«Esto es impagable; cuando te retiras, tener esta oportunidad es grandioso»

Ha sido impagable verles disfrutar así, como niños, volviendo a sentirse como los grandes futbolistas que han sido, los que han marcado a uno una ni dos, si no varias generaciones de malaguistas. Jugadores que han creado escuela. La afición siempre agradece rememorar aquellos momentos en los que el club de su ciudad plantaba cara a los grandes, lograba ascensos, acumulaba victorias en Primera y hasta escuchaba el himno de la Champions en La Rosaleda. El ver pisar de nuevo el verde del estadio a auténticos iconos blanquiazules, despertó de nuevo esa sensación de orgullo de la afición, que en este partido, con este elenco de estrellas, volvieron a recordar las grandezas del club.

Muchos hace tiempo que no se calzaban unos tacos, incluso alguno de los más veteranos tuvo que pedir el cambio antes de tiempo, pero en general, el sentimiento unánime fue el de la ilusión y el orgullo por volver a sentir los colores de la casa, pisar el templo, y sentir el calor de la afición costasoleña, completamente volcada, coreando nombres como los de Willy Caballero, Catanha, Baptista, Camacho, Basti, Roteta, Salva Ballesta y por supuesto, el 'illa illa illa, Movilla Maravilla'. «Es muy bonito volver a jugar en este césped y tengo mucho cariño por la afición y la gente de Málaga. Sin duda, es el mejor vestuario en el que he estado», aseguró ayer otro de los nombres del día, el laureado Ruud Van Nistelrooy, que aunque sólo jugó los últimos minutos, fue una de las principales atracciones.

Su carrera ha pasado a los banquillos y ya ha comentado que le gustaría entrenar en ligas de renombre como la española. ¿Se visualiza en el banquillo del Málaga? «Tengo mucho cariño por este club. Sería bonito, ¿por qué no?».

Quien demostró que aún está en plena forma es Baptista, que comentó: «Volver a Málaga y escuchar a la afición siempre es muy especial, esta fue mi casa durante varios años, tengo unos recuerdos increíbles, como mi chilena». Tanto cariño como el de 'El Mariscal'. Quien hace sólo unos años se despedía del fútbol profesional en el club de su vida, el Málaga, volvió al estadio completamente emocionado: «Málaga es mi casa. Cuando uno se retira se echa mucho de menos, es muy grande el cariño que le tengo a la afición y es muy bonito escuchar a la grada gritando mi nombre», aseguró Weligton. Y aprovechó para lanzar todo su apoyo al primer equipo cara al 'play-off': «Estamos clasificados, estamos vivos, y todos creemos que el Málaga puede ascender. El otro día hablaba con Pellicer y la gente está ilusionada».

Fue uno de los hombres del día, sin duda, santo y seña de la entidad: Salva Ballesta, alma de la fiesta junto a Jesús Gámez en el banquillo y autor del segundo gol malaguista: «Estoy emocionado después de ver a la afición animándote. Para mi, el Málaga lo es todo, es un club que es parte de mi vida personal y profesional», valoró, emocionado. Tanto como el mítico portero malaguista Rafa, que protagonizó una de las grandes estampas del partido al lucir su camiseta del ascenso de hace 25 años: «Esto es impagable, cuando eres jugador no lo valoras, pero tener esa oportunidad ahora, es grandioso».

Cómo disfrutó la grada con ellos, celebrando los goles, las entradas y salidas del campo, los regates, y volcándose con el equipo de leyendas hasta en los penaltis no pitados. La alegría y la ilusión fueron hoy las verdaderas protagonistas: «Es un sentimiento especial, para mi es como volver a casa. Han sido unos años muy buenos en Málaga, siete temporadas», valoró otro de los iconos del club, excapitán y con olor a Champions, Camacho:, que lanzó otro mensaje al primer equipo: «Ojalá ascienda porque como ciudad, afición y club, merece estar ahí. Ves todo el estadio y te da mucha pena la situación, ahora trabajo en campos de fútbol y ver esto es alucinante».

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