Salieron de Málaga a las 23:00 horas de la noche del pasado martes. Por delante han aguantado 14 horas de autobús y 1.200 kilómetros para ir de La Rosaleda, lugar concreto donde partieron, hasta el campo del ahora máximo rival para el ... sueño de volver a Primera, el estadio de Riazor del Deportivo. Mucha agua, mochilas cargadas de viandas, y sobretodo mucha ilusión por disfrutar de un viaje duro pero a la vez cargado de expetativas por disfrutar de un día para la historia. Será el comienzo de un camino que se promete muy ambicioso. El optimismo rebosa, como el que también se sintió en el chárter que la expedición del equipo fletó para llegar más cómodos a una cita determinante.
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Mientras, 30 valientes emprendieron la aventura de recorrer la península de norte a sur para arropar al equipo. Todo ha salido perfecto en el trayecto de ida. Algunos han aprovechado para dormir, y otros de los nervios no han podido pegar ojo. «Todo ha ido genial, ningún problema, se ha hecho ameno, tenemos además dos buenos conductores», cuenta Ismael, uno de los principalea agitadores del grupo que ya han practicado algunos de los cánticos que pronunciaran en el mítico Riazor. Tienen planeado disfrutar de la ciudad e ir a ver a los jugadores al hotel antes del partido.
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