Injusta expulsión

No me gustó el colegiado Moreno Aragón, demasiado cuadriculado en la dirección y control del juego y muy deficiente con las decisiones adoptadas por la influencia que algunas de ellas tuvieron en el devenir del encuentro. A la injusta expulsión de Lombán se ha de añadir la prolongación de casi un minuto a los cinco de descuento mostrados en el primer periodo y que permitió que se produjera el inocente penalti cometido por Diego González sobre Raba.

Lo positivo: Fue un partido extraño y así serán todos los que se jueguen sin público en este periodo del COVID-19. La ausencia de la presión y la tensión que siempre genera la grada distorsiona la competición. No es fácil destacar algo positivo en el trabajo del árbitro madrileño, pero, por dejar constancia de algo, su condición física. Pero esto, afortunadamente, ya dejó de ser noticia por el nivel que poseen todos los colegiados.

Lo negativo: Se equivocó gravemente en las consultas al videoarbitraje con la expulsión de Lombán cuando ni siquiera hubo infracción y sí una descarada teatralidad de Rafa Mir. Tampoco acertó con el VAR en el penalti por derribo a Tete de Pedro López. No me pareció en directo ni tampoco al ver las repeticiones de las imágenes. Un auténtico despropósito de arbitraje. Tendrá que mejorar para mantenerse de manera cómoda en la categoría con esos criterios deficientes y muy lejanos de las exigencias que demanda el fútbol profesional, salvo que su adscripción al Colegio Madrileño lo evite. Tampoco anduvo bien el asistente Santiago Sacristán en el gol de Ferreiro al indicar fuera de juego y en el que, para concederlo, se requirió de consulta al responsable de la sala VOR, Trujillo Suárez.