Ismael Casas, un 'guerrero' que maneja el arte de crecer

De pequeño le decían que era un 'mini Puyol'. Ismael Casas mostró desde temprano que contaba con facultades propias de su ídolo futbolístico: entrega y garra. A partir de ahí fue creciendo desde su Linares natal. Desde la humildad y el no negociar nunca el trabajo. Algo que le han inculcado desde siempre en su familia. Una familia de 'currantes'. Y su hermano, Luis Casas, que también juega al fútbol, y siempre ha sido, y sigue siendo, una referencia. Mayor que él, de un tiempo a esta parte le ha servido como de una especie de avanzadilla para conocer esto del fútbol. Jugó en la cantera del Real Jaén, llegó incluso a Segunda B, y actualmente es jugador del Begíjar.

Y así creció Ismael Casas, la actual sensación del Málaga, una apuesta exitosa de Pellicer para el lateral derecho, que ha apartado de esa posición a Cifu. Acumula tres titularidades seguidas y parece que, a pesar de estar esta semana concentrado con la Selección Sub-19 en Murcia, llegará a tiempo para jugar también en Las Palmas. Vuelve hoy por la tarde del Pinatar y, si todo va bien, viajará mañana a Gran Canaria (el Málaga juega el viernes a las 21.00 horas).

Y es que este juvenil de último año (cumple 19 años el próximo 7 de marzo) siempre ha sido un alumno aventajado. Desde que llegó al Málaga con 12 años de la mano de Manel Casanova y Arnau, que lo ficharon del C.D. Almidas de Linares, ha competido en categorías superiores a su edad. Primero como central y luego escorándose al lateral derecho. Pero este dato es importante. Fraguó su carácter defensivo desde la zona de defensa central. Ahí empezó jugando en su primer equipo, el Persianas Pacevas, donde estuvo de los 6 a los 8 años. Y en esa posición lo siguió haciendo en el San José CF, otro club de cantera de Linares, donde estuvo de los 8 a los 10 años.

Ya destacaba por su pundonor y alma de guerrero. Sorprende hasta los propios rivales, que a pesar de su físico delgado, sea capaz de verter tanta fuerza en el juego. Que se lo digan a Perea, el jugador del Cádiz, que se llevó un recado a las primeras de cambio en el choque de hace dos semanas en el Carranza. Allí, y en el partido anterior contra el Numancia, se ganó el puesto de indiscutible por su aportación defensiva, clave en el concepto de orden y concentración que reclama Pellicer al equipo.

Esa formación defensiva le ha enriquecido para ser mejor lateral derecho. Y actualmente no le faltan referencias para tener consejos sobre cómo jugar en esa posición. Desde Pellicer, el entrenador, hasta el actual delegado del equipo, Josemi, pasando por el director deportivo, Manolo Gaspar, desarrollaron su carrera en el lateral diestro. Su forma de ser y de preocuparse por toda la cadena de producción que lleva al fútbol (en la previa del partido se le veía cómo conversaba de forma activa, no como un canterano más, con el que es ahora su pareja en la banda derecha, Tete, en el vestuario). Transmite máxima seguridad al cuerpo técnico.

Una confianza de los actuales jefes del vestuario que le ha llegado ahora y que ha sabido esperar (jugó el primer partido en Santander y luego tuvo que esperar casi dos meses para volver a participar en Zaragoza, y de ahí tres meses más para llegar a las tres titularidades seguidas de ahora). Todo el entorno destaca que tiene «la cabeza muy amueblada. Y el saber de qué va esto». Eso mismo es lo que le ha hecho aprender a jugar en la élite y evitar lesiones por no actuar con confianza (tras jugar en Santander y Zaragoza sufrió problemas musculares).

Es un experto en promocionar y tiene el arte de saber crecer. También la fortuna. Uno de sus dones es el de la oportunidad y la ubicuidad. Durante toda su carrera como canterano de fútbol base ha levantado trofeos. Y da igual si era de mayor importancia o menos. Siempre ha sido de los ganadores. Como se puede comprobar en su palmarés con la cantera malaguista o en las categorías inferiores de la selección.

Este efecto también se ha instalado en el primer equipo. Con él en el campo, el Málaga nunca pierde y la media de puntos que se consiguen es de casi tres puntos. Y es que de los cinco partidos que ha jugado este año, el equipo ha ganado cuatro y empatado uno. Se ha ganado estar bien blindado por el club, con el que tiene contrato hasta 2022 y una alta cláusula de rescisión. En el club ya se cuenta con él para el Málaga del futuro.