Los cinco jugadores indiscutibles de Sergio Pellicer

Si hay un pretoriano en la guardia de Pellicer ese es Alfonso Herrero. Aunque Carlos López ha rendido a un excelente nivel en la Copa del Rey, sin acusar la falta de ritmo competitivo, lo cierto es que Herrero lo ha jugado todo en la Liga. Lleva un promedio de menos de un tanto recibido por choque (19 en 23) y ha visto sólo dos veces la amarilla, de forma que si lo respetan las lesiones podría llegar a acabar la campaña inamovible en la portería, habiendo rescatado ya puntos con más de una parada salvadora y contándose con los dedos de una mano los tantos encajados que se le pueden achacar a errores suyos.

El segundo indiscutible es Gabilondo, hasta el punto de que, aunque el club fichó a Puga en el mercado invernal para hacerle más competencia en el lateral derecho, dando la baja a Bilal, aún no se ha estrenado el granadino. Gabilondo está entre los mejores de la categoría en ataque, con numerosas apariciones en el campo contrario en el curso de los partidos, pero su punto más débil es el defensivo. La regularidad de Gabilondo es tal que ha participado en todos los partidos, siendo titular siempre, y se quedó sin completar sólo tres de ellos, ante el Castilla, el Sanluqueño y, el pasado domingo, en Melilla, pero siempre periodos muy cortos, de forma que ha jugado 2.050 minutos del máximo de 2.070 posibles.

El tercero de los fijos para Pellicer, siempre que está disponible, es el portugués Nelson Monte, un fichaje que ha sorprendido muy gratamente al técnico castellonense, que alaba su actitud en los entrenamientos y la implicación que tuvo para recuperarse de una luxación clavicular sufrida en Murcia.

Eso le llevó a perderse sólo cuatro partidos, ante el Sanluqueño, Mérida, Algeciras e Intercity, por un problema que a priori parecía de más entidad, y dos jornadas después causó baja ante el Castellón al cumplir el primer ciclo de amonestaciones. Por lo demás, en el resto de partidos, dieciocho, fue titular en todos menos en uno, el del arranque del campeonato, al ser aún un recién llegado.

Las dudas se han suscitado muy especialmente en el eje de la zaga en los últimos meses. Pellicer no ha dado continuidad a Galilea. Tampoco la ha tenido, Juande, de nuevo lastrado por las lesiones, y los jóvenes Moussa y Murillo no han llegado a consolidarse. Tampoco Víctor García, con más incidencia en pases de gol que Dani Sánchez, le ha desbancado en el lateral izquierdo.

De la misma forma, no ha habido continuidad entre los medios centro, con apuestas por un 'pivote' y dos interiores o, en otras ocasiones, dos jugadores más defensivos por delante de la zaga y un medio punta. Genaro, por el que el club apostó como pieza clave de su proyecto, ha sido el único fijo. Baja ante el Sanluqueño por acumulación de amonestaciones, se perdió después los duelos ante el Intercity, Ceuta y Castellón por la sanción de cuatro partidos (cumplió otro en la Copa) que le acarreó su expulsión en el descanso del duelo ante el Algeciras, en una supuesta agresión en el túnel de vestuarios a un rival, y sólo dejó de ser titular tres veces estando disponible, en Granada, a la vuelta de la sanción (jugó todo el segundo tiempo) y y en un tramo de dos partidos (contra Recreativo y Melilla), en las jornadas séptima y octava, en las que también jugó los minutos finales. Sangalli y Juanpe han tenido muchos problemas físicos, y Manu Molina ha ido de menos a más. Tampoco ha sido indiscutible Dani Lorenzo, que se ha movido en varias posiciones.

Aunque Larrubia y Kevin comenzaron como indiscutibles en los costados, ha quedado claro en las últimas semanas que han perdido mucha de esa confianza, marcada también por el rendimiento de ambos, de forma que en el ataque, también con una grave lesión de Haitam y muchos días de baja de Juan Hernández, el único indiscutible es Roberto, el máximo artillero (diez dianas). Sólo no fue titular ante el Melilla en La Rosaleda (actuó Loren Zúñiga), pero jugó 23 minutos, y le sustituyeron en doce encuentros (desde la hora de partido siempre). Pese a su desgaste en el campo, el calendario, liviano, permite siempre tenerlo de salida.