Fue hora y media de intenso aterrizaje en la categoría. El Málaga sufrió de lo lindo, se vio durante ochenta minutos por debajo en el marcador, pero su tenacidad acabó dando frutos. El partido permitió claramente apreciar muchas de las pautas que van a ... marcar su periplo por Segunda: igualdad en el desarrollo de los partidos, necesidad de prestar máxima atención a los pequeños detalles, y la importancia del juego directo y del dominio de las áreas.
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El Málaga de Muñiz renuncia al toque para buscar la profundidad por las alas y el dominio en la zona de remate, que ayer quedó claramente constatado ante el Lugo. Los visitantes ganaron la partida en una proporción importante de envíos al área, pero hubo que esperar al tramo final para que el partido se resolviera en esta faceta. Sin embargo, el aficionado tuvo una buena muestra de lo que puede ser el equipo esta temporada, aunque la plantilla sigue sin cerrarse y algunos de los protagonistas aún no han llegado a tiempo de mostrarse (como Dani Pacheco, con muy pocos entrenamientos como para entrar en la convocatoria).
El Málaga tuvo tiempo de comprobar cómo pequeñas pérdidas de concentración le pueden costar caro. El despiste de Ontiveros al perder un balón viéndose presionado de espaldas dio pie al 1-0, y una falta de contundencia en el despeje de Pau Torres (llegó desequilibrado y no se sacó el balón de encima) casi cuesta el 2-0 (paradón de Munir ante Cristian Herrera, el autor del único tanto local). Pero también se pudo comprobar una superioridad notoria en las acciones a balón parado. Será una de los puntos fuertes del equipo, incluso con la baza de Blanco.
Así, los saques de esquina fueron una pesadilla para el Lugo. Uno lo cabeceó Ricca, sin orientar del todo el remate; en otroAreces Franco no vio un claro agarrón de Leuko a Adrián, y en un tercero antes del descanso Adrián prolongó al segundo palo y Luis Hernández falló con todo a favor. También las faltas laterales fueron una gran amenaza, con otro testarazo picado de Adrián algo desviado (a centro de Recio).
El Lugo tuvo muchas dificultades para anular el peligro en cada envío al área. Y así llegaron los dos goles. El primero, a centro de Hicham. Muñiz se jugó la baza de las frescura del marroquí para los minutos finales –en realidad, hizo méritos incluso en la pretemporada para salir de titular– , y una acción de freno y salida le valió para irse de Kravets y poner un envío preciso. Campillo y Leuko –con temor a marcar en propia puerta– no lo tocaron, y Juan Carlos, a bocajarro, marcó el empate a uno.
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El segundo fue una cuestión de físico. Luis Hernández (que volvía de un saque de banda) centró para que N'Diaye mejorara su envío con ua perfecta ejecución de cabeza. Se justificaba el criterio unánime de aficionados y medios, que consideran el senegalés el mejor fichaje de Segunda –no en vano, la web transfermarkt.es le considera el de mayor valor de mercado–. Al final se impuso la calidad y la superioridad para ganar los envíos al área.
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