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El partido de este sábado, Burgos-Málaga, enfrentará a un padre y su hijo durante 90 minutos. Julián Calero, entrenador del conjunto castellano-leonés, e Iván Calero, lateral derecho del Málaga, se verán las caras en frentes diferentes en El Plantío. No es la primera vez que coinciden de esta guisa (lo hicieron uno siendo entrenador del Alcorcón B y el otro como canterano del Atlético), pero sí lo es en un encuentro profesional de Segunda.
El padre, técnico del Burgos, atiende a SUR para contar sus sensaciones al recibir a su hijo en el equipo rival. Deja claro que en los días previos está prohibido hablar de fútbol entre ellos, por lo que este partido lo juegan durante toda la semana. «Es curioso, no sé si se ha dado alguna otra vez en Segunda. Es algo bastante extraño y nos ha tocado a nosotros. Al menos podré verle, que lo hago muy poco porque estamos muy lejos», bromea el mayor de los Calero.
«Estoy encantado de que venga. Tenemos una relación fantástica más allá de ser padre e hijo. Hemos estado muy unidos con el fútbol y hemos ido siempre juntos a muchos campos de fútbol a ver partidos. Hemos tenido muchas horas de conversaciones sobre el fútbol y últimamente me había convertido en su analista», pone en situación Julián Calero en una atención telefónica con este periódico.
Aunque durante estos días no habrá indicaciones hasta que pase el encuentro. «Tenemos un gran respeto por cada uno de los equipos. Esta semana no estamos hablando de fútbol por un código ético no escrito en el que creemos que hay que moverse. Así que yo no le cuento nada del Burgos, y él nada del Málaga», explica.
De entrenador a entrenador, el preparador del Burgos le manda un mensaje claro a su homónimo en el Málaga. «Ya le digo yo a José Alberto que puede estar muy tranquilo porque nosotros manejamos unos códigos éticos en la familia y este no nos lo vamos a saltar. Los dos defendemos nuestro escudo con toda la pasión y entrega del mundo. A él le paga el Málaga y defiende a su gente igual que yo defiendo a los míos. Ahí tenemos que respetarnos al máximo. Jamás le pediría un detalle», reitera antes de contar una anécdota reciente.
«Hablamos al mediodía (por ayer) sobre un tema personal y ni siquiera me dijo que se había lesionado Juande, que es una cosa pública. Me enteré después, cuando colgué, por la prensa», evidencia el entrenador del Burgos, en el mejor momento de su carrera como primer técnico. Fue el artífice del histórico regreso al profesionalismo veinte años después. Antes estuvo en el cuerpo técnico de Míchel en el Rayo, Lopetegui en el Oporto y de Fernando Hierro en el Oviedo y la selección española.
Como primer técnico se curtió en el juvenil del Real Madrid, el primer equipo del Parla, el Volga Nizhny Novgorod ruso, el Alcorcón B y Navalcarnero, antes de llegar a El Plantío. Experiencias de las que bebe también el malaguista Calero, que sabe escuchar a su padre. «Le intento ayudar. Sobre todo cuando tuvo el cambio tan drástico de demarcación (de extremo a lateral). Y últimamente también cuando ha salido de la lesión. Aunque él puede solo porque es un gran profesional, estoy orgulloso de él y pronto recuperará su sitio tras la lesión», resuelve Calero sacando su lado más paternal.
Recuerda cómo fue el fichaje de su hijo por el Málaga, donde estuvo recomendado por sus amigos exmalaguista Míchel y Fernando Hierro. «Ambos nos recomendaron el Málaga. Dijeron que es un sitio fantástico para crecer y que La Rosaleda es algo único. Estaban seguros de que podía crecer mucho ahí. Yo no lo conocía de primera mano y ellos sí, y estaban de acuerdo en que era un sitio maravilloso para disfrutar del fútbol. Pero, aunque tuvo varias opiniones, el que tomó la decisión fue únicamente suya. Es importante eso porque al final lo mejor es hacer lo que prefieres», reflexiona.
Se despide hablando del tiempo. Esta semana han sido llamativas las copiosas nevadas que han llegado a Burgos y han cubierto el césped donde se jugará el encuentro el sábado. «Se prevé una nevada para el domingo, pero no para mañana. Sobre el césped, es totalmente nuevo y hay una máquina reciente de infrarrojos para evitar las heladas. Más allá de que pueda estar más o menos duro, no creo que vaya a ser ningún inconveniente», concluye.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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