Hicham, sólo 44 minutos en un año

Cuatro roturas distintas y sólo la repetición de una de ellas. Como se ha detallado estos meses, los diversos contratiempos de Hicham no tienen explicación médica al haberse producido en zonas diferentes. Hasta el propio futbolista se desplazó a Francia para conocer la opinión de un especialista que le habían recomendado (un osteópata) y el diagnóstico fue tan concluyente como el apuntado por el cuerpo médico del Málaga: no existían razones que justificaran tantos y tan variados percances.

Conviene remontarse a antes de la pandemia para conocer el primer capítulo del calvario de Hicham. En la víspera del partido contra el Zaragoza fue el propio entrenador, Sergio Pellicer, quien le mandó un mensaje claro: «Tiene que haber transparencia absolutamente en todo». Esa frase y el «no puede ser, no puede ser» que pronunció el castellonense cuando el extremo se rompió en Castalia no pueden ser más llamativas. Durante toda la semana previa al encuentro en Castellón, hará mañana un año, los técnicos y el cuerpo médico le preguntaron al marroquí por su estado físico. La respuesta fue siempre positiva.

Tal sucesión de problemas físicos ha supuesto un quebradero de cabeza. SUR ya apuntaba en febrero que internamente se hablaba de un «problema de mentalidad», una expresión que englobaba aspectos de su vida personal (hábitos y alimentación), la propia presión que se marca Hicham y también la falta de sinceridad con los técnicos y el cuerpo médico.

Hasta qué punto el afán por regresar, por afianzarse como titular y por triunfar influye en las lesiones de Hicham también es otra cuestión que se analiza internamente. El trabajo con él no sólo se centra en tratar de fortalecer su musculatura, sino además en buscar que el propio futbolista corrija algún detalle importante, como por ejemplo que la arrancada no sea tan brusca. Se busca que el marroquí no se obsesione con sacar ventaja al rival en el comienzo de la jugada y que explote su virtud innata, la velocidad, en mayor distancia.

Poco a poco Hicham va entrando en la dinámica del grupo, pero en el club son tan cautos con él que después de pasar la Covid y detectarse un edema en una resonancia se decidió que viajara a Madrid para conocer si ese problema muscular podría ser consecuencia del coronavirus (existen algunas teorías sobre ello, aún no demostradas). No obstante, quedó totalmente descartado. Desde entonces, se va, si cabe, con más pies de plomo que antes. Nadie quiere precipitarse en su regreso, pero mañana se cumplirá un año de la lesión en Castellón y el dato no puede ser más revelador: sólo ha jugado 44 minutos en partido oficial.