Quizás a día de hoy sea el vecino más ilustre de El Garrobo, esa pequeña y casi desconocida localidad sevillana (apenas 700 habitantes) que es un nudo en la autovía para tomar el desvío hacia la sierra onubense. Javier Medina es, a sus 29 años, ... el entrenador más joven de las tres primeras categorías. A los directores deportivos del Antequera, Alberto Aguilar y Álvaro Silva, no les tembló el pulso para apostar por él, por el ayudante de Abel Segovia, el técnico del ascenso a Primera RFEF, que dio un paso a un lado y no llegó a un acuerdo para seguir.
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Su puesto lo ocupó un joven que devoraba fútbol desde la niñez y que se apunta a una tendencia que será cada vez más habitual en los próximos años en los banquillos: estudiosos de este deporte que no lo han practicado a nivel profesional ni en escalones más bajos. Porque Medina sólo jugó de niño, y ya conocía la Primera RFEF también como segundo, en el Betis B, con el que descendió.
Para llegar hasta ahí veía muchos partidos, escribía un blog y en una página web, publicaba análisis del juego en redes sociales y trataba de introducirse en el mundillo, siempre fiel a la filosofía 'cruyffista', la del técnico que más le ha influido: «Siempre dijo que la vida y el fútbol es para disfrutarlo. Yo nunca le voy a decir a un jugador que para ganar un partido tiene que sufrir. El sufrimiento llega solo y hay que afrontarlo, pero no se puede salir así a jugar. Lo que se hace sufriendo no puede salir bien».
Medina convence con su discurso y su propuesta. En el vestuario, un bloque muy joven y con hambre, no es que haya muchos jugadores mayores que él (el lesionado Lanzini, el recién llegado Kameni y el ariete Solano), pero a todos les convence con su coherencia. No hay otra forma de llegar a ellos y ganárselos. Fue célebre su charla después del 0-3 en Sanlúcar, en el primer triunfo en su carrera, allá por la quinta jornada. «Habéis salido a mostrar identidad. Mucha gente en las malas se cambia o abandona, y habéis sido vosotros mismos. No me voy a olvidar nunca de este partido», les dijo emocionado.
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Y es que Medina no es resultadista ni pretende que sus equipos se encierren atrás y salgan al contragolpe explotado fallos del rival o acciones a balón parado. No es esa su visión del fútbol. «Si quieres conseguir algo en la vida hay que ir a por ello, a buscarlo. Eso le trato de transmitir a los jugadores en el campo. Ser protagonistas de lo que está pasando. Si luego espero a que sucedan las cosas y pierdo me siento con cargo de conciencia por no haber hecho lo que está en mi mano», afirmó en una entrevista a este medio.
El Antequera, tras las dos derrotas iniciales, que pudieron generar dudas y desconfianza en la apuesta por un entrenador tan inexperto, no ha vuelto a perder (siete jornadas ya) y se ha situado quinto, en zona de 'play-off'. Su trabajo conjuga táctica y psicología. Las dos tienen su peso. Le encanta leer sobre libros sobre liderazgo para manejar el nivel de confianza y de estrés de sus jugadores, en situaciones de triunfo y derrotas.
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Su Antequera, que quiere ser protagonista con el balón y jugar cerca de la portería rival, en la medida de lo posible (porque su plantilla es de las más baratas del grupo, casi sin referentes con experiencia en categorías superiores), trata de jugar bien al fútbol, algo que para Medina consiste en «que los jugadores aprendan a tomar decisiones según la oposición que nos va planteando el contrario. Dominar todas las situaciones del juego. Intentar atacar bien y defender bien, como bloque y si, encima, a la gente le gusta...».
Marcelo Bielsa es otro de los entrenadores que ha marcado tendencia, con su filosofía de seguimientos de los jugadores uno a uno en los partidos, no poner reparos a anunciar la alineación antes de los partidos o su discurso de una elevada carga filosófica e intelectual. Otro estudioso del fútbol de una personalidad muy peculiar y reconocible. Al frente ahora de la selección uruguaya, pero ex del Athletic, el Espanyol o el Leeds United, creó tendencia en otra de sus etapas más recordadas, en el Olympique de Marsella, al ver los partidos sentado en una nevera portátil. Luego, los hinchas del popular 'OM' agotaron estas neveras en las tiendas oficiales del club.
Como se puede comprobar en la imagen, el entrenador del Antequera ha seguido en alguna ocasión (no es lo habitual) esta costumbre, que también imitó el alemán Thomas Tuchel. A muchos técnicos les gusta agacharse y situarse en cuclillas, porque tienen así una mejor perspectiva del juego, y la nevera es una solución intermedia y, quizás, más cómoda.
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