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Mientras Blanco corría a festejar su segundo gol con el masajista Marcelino Torrontegui –algún vaticinio del asturiano habría de por medio–, todos sus compañeros se dirigían a Koné. El marfileño aprovechó su primera oportunidad como titular (Copa al margen) para subirse al carro con dos ... centros de oro en los que el argentino no perdonó en sendos remates como mandan los cánones.
Se acaban los elogios para Blanco, ese argentino de monosílabos que entiende el fútbol de maravilla y hace rememorar en varias facetas a Santa Cruz –'copyright' de Antonio Martín Navarrete–, ese 'nueve' que en el 99,99 por ciento de los minutos no ejerce como tal y que en el 0,01 por ciento, cuando le toca aparecer en la zona de remate, fulmina al rival.
Blanco ya acumula media docena de goles, pero, como es jugador de equipo –ya lo advirtió en su presentación como malaguista–, habla muy poco en primera persona. Le gustan poco los elogios, de ahí que en el vestuario sea un jugador tan apreciado. A los 32 segundos resolvió el partido –porque, no nos engañemos, el Málaga de Muñiz maneja el 1-0 como casi ningún otro equipo– y lo hizo con un remate más contundente que colocado, para 'hundir' al portero. Y al minuto y poco de la reanudación golpeó con sutileza con el interior, con la fuerza justa para dirigir el balón mansamente al otro palo. Segundos antes, el guardameta Juan Carlos había repelido el disparo del argentino desde la frontal.
Ambas acciones fueron calcadas, con sendos servicios de Koné desde las bandas (primero desde la izquierda y después desde la derecha), pero también con sendas aperturas a los flancos de los teóricos extremos. Dani Pacheco y Juanpi son más futbolistas de toque que de velocidad y lo demostraron con creces en las acciones de los goles, apareciendo 'por dentro' para atraer la atención del contrario y desarmar a la cobertura.
La aparición del marfileño es otra grata noticia para Muñiz, aunque ya se sabe que el asturiano reitera hasta la saciedad que todos sus jugadores están preparados para ser utilizados en cualquier momento. Era una oportunidad extraordinaria para ver si Koné reunía la confianza y la chispa necesarias para olvidar sus dudas de los últimos tiempos y para sumar, y no defraudó. Junto a sus dos pases de gol, brilló especialmente en los giros, pero también fue un elemento indispensable para desahogar el juego y encontrar salida ante la posesión del Numancia. Si los rivales respetaban al Málaga con la pareja Harper-Blanco, ahora también asumen que Koné es otra pieza a vigilar muy de cerca. Otro futbolista con pinta de 'rehabilitado'...
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