Los horarios, una tomadura de pelo

No es una cuestión de quién lleve razón; simplemente se trata de una cuestión de dinero. La Federación de Rubiales torpedea que se disputen encuentros en viernes y lunes porque argumenta que perjudica a los aficionados, pero no se para a defender (que es lo que le toca) a los clubes no profesionales, los modestos, claramente perjudicados por ese reparto de horarios que no deja una sola franja libre en fin de semana sin partidos televisados de Primera. Lo que toca es tratar de sacar tajada, así que en cuanto LaLiga abra la mano y ponga dinero encima de la mesa se acabará el conflicto. Igual, igual, igual que el Consejo Superior de Deportes y la Federación tuvieron que 'tragar' en 'la rendición de Viana' en el momento en que la asociación de clubes tiró de chequera.

En el otro bando de la contienda, LaLiga de Tebas (¡qué triste que sea tan real hablar de 'la Federación de Rubiales' y de 'LaLiga de Tebas'!). La patronal tiene la sartén por el mango porque los clubes son los que generan el negocio, los que mantienen el fútbol español y los que, además, sostienen en gran medida el deporte nacional merced al talón que entregan al Consejo Superior de Deportes. Pero es a todas luces inexplicable el empecinamiento del responsable de la asociación de clubes en echar un pulso en un aspecto que teóricamente se va a dilucidar en un juzgado a comienzos de octubre.

Se supone que, igual que la Federación está para defender a los equipos de Segunda B hacia abajo, LaLiga está para hacerlo con los clubes profesionales. Y es absolutamente intolerable el perjuicio de Tebas, como responsable de la patronal, a los distintos equipos a los que fija partidos los viernes hasta que se resuelva este lamentable contencioso. Se escuda en que se ha presentado un recurso ante el Consejo Superior de Deportes (que definitivamente prefiere mirar hacia otro lado porque es más afín a Rubiales) y ante el Juzgado de lo Mercantil. La falta de respuesta durante la semana pasada obligó a retrasar esos encuentros... ¡el miércoles! Málaga y Castellón, por ejemplo, tuvieron que cambiar todos los planes con 48 horas de antelación. Y ahora, en una actitud reincidente, Tebas insiste en su cabezonería y de nuevo coloca partidos el viernes. Y de nuevo el Málaga se ve afectado.

Demasiado prudente se ha mostrado el entrenador blanquiazul, Sergio Pellicer, ante lo que es una metedura de pata descomunal que, sencillamente, es un perjuicio de LaLiga para con sus afiliados. ¿Acaso es normal que un equipo comience a trabajar, como va a hacerlo hoy, sin poder realizar una planificación como Dios manda? ¿No es bochornoso que nadie en la patronal de clubes entienda que no es lo mismo distribuir las cargas de trabajo, y más en esta fase inicial del campeonato, en cuatro días que en cinco? Y ya que estamos con los absurdos protocolos del coronavirus con los periodistas –a los que se nos trata como apestados cuando estamos a decenas de metros de los futbolistas–, es ridícula la situación vivida por el Málaga la semana pasada: su plantilla fue sometida a test PCR el lunes, luego el miércoles y después, como se retrasó el partido al sábado, también tocó el jueves. Esta semana vamos por el mismo camino. ¿Quién piensa en los clubes, en los jugadores y en el fútbol? Desde luego, no es el caso de Tebas y Rubiales. Deberían irse los dos juntitos a la localidad murciana de Cieza a participar en el campeonato mundial de lanzamiento de huesos de aceituna. A lo mejor así resolverían sus eternos problemas y nos ahorrarían tanto bochorno.