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Han cambiado mucho las cosas en el Málaga desde el pasado 1 de diciembre de 2018, cuando el Granada visitó por última vez La Rosaleda para un partido de Liga en Segunda. El equipo rojiblanco, que esa campaña acabó ascendiendo de forma directa, se llevó la victoria con un gol de Montoro. El Málaga, entrenado por Juan Ramón Muñiz, luchaba por volver a Primera tras su reciente descenso y veía cómo caía en la clasificación después de un inicio inmaculado.
Para reforzar su apoyo hacia el equipo, el entonces presidente, Abdullah Al-Thani, visitó al vestuario y acudió al estadio in situ. Recibió con amabilidad al dueño del Granada, el chino Jiang Lizhang, y pudo ver el partido sin sobresaltos. Si bien en los meses anteriores, donde se confirmó el descenso de categoría, la afición pedía la dimisión y salida del jeque, en esa visita -la última-, Al-Thani pasó inadvertido, tal y como se registró en su día en este periódico.
Era difícil acertar que aquella sería la última vez que el jeque, ahora apartado del club e investigado por delitos graves, iba a presidir un partido en La Rosaleda. Desde entonces, el catarí no ha vuelto al campo de Martiricos. Tras el frustrado ascenso se precipitaron los problemas de la entidad, que han acabado con una administración judicial como gestora del club mientras se resuelve en los juzgados quién será el nuevo mandatario.
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