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Porque no pasó por la cantera del Málaga antes de firmar en la cantera del Atlético de Madrid, el nombre de Joaquín Muñoz no ... era muy conocido por la afición malaguista cuando se anunció su llegada como la guinda del equipo que preparó Manolo Gaspar allá por el comienzo de octubre, y que está dando frutos por encima de lo esperado. El joven malagueño llegó cedido por el Huesca y fue una incógnita para muchos durante unos meses, en los que estuvo sin poder jugar por una lesión.
Joaquín no debutó de blanquiazul hasta la jornada 12, hace apenas dos semanas, y ya ha conseguido hacer sonar su nombre entre los seguidores por su inconfundible manera de jugar. Incisiva y atrevida. Alegre y efectiva. A sus 21 años tiene muy claro el tipo de fútbol que sabe jugar y sólo vislumbra tiempo y espacio para demostrar su valor. Ese que el Huesca supo captar cuando le fichó la temporada pasada por cuatro campañas procedente del Atlético de Madrid, donde era clave en el filial y llegó a debutar con el primer equipo que dirige Diego Simeone, y quien aún cuenta con una opción de recompra.
Aunque primero por su juventud, y luego porque el Huesca pensó que no tendría hueco en Primera, estuvo cedido el curso anterior en el Mirandés y el actual, en el Málaga, un lugar donde añoraba estar y por lo que luchó hasta el final. De hecho, su fichaje se cerró minutos antes de la conclusión del mercado. Un sufrimiento que tuvo sabor dulce y que magnifica la sensación de haberse decidido por una apuesta ganadora.
Aún tiene que dar continuidad a su rendimiento, ya que sólo ha jugado dos encuentros como titular y todavía no han completado ninguno (en total son cinco partidos, de ellos tres como suplente, para una suma de 217 minutos). Pero sus actuaciones desde el inicio en Girona y, sobre todo, en Fuenlabrada, han sido suficientes para reconocer a un jugador diferente y con potencial para ser imprescindible como su nuevo mejor aliado, Rahmani, que es el ejemplo a seguir en cuanto a rendimiento en la actual plantilla.
Él mismo se define como un extremo clásico, de los que buscan continuamente el uno contra uno y crear peligro en ataque. Y es lo que ha logrado demostrar en este breve periodo de competición. Características que se resumen en el primer gol del Málaga ante el Fuenlabrada el pasado martes, cuando dirigió un ataque vertiginoso y logró despistar al defensa para acomodarse el balón hacia su pierna menos buena, la izquierda, y poner un centro preciso y tenso para el remate y gol de Rahmani.
En esa jugada también se apreció su capacidad para controlar el avance en ataque, ya que los defensas, como ocurre con este tipo de jugadores, suelen aguantar más que entrar a robar el balón por temor a sufrir un regate letal, y eso presenta una alternativa más y muy interesante para el ataque malaguista. Una grata sorpresa para el equipo y la afición, que ha podido reconocer un jugador con mucha hambre por querer exponer sus cualidades y que se encuentra en crecimiento y cumpliendo objetivos.
Un rendimiento soñado para el propio Joaquín, criado en la barriada de Miraflores, que tantos años después ha podido volver a vivir en su tierra y ser partícipe de los buenos resultados que han generado que el Málaga sea actualmente un entorno feliz y propio para dar un salto en su carrera deportiva.
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