Suele ocurrir que este Málaga te machaca las ilusiones cuando menos te lo esperas. No perdió en Algeciras, pero tenía que ganar y no lo hizo. Un triste empate ante un rival que se contentaba con ese punto, pero que no le servía al equipo ... de Pellicer, que, sorprendentemente, tuvo lo que se suele llamar 'ataque de entrenador' y se decidió por una alineación muy conservadora, o mejor dicho, un sistema defensivo dejando de forma sorprendente a Dani Lorenzo en el banquillo cuando en los últimos tiempos ha sido uno de los referentes del 'revival' blanquiazul. ¿Motivos? Hombre, salvo que no se confíe en el técnico, lo normal es pensar que habría algún problema, pero los 30 minutos en los que el referido jugador estuvo sobre el terreno de juego no aparentó tal cosa, ni mucho menos.

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En fin, que un Málaga 'a verlas venir' no fue capaz de enseñar las garras, y así se fueron los tres puntos al garete. El Málaga no tiene una buena plantilla porque sus responsables no han sabido conformarla o no han querido... Aquí, como con Pellicer, quedan las dudas. Faltan referencias en ataque, y en Algeciras, donde la afición 'goleó' a su rival, valga el símil, echamos de menos elementos capaces de cambiar la dinámica de un partido espeso como el de El Mirador. El problema malaguista es que tiene que ganar sí o sí, que la diferencia de puntos con los de arriba es tristemente grande como para obligarse a sumar de tres en tres, y lo demás no vale, porque además hay que rezar para que tres equipos ( tres, ni más ni menos) tropiecen, y eso es mucha tela.

En Algeciras hicimos un mal partido donde en ningún momento pareció que la victoria podía llegar a nuestras manos, sin apenas acciones de peligro ante la meta gaditana; es más las principales ocasiones fueron de los locales, especialmente en el comienzo de una segunda parte en la que los malagueños estuvieron con la brújula perdida, con dos o tres despistes de balones a la espalda de la zaga. La 'yenka' reapareció en el Málaga: pasito adelante, pasito detrás, un, dos, tres... O sea otro jarro de agua fría. Mala cosa.

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