijo el españolista Melendo cuando conoció el fallecimiento de su descubridor, que se produjo, capricho del destino, en un campo de fútbol de un club de barrio en Málaga. «El fútbol te echa de menos, te estoy muy agradecido por todo», escribió Darder.Y así Ramón, Ismael o Cristo, que siempre cuentan con orgullo y boca llena que fue Casanova quien los fichó. Incluso Hicham se acordó de él en sus primeras declaraciones tras debutar en La Rosaleda: «Me acordé de Manel Casanova que es quien me trajo aquí», dijo.

En el club españolista sigue su estela, de otra forma, Carles Casanova, hijo de Manel, quien es el encargado logístico de la cantera del club 'perico', desde el Espanyol B hasta los benjamines. «Seré malaguista de por vida por cómo acogieron a mi padre en Málaga. El primer año es verdad que sufrimos porque, al llegar de fuera, se topó con prejuicios, que luego entendimos que era algo normal. El tiempo hizo que fuera muy querido y valorado. Le dio la vuelta al calcetín. Aquí en Barcelona es queridísimo y me siento como el hijo de Harry Potter, a quien todo el mundo le habla de su padre, pero el sentimiento que hubo en Málaga cuando falleció no lo olvidaré jamás en mi vida Fue precioso», rememora.

Mientras, apunta que su padre también se fijó en Keidi cuando era alevín. Lo llevó a hacer las pruebas, pero el entrenador de ese equipo aquel año prefirió apostar por otro perfil. Cosas del destino: al final sí ha acabado siendo un 'perico' más. Carles Casanova lanza una reflexión extensa, tan bien hilada que se nota que no es la primera vez que la construye. «Lo que hizo en Málaga me recordó a todo lo que consiguió en el Espanyol. Y en Málaga siguen saliendo jugadores. Si se hace la cuenta de todo lo que ha ganado el Málaga por traspasos de canteranos como Darder, Fornals, o el último como Ontiveros... Tenía un don, no era casual. Por eso el jeque quería que volviese a toda costa y él precipitó su vuelta para coger un ritmo de un hombre de 40 años cuando él ya no los tenía. Pero, al final, que él estuviera a las 9 de la mañana viendo benjamines hacía que el resto de los trabajadores vieran más partidos y controlaran a más jugadores. Si el jefe lo hace, el resto aprieta y te hace ser un perro de presa. Si el jefe lo hace, el resto aprieta y te hace ser un perro de presa. Era como si fueras un cocinero y Arzak te dijese como se hace bien el arroz», describe a modo de conclusión.

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