Jozabed protege la pelota en el partido frente al Fuenlabrada. SALVADOR SALAS

Jozabed coge la batuta del Málaga

El sevillano respondió a la exigencia del entrenador para que los centrocampistas dieran un paso adelante tras la lesión de Luis Muñoz y se le vio disfrutar en el campo con más libertad

Martes, 5 de octubre 2021, 00:42

Los ecos de La Rosaleda ya se habían apagado. Apenas quedaban a la vista operarios del club. Si acaso, tres o cuatro periodistas para completar ... la tarea. Media hora después del pitido final, en el césped, aún sin cambiar y con la equipación blanquiazul intacta (botas incluidas), Jozabed vivía la segunda parte de su tarde de disfrute. Acompañado de su pareja, veía a sus dos pequeños corretear en el terreno de juego, junto a la zona del cuarto árbitro, mientras ellos trataban de hacerse con una pelota a la que por edad les costaba llegar. Allí, sin prisa, parecía casi abstraído después de haber completado probablemente su mejor partido en Martiricos y de haber cogido la batuta, de haber dado ese paso adelante que reclamó el viernes el entrenador, José Alberto, a todos los centrocampistas tras la grave lesión de Luis Muñoz.

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Hace menos de un año Jozabed y el entonces entrenador, Sergio Pellicer, tuvieron un cara a cara del que ambos salieron muy reforzados. El ex lateral derecho no estaba contento con la aportación del sevillano y no dudó en 'apretarle las tuercas'. Espetó frases contundentes en busca de la necesaria reacción en un futbolista cuyo estado de ánimo estaba por los suelos cuando decidió apostar por el proyecto del Málaga. Desde luego, el centrocampista había tenido en verano mejores opciones desde el punto de vista económico, pero en el seno del club confiaban ciegamente en que daría el sí porque los informes hablaban sobre todo de la «sensatez» del futbolista de Mairena del Alcor. Por encima de todo, este necesitaba reencontrarse tras enlazar varias decepciones y asumió que en La Rosaleda, cerca también de casa, podía volver a disfrutar...

La mejor versión

Pellicer, asfixiado por la falta de efectivos, apeló en la referida conversación a la necesidad de que Jozabed se erigiera en un futbolista imprescindible para no dar un paso atrás que podría ser definitivo en el fin de su trayectoria. El jugador, por su parte, expuso con claridad al entrenador cómo y, sobre todo, dónde podía ejercer el rol que le exigía. No mucho después, el técnico dio cierta libertad al sevillano en un nuevo sistema (el 4-1-4-1) y así llegó la mejor versión de uno de los fichajes más relevantes, quizá el que debía ser diferencial. Al fin el centrocampista encontró la felicidad y recuperó la confianza, de ahí que al final de la primavera tranquilizara a los dirigentes malaguistas. A corto plazo únicamente contemplaba seguir de blanquiazul y les aseguró que alcanzaría sin dificultades un acuerdo para salir del Celta. Dicho y hecho.

Los primeros pasos esta temporada no fueron esperanzadores para Jozabed. José Alberto apuesta por una pareja de centrocampistas y, tal como le sucedió a Pellicer, a Jozabed se le ha visto algo desorientado. No se trataba sólo de una cuestión física –pese a que faltó en los tres primeros partidos por lesión–, porque bajo la apariencia de 'futbolista diésel' el sevillano tiene recorrido. Pero él necesita más libertad para moverse en la media punta, para dar el último pase o una apertura a la banda, para merodear el área con la intención de buscar el remate con llegada desde la segunda línea.

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Su apuesta por el Málaga siempre ha sido firme: cuando fichó tras rechazar mejores ofertas y al final de la primavera

Ante la Ponferradina se le vio totalmente desbordado en la medular (igual que a Escassi) y las expectativas en Gijón eran totalmente diferentes dado que podía actuar más suelto, y no en el corazón del equipo, donde regresaba la pareja Escassi-Luis Muñoz. La pronta expulsión del primero de estos obligó al sevillano a retrasar su posición y, sobre todo, a un tremendo sobreesfuerzo que conllevó una tarjeta amarilla y su relevo al descanso.

No obstante, si se analiza la primera parte en El Molinón, Jozabed ya ofreció pinceladas en la salida de la pelota pese a la presión rival y facilitó cierta fluidez para llegar al área contraria. Y ya el domingo, contra el Fuenlabrada, el sevillano confirmó que por él no va a quedar. Se requería coger la batuta y lo hizo con absoluta convicción. Su claridad de ideas desatascó al equipo en ataque y permitió retomar el mando del partido. Después, en la reanudación, José Alberto entendió que había llegado el momento de retrasarlo para aportar interpretación al juego en fase defensiva. En una u otra función Jozabed disfrutó. Luego llegaría la segunda parte, con sus niños y su pareja en el césped. Media hora después y aún vestido de corto.

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