Se cumple un año de un chasco deportivo que se acabó clasificando en la hemeroteca como un día histórico para la afición malaguista. La sufridora e incondicional. El Málaga, que lo había arriesgado todo para volver a Primera, también lo perdió casi todo al ... caer contra el Deportivo en la primera eliminatoria del 'play off' de ascenso donde el equipo blanquiazul se había clasificado como tercero en la clasificación regular.
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Una decepción que arrancó las lágrimas de muchos jugadores en el mismo césped de La Rosaleda. La impotencia y la desolación era tremenda en el vestuario. Hace unos meses lo recordó el delantero titular de aquel equipo, Blanco Leschuk: «Sí, tenía conocimiento de que pusieron todo el dinero que LaLiga le daba (se refiere a la ayuda por el descenso de Primera a Segunda) para dos años en uno. No se pudo y me fui con un sabor muy amargo por eso», reconoce, a la vez que cuenta que tuvieron presión por ascender «desde el primer día, porque es un club de Primera».
Eso explica el llanto desesperado de Adrián en el hombro de Lombán. O las lágrimas de Juan Carlos, mientras era consolado por Víctor Sánchez del Amo o Lacen. Una escena donde la afición no abandonó al equipo. Todo lo contrario. En la grada de animación no se movió nadie. Lejos de reproches, los aficionados animaron a los jugadores y estos fueron a corresponder el cariño recibido. Ahí surgió una de las imágenes más icónicas de la historia del Málaga. La retransmisión del partido alargó su emsión y se pasó de hora para no perderse aquel momento.
Los jugadores se fundieron en un abrazo frente a los aficionados y así se hizo la magia. En un vídeo que el club difundió después se recoge la emoción de ese momento, que quedará marcado a fuego para muchos de los que sintieron como el corazón se le salía del pecho. De una derrota se pasó a un orgullo que dejo un sabor de victoria: el triunfo de la afición por el Málaga, que el año siguiente, en la vigente temporada, a pesar de ser la más dura que se recuerda con la constante amenaza de la desaparición, siguió apoyando en masa con más de 19.000 abonados.
«Fue algo grande, increíble, nunca lo habíamos vivido. Ni en los mejores tiempos de la Champions. Es una satisfacción que a nivel mundial se diga que la afición da un ejemplo. Había mucha gente llorando y mi hija lo hacía como una magdalena», reaccionó Javi Martínez, del Frente Bokerón, en aquel momento.«Para los que lo vivimos ahí es que se te ponían los vellos de punta, había que estar tragando saliva. Sólo puedo corroborar las palabras de Adrián. Esto no lo había vivido nunca, con la edad que tengo. Y más después de haber tenido una derrota, que al final fue algo más dulce», manifestó por su parte el presidente de la Federación de Peñas Malaguistas, Miguel Molina.
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