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David Larrubia (Málaga, 2002) está viviendo un sueño del que aún no es muy consciente. Tiene también la sensación de ir un poco a contracorriente ... porque, mientras rebosa de ilusión por jugar en el primer equipo malaguista, su deseo de niño, cuando era recogepelotas en La Rosaleda, ha coincidido con uno de los peores momentos deportivos de la historia de la entidad, en la tercera categoría. Pero ni la presión por ascender, ni la frustración de la afición por estar viviendo años muy malos, le borran la sonrisa. Y menos después de marcar su primer gol con el Málaga, decisivo para darle su última victoria en Mérida y no descolgarse de la zona alta de la clasificación.
El malagueño de 21 años, el '10' blanquiazul, cree en los finales felices y se ve luchando por el ascenso a Segunda al final de temporada. Y quedándose muchos años más en el club blanquiazul, con el que está negociando aún su renovación de contrato, ya que el actual expira en junio. Espontáneo, algo inocente y sobre todo alegre, atiende a SUR para una entrevista a ras de césped en el campo de Martiricos, su teatro de los sueños. Para la foto, le invitamos a que pose desde los asientos donde sus padres tiene el abono en el estadio para ir a verle.
-¿Miro la clasificación después del partido contra el Mérida?
-No nos gusta mirarla, pero claro, un vistazo si le eché a lo que pasó. Y me sentí contento y aliviado. Además, estoy muy feliz de haber colaborado con un gol para que el equipo consiguiese los tres puntos.
-¿Está de acuerdo con el entrenador, Pellicer, de que se ganó sufriendo, pero nadie se va a acordar del cómo fue?
-Está claro que entre jugar bonito y ganar, preferimos ganar. Da igual como sea. Si ganamos jugando bien, mejor, pero lo importante es sumar puntos.
-Ganan fuera de casa, pero en La Rosaleda le cuesta más al equipo, ¿por qué?
-Es un cúmulo de cosas. Ser jugador del Málaga no es fácil. Comparado con el anterior equipo en el que estuve cedido, el Mérida, no tiene nada que ver. Y además de la presión que existe, los rivales vienen ultramotivados, se crecen e intentan hacer el partido de sus vidas. El Alcoyano nos hizo un 'partidazo' y luego pincha en un lugar menos pensado.
-¿Y usted no hace el partido de su vida cada vez que juega en La Rosaleda?
-Lo intento dejarlo todo en el campo, aunque el resultado siempre el que uno quiere. Pero quiero aprovechar cada oportunidad.
-¿Qué significa para usted jugar en este estadio? Ha sido hasta recogepelotas...
-La verdad que ahora mismo no asimilo del todo donde estoy y lo que estoy haciendo, que es jugar en el club que siempre he querido. Todavía no me he parado a pesar, ni con mi familia ni nada, pero creo que estoy viviendo un sueño que tenía desde pequeño. Estoy contento de cómo están saliendo las cosas, estoy teniendo minutos y siendo importante. Cada vez que salto a jugar a La Rosaleda es un privilegio. Es una sensación que no sé explicar mejor con palabras. Cuando estoy en el campo y veo a mi familia sentada en la grada apoyándome, y mi padre siempre con su cara de felicidad, pues esto no está pagado con nada.
-¿Recuerda la primera vez? ¿Alguna vivencia especial?
-Recuerdo mi época como recogepelotas. Yo siempre me apuntaba y me gustaba mucho. Una vez de recogepelotas el Málaga iba empatando en un partido, se quedó un balón dentro del campo y no sabía qué era lo mejor para el equipo. Desde la grada unos me decían que saltase, otros que no, y al final fui a cogerlo y la gente empezó a aplaudirme. Siendo pequeño me impresionó y se me ha quedado.
-¿Y cómo es ahora siendo un protagonista?
-Se nota cuando eres jugador del primer equipo. La gente te reconoce mucho más y a veces se me queda mirando, sin decir nada, y puede ser un poco incómodo. Pero a mí me gusta que me reconozcan y me pidan fotos. Me reconforta.
-¿Le gusta lo que está viviendo?
-Sí, se dejan de lado muchas cosas, pero es lo que quiero y no me importa.
-Ya ha marcado su primer gol con el Málaga, pero ha sido fuera y no lo celebró por respeto a la afición del Mérida. ¿Se imagina hacerlo en La Rosaleda?
-Sabía que iba a marcar en Mérida, no sé por qué. No lo celebre porque allí me acogieron muy bien. Lo de hacer gol en La Rosaleda lo he pensado muchas veces. En cómo sería y cómo lo celebraría. Prefiero dejar que fluya y cuando llegue celebrarlo con euforia, a ver qué me sale en ese momento. Espero que llegue pronto. El gol me da igual como sea.
-¿Cómo se siente de involucrado con el nuevo proyecto del Málaga y su apuesta por la cantera?
-El director deportivo, Loren, nos ha transmitido a los canteranos que somos una parte muy importante del proyecto y que puede girar en torno a nosotros. Que si trabajamos bien podemos llegar a rendir mucho en el verde, que es el que no engaña.
-Esa última frase 'el verde no engaña' es de Pellicer.
-Sí, mítica, tiene muchas más.
-¿Puede decir alguna más de él?
-'Esto no es un juego de niños' lo dice mucho, porque somos muchos jóvenes.
-¿Están en sintonía con el entrenador? Hay que estarlo para encajar la sustitución suya y de Kevin en Mérida al descanso después de hacer entre los dos el gol de la victoria...
-Es verdad que al jugador le jode salir en el descanso porque parece que tienes la culpa de algo, pero Pellicer lo que quiere es ganar. Quería mantener el partido, que no se volviese loco, y los sacrificados fuimos nosotros.
-Esta semana han renovado Carlos López, Murillo, Moussa, Dani Lorenzo y Haitam. ¿Para cuándo su ampliación?
-Espero que pronto. Están hablando entre el club y mi agente, y creo que se llegará a un acuerdo tarde o temprano. No tengo prisa y el Málaga tampoco. Hay tranquilidad.
-Sobre su temporada, ¿qué cree que tiene que mejorar?
-Creo que me falta mejorar mucho cara a portería. Es la faceta que más tengo que perfeccionar, la de llegar al área contraria y decidir bien en el último pase. Pienso que aporto al equipo, pero tengo que dar más en ese sentido. Pellicer me lo recuerda, sobre todo Manolo (Sánchez, el segundo).
-¿Se visualiza consiguiendo el ascenso?
-Sí, no sé si de forma directa, aunque estaremos peleándolo. El equipo tiene ambición, ganas y cada semana trabajamos más todavía. En un vestuario se ve. Es cierto que arrastramos lo que ha pasado en los últimos años malos y es normal que la gente esté frustrada, pero los que estamos en el equipo estamos ilusionados con el reto de devolver al Málaga donde se merece.
-¿Ha hecho alguna promesa?
-No, pero está claro que se ascendemos se celebra por todo lo alto. Menos raparme haría lo que sea.
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