Iván posa para un entrevista con SUR en el estadio Ciudad de Málaga. GERMÁN POZO. ARCHIVO

Iván, como epílogo nueve años después

Análisis ·

El 7 de agosto de 2011 el Málaga de Al-Thani volvía a tener dos internacionales con España, lo que no sucedía desde 1973. Ahora debe dejar ir a un canterano al no poder inscribirlo

Domingo, 9 de agosto 2020, 01:11

Muchos aficionados se rasgan las vestiduras en las últimas horas por la forma en que un canterano, Iván, se marcha con la carta de libertad a la Ponferradina. El Málaga tenía como plazo hasta ayer para garantizarle al lateral derecho alamedense su inscripción ante LaLiga ... y, ante la imposibilidad de hacerlo, tuvo que renunciar a sus servicios y a sus derechos federativos. Acontecimientos judiciales al margen, no cabe duda de que se trata del epílogo al desmoronamiento del Málaga de Abdullah Al-Thani nueve años después de que el club comenzara a hacerse un hueco en la élite nacional por primera vez en su historia.

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Desgraciadamente para el aficionado blanquiazul el 7 de agosto supone el comienzo y el final de un proyecto. Porque ese mismo día, en 2011, el Málaga pasaba de ser un equipo de la zona media-baja a codearse con los más grandes. Aquel verano acaparó toda la atención del mercado con sonados fichajes. Van Nistelrooy fue el imán que atrajo a diversos futbolistas de renombre (como Toulalan, Joaquín y, sobre todo, Cazorla). Y la llegada de este último fue, como vaticinó el desaparecido José Carlos Pérez, «el golpe definitivo para que todos pasen a respetar al Málaga». Y como primera muestra, el 7 de agosto de ese año el club pasaba a aportar dos futbolistas a la selección nacional para el amistoso frente a Italia. A Cazorla, incluido en la lista inicial, se sumó el lateral izquierdo Monreal como sustituto de Sergio Ramos. Hacía 38 años, desde 1973, que el equipo blanquiazul no aportaba más de un futbolista al combinado nacional. Entonces, Migueli, Macías y Deusto fueron citados para el encuentro en La Rosaleda contra Grecia.

Al año, adiós a Cazorla

Aquel faraónico proyecto con pies de barro se derrumbó demasiado pronto. Un año más tarde, en el verano 'preChampions', Al-Thani había dado la callada por respuesta, dejó de invertir y además de su 'número dos', Abdullah Ghubn, nunca más se supo. El presidente mandó a un liquidador (Moayad Shatat), se intentó vender el club al primero que pasó por la puerta, el grueso de la plantilla siguió las directrices de Manuel Pellegrini y apenas hubo denuncias ante la AFE... Y precisamente el 7 de agosto se hacía oficial el traspaso de Cazorla al Arsenal por un montante de 15 millones. «Necesitamos una bombona de oxígeno», fue la lapidaria frase de Vicente Casado, ya en funciones de director general, cuando se reunió con el agente del centrocampista asturiano y con los emisarios del club londinense.

Al final queda reflejado que el 7 de agosto no es una fecha cualquiera en esta 'era Al-Thani' que parece (en principio) condenada a acabar. Porque el mismo día en que los sueños de grandeza desaparecieron por la ventaja a toda prisa de Cazorla también se ha vivido la peor de las situaciones: regalar a un canterano ante la imposibilidad de inscribirlo. Esa es la cruel y la cruda realidad a la que, como sucedió con la 'doble D' (Darío Silva y Dely Valdés) y sus goles, deben enfrentarse con eficacia la 'doble M', Muñoz (administrador judicial) y Manolo (director deportivo). En sus manos está ahora una especie de milagro de los panes y los peces para que el Málaga quede limpio de hipotecas y a salvo de cualquier riesgo de desaparición. Sí, la obligada renuncia a Iván es el epílogo al paulatino desmoronamiento de aquel proyecto de Al-Thani.

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