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Resulta complicado extraer conclusiones positivas de un empate frente al actual colista de la Segunda División, para acumular el octavo empate en once jornadas, con ... seis tablas en sus seis desplazamientos, en una actuación discreta de un importante núcleo de los futbolistas del Málaga, pero hubo dos nombres que destacaron en el partido ante el Tenerife: Alfonso Herrero en la portería y Manu Molina desde su ingreso en el terreno de juego en sustitución de Juanpe. Herrero continúa en su línea, demostrando que es uno de los mejores guardametas de la categoría, con varias intervenciones vitales y Molina, que fue suplente por primera vez este curso a causa de las rotaciones, tuvo un impacto inmediato desde su entrada en el campo, haciendo gala de su inteligencia y distribuyendo el balón con un criterio y una creatividad hasta entonces inexistente en el cuadro blanquiazul.
Los incipientes talentos que han brotado recientemente desde La Academia, Antoñito y Aarón Ochoa (siendo un disparo de Cordero el único remate a puerta del Málaga entre los tres palos), que regresaron a la titularidad tras sus respectivos compromisos internacionales, junto con Luismi y Carlos Puga, que con sus incursiones en ataque desde la banda derecha fue de los que más peligro generó por parte del cuadro malaguista, también fueron de los que más hicieron por intentar desencallar el resultado. Pero fueron Herrero y Molina los que tuvieron un mayor impacto y ejercieron su liderazgo en un Málaga relativamente carente de dicha cualidad.
Herrero, el portero que más paradas realiza en Segunda División, de nuevo tuvo atajadas de esas que 'valen oro': si bien el penalti de Enric Gallego no fue entre los tres palos, el toledano adivinó la dirección de la pena máxima y da la sensación de que con su gran estirada, cubría hasta el último recoveco por el que podía haber entrado el balón de haber ido a portería. También tuvo tres despejes clave, dos de Aarón Martín y uno, el más meritorio, a un tiro de Medrano. Otra vez más, Herrero fue uno de los principales responsables para que el Málaga no cayera derrotado.
Por su parte, la entrada de Manu Molina tras el descanso resultó determinante. El futbolista que más pases da de la competición ofreció una 'masterclass' en el pase, alternando la distribución en corto con grandes cambios de orientación. El onubense impuso su orden en la medular, dando respiro a un Luismi que tuvo que ejercer de 'stopper' y de organizador del juego durante un largo tramo del primer tiempo, a través de su experiencia e inteligencia futbolística. Fue tras su ingreso en el terreno de juego que el Málaga comenzó a tener cierto criterio con el balón, logró pausar el ritmo del juego (hasta entonces acelerado a causa de la inmensa labor de presión del Tenerife sobre la salida de balón, que obligaba al conjunto blanquiazul a saltar líneas y buscar al punta Castel en campo propio) y favoreció a lanzar los contragolpes y acciones de mayor peligro del club de Martiricos en Tenerife, ya bien entrado el segundo tiempo.
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