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El 'fenómeno Kevin' en el Málaga se puede explicar como una de esas espectaculares explosiones controladas donde cada gramo de dinamita está calculado al máximo, aunque en esta ocasión sirva para conseguir el efecto totalmente contrario. En vez de convertir una mole de hormigón en ... polvo, los cálculos han perseguido siempre el objetivo de construir una sólida transición desde la trastienda al escenario principal que salve los diferentes riesgos o margen de error a los que se expone un joven con sus condiciones y sus características en el camino hacia un futuro prometedor. Material sensible.
Lejos de lo que pueda parecer, la irrupción del canterano malagueño en el conjunto blanquiazul no es ninguna casualidad. En el club ya se barruntaba que existía una alta probabilidad de que, en caso de llegar su salto a la primera plana, este sería de la forma en la que se ha dado. Con un gran impacto y causando aún mejor sensación entre los aficionados. Sólo hay que recordar las imágenes del último partido en La Rosaleda, donde los aficionados esperaban expectantes que el extremo se hiciese con el balón para que pudiera inventar una nueva jugada sorprendente. De nuevo, la realidad ha superado a lo imaginable.
No cabe duda de que es uno de los principales reclamos del equipo en este inicio de Liga, donde ha sido titular en todos los partidos disputados hasta el momento. Un total de cuatro encuentros (Mirandés, Ibiza, Alcorcón y Almería) con los que ha sumado ya 255 minutos a un alto rendimiento. Está superando todas las expectativas que se habían previsto con él, aunque desde la dirección deportiva blanquiazul ya visualizaban algo parecido. De ahí que en su última renovación, firmada el pasado mes de marzo y con la que amplió su vínculo hasta 2023, se contempló una cláusula de blindaje automática que permitiera reaccionar casi de inmediato al impacto de un fulgurante debut en la élite parecido al que está firmando.
Esto quiere decir que con el joven atacante de 20 años se negociaron una condiciones especiales porque lo habitual en este tipo de contratos con canteranos es que el número de partidos para renovar e incluso ganarse el derecho de tener ficha de profesional cara al curso que viene es mayor, en torno a los 15 o 20 encuentros con la primera plantilla. Las fuentes consultadas afirman que el acuerdo que se alcanzó con Kevin y su entorno contempla menos encuentros para ser blindado ante posibles intereses de otros clubes.
Cabe precisar en este punto que para esta medida extendida en el mundo del fútbol y clave ahora para el futuro reciente de Kevin, se computan sólo los partidos donde los jugadores jueguen al menos 45 minutos, algo que está cumpliendo con creces el criado en el Llano de la Trinidad en la capital malagueña. Jugó 67 minutos ante el Mirandés, 62 en Ibiza, 80 frente al Alcorcón y 45 contra el Almería, donde estaba siendo el mejor pero fue sustituido por prevención porque tenía amarilla y existía el riesgo de que fuera expulsado.
Los rivales, como ya destacó este medio recientemente, le buscan por su gran creatividad e intentan sacarle del partido, y el pasado sábado se vio al límite de intensidad en su duelo con los zagueros del Almería. Controlar todas estas variantes es el camino que se marcan tanto el jugador como el cuerpo técnico para seguir puliendo su talento, aunque no parte desde cero porque hace ya unos años que Kevin cambió su mentalidad para apostarlo todo para llegar a ser futbolista y no desaprovechar sus excelentes condiciones. Es el reto que se fijaron también en el club hace ya varios años cuando dieron vía libre a su vuelta a la cantera, ya como juvenil, después de una controvertida salida relacionada con su actitud, no con sus aptitudes, en temporadas anteriores.
Tras un negativo paso por el Sevilla recobró sus ganas de fútbol de nuevo en el otro club de su vida, el 26 de Febrero, hasta reengancharse al Málaga jugando en la División de Honor juvenil en el San Félix con unas condiciones económicas casi de jugador infantil. Debía reconsquistar también al club desde cero. Desde ese momento, Kevin no ha parado de crecer y confirmar su crecimiento. Con comprensibles altibajos, pero con pasos firmes hacia adelante.
Eso le llevó a alcanzar su primer año sénior la temporada pasada en un momento ideal. Los entrenadores del segundo equipo malaguista, Funes y Bravo, cuidaron de cerca al extremo y le dieron galones en el Atlético Malagueño, donde dejó actuaciones sobresalientes. Con ese rendimiento, Kevin esperaba poder debutar con el primer equipo ya el curso pasado con Pellicer, tal y como lo estaban haciendo muchos de sus compañeros en el filial, pero desde el club prefirieron contener su salto.
Le pidieron paciencia y meditación, una decisión que a toro pasado se considera clave para que durante la pretemporada de este verano lo haya dejado todo esfornzándose al máximo para conquistar a José Alberto, el entrenador entrante y para el que ha convertido en ojito derecho. A partir de ahí, la historia ya es más conocida y su nombre es cada vez más conocido para el gran público mientras el Málaga se asegura su rendimiento inmediato. Aunque de seguir esta línea de crecimiento no bastará una simple cláusula de renovación automática...
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