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Pablo Guede sigue adaptándose al banquillo del Málaga mientras comienza a cumplir su gran sueño como entrenador. Cuando apenas lleva dos meses al frente del equipo, con ocho partidos disputados, el exfutbolista blanquiazul tiene ya las ideas claras y sabe mejor cómo afrontar la ... temporada que viene. Pretende tenerlo todo bajo control y estudia los condicionantes que puedan afectar a la plantilla. En una extensa entrevista a este periódico, la primera desde su incorporación al conjunto de Martiricos, ofrece sus opiniones, las nuevas sensaciones, analiza los problemas y los planes de futuro. «Sacrificio y humildad» se presentan como palabras clave para que el club pueda remontar lo antes posible tras una larga racha de decepciones dentro y fuera del campo.
El argentino, de 47 años, supuso un gran revulsivo a su llegada, afrontando el equipo entonces la etapa más complicada, contra rivales de la zona más alta de la clasificación, con una mayor intensidad y ambición. Con el objetivo cumplido, Guede está muy contento por dirigir al Málaga, pero no tanto con el rendimiento en algunos partidos. Necesitará mucho trabajo y, sobre todo, será necesario hacer numerosos cambios para alcanzar un nivel superior la campaña que viene. Sabe que llega la hora de las decisiones en la planificación, pero asegura que él intervendrá de una forma casi indirecta, es decir, que no tiene previsto hacer peticiones concretas de futbolistas.
-No lleva aún ni dos meses de este nuevo periodo en el club, ¿qué balance hace?
-Puedo hacer dos diferentes. El personal y el profesional. El primero es de plena satisfacción por haber llegado al equipo de mis amores y volver a esta ciudad. Pisar otra vez La Rosaleda y verla llena. A nivel profesional se ha cumplido el objetivo para el que me contrataron, pero me queda la deuda de no haber ganado en casa para corresponder a toda la gente a la que le pedí que nos apoyara. Queda ese debe para la temporada que viene.
-¿Cómo se ha encontrado el club más de dos décadas después de su etapa como jugador?
-Es como cuando estás enamorado, que no le ves los defectos a tu pareja. Desde que llegue al club lo he visto con muchos avances, sobre todo en infraestructuras. No hay que olvidarse de lo que ha sufrido el club en los últimos dos años, pero creo que lleva un muy buen camino. Se logró estabilidad en el club, y eso es muy importante. Estuvo a punto de desaparecer, pero tuvo un año bueno en lo deportivo la temporada pasada y ahora ha tenido un año malo. Y esos años peores son los mejores para aprender a no cometer los mismos errores para seguir creciendo.
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-En el partido contra el Burgos la decepción fue máxima...
-Yo diría que los aficionados se fueron indignados. Les vi las caras. No fuimos capaces de jugar el partido como se debía. Yo tenía claro que había que tener paciencia para encontrar los espacios que el rival no nos iba a dejar, pero no fuimos capaces de hacernos dueños del partido. Luego en lo personal fue una catarata de emociones tremenda porque empiezas a estar pendiente de los demás resultados, de que no éramos capaces de llegarle al rival... No supimos jugar el partido que teníamos que hacer. Las ganas y la entrega estaban. Corrimos un montón, pero corrimos mal. El fútbol con el diario del lunes es más fácil, porque si llegamos a meter el primer gol es todo muy diferente. Cambia el partido y pasamos a ser dominadores.
-¿Fue un resumen de la temporada del equipo? Y a pesar de tener la afición volcada, con la mejor entrada del año en La Rosaleda...
-Fue una continuidad de lo mal que se ha hecho en casa desde noviembre. No creo que el ambiente nos llevara a jugar mal. Puedo asegurar que había mucha más presión en el partido del Tenerife que en el del Burgos. Pero después, analizando las jornadas de otras competiciones me fijé y en Primera al final descendió el que jugó de local (se refiere al Granada). Yo soy un enfermo de estas cosas y analizo que cuando juegas de visitante y te juegas tanto, el equipo rival sí se siente obligado a salir a buscarte porque está ante su gente. Y cuando te juegas tanto como local eres tú el que tienes que ir a buscar al visitante, y ahí es cuando dejas más huecos y empiezan los problemas. Ahora sí, lo que no puede pasar es el gol a balón parado que nos meten. Porque luego... ¿qué ocasiones tuvo el Burgos?
FICHAJES
mensaje a los jugadores
CUENTA PENDIENTE
-¿Ha sido sobre todo un problema de mentalidad y profesionalidad del equipo esta campaña?
-No voy a hablar mal de los jugadores en público porque las cosas que les tuve que decir se las dije a la cara y se queda dentro del vestuario. Tampoco me interesó lo que pasó para que el Málaga llegase al punto de firmarme como entrenador. Vine con un solo objetivo y sobre la marcha, por lo que no me dio tiempo a evaluar nada hasta ahora. Me encontré un plantel tocado por los resultados, no por el juego, y lo único en lo que me centré fue en sacar los puntos necesarios para salvarnos.
-No ganar en casa en partidos importantes refleja poca personalidad, y que llegase y se hiciese dueño del vestuario deja claro un síntoma de falta de liderazgo...
-Querer poner una cosa determinada es muy fácil. Creo que son más los pequeños detalles a que haya faltado una característica puntual. Lo diría si creyera que fue algo concreto. Y no me hice el líder de todo. Sé que tengo mi personalidad, pero sólo marqué un rumbo. Les dije que el barco arrancó y que tenía ocho semanas, y el que quiera subirse que se suba y el que no, que no molestara. No tenía tiempo para pasarle la mano por encima a un jugador u otro y manejar ciertas situaciones. Otra cosa será ya la temporada que viene, cuando tenga más tiempo para empezar desde la pretemporada.
-Va a ser el entrenador de la siguiente temporada, ¿qué es lo que se debe hacer en términos deportivos para mejorar?
-No tengo la bola de cristal para decir que hagamos una cosa y vaya a ir bien. Pero sí hay que aprender de los errores. Manolo Gaspar y Capote están mucho más cualificados que yo para hacer todo esto. Creo que lo hicieron bien. No pueden cambiar tanto las cosas de un año para otro. De un año sin dinero y salvarse pronto a un año con más dinero, y que fue mal. Todo tiene que ser valorado en su justa medida. Hubo cosas buenas, malas y muy malas. Ahí hay que aprender. No sé si es que haya menos jóvenes, porque en mi carrera los jugadores jóvenes me dieron mucho. Aunque en el Málaga y en Segunda es otra cosa. Esta es una categoría muy igualada y solo hay varios equipos con mucho más dinero que les permite marcar la diferencia, pero los demás somos todos iguales. Esa es mi gran conclusión de estos ocho partidos. Con esa pequeña diferencia y detalles que te hacen estar más arriba o más abajo es a lo que debemos estar más pendientes. Y es en todos los ámbitos.
-¿Se debe mirar más los detalles de los jugadores a la hora de ficharlos?
-Esto ya es como lo hicieron, pero después tienes que contar con que Málaga enamora. ¿Cuántos jugadores vienen aquí casados y enamorados y se terminan separando? Alguno nunca salió en su vida y llega a Málaga y sale todos los días. Puedes pedir doscientos mil detalles, y sé que lo hicieron, pero luego no sabes cómo va a jugar al fútbol.
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-¿Considera que hace falta un vestuario nuevo?
-Va a depender de las impresiones de Manolo y las mías. No tuve tiempo todavía para ponerme con la plantilla. Primero me tengo que quitar detalles del cuerpo técnico y cómo vamos a organizar la pretemporada. Ver los campos y las medidas de los campos. Preferí antes cerrar otras áreas de mi parcela, como cuándo y dónde vamos a hacer la pretemporada. Cuando me saque eso de la cabeza, que me molesta, empezaré con otras cosas. Soy obsesivo con las dimensiones de los campos donde entrenamos, el tipo de césped... Me encantaría trabajar con drones, pero en La Rosaleda no se puede. Yo los tengo y me encantan. Ya lo comprobé y no se puede por las leyes que hay con el tema del aeropuerto.
-¿Cuánta voz y voto va a querer tener en el momento de la elección de los fichajes?
-Ninguna. Confío plenamente en los chicos (por la dirección deportiva), porque creo que hacen un trabaja excepcional. Ellos me pasaran los futbolistas, yo los veré y opinaré, pero tengo que ver algo muy malo en un jugador para decirles que no venga. Ya he dicho muchas veces que no he venido al club a pedir nada. Iré a muerte con lo que me den. No quiere decir que la responsabilidad sea solo de Manolo Gaspar. En un momento determinado, cuando necesiten de mi ayuda para buscar a alguien, pues yo ayudaré, pero no quiero esa función. Y puedo decir desde ya que no voy a traer a ningún jugador de Chile, por ejemplo. Cuando salió lo de Suazo (medios chilenos informaron de un supuesto interés del Málaga en el jugador) lo dije. Lo quiero como un hijo y lo puse yo a jugar. Lo crie y salí campeón con él. Es un jugadorazo, pero no me interesa traerlo. No voy a pedir a nadie. Cada vez que salga que Guede pidió a tal jugador, será mentira.
-¿Ve importante para marcar la diferencia hacerse con un delantero goleador?
-No soy aficionado de depender un futbolista. A mí me hicieron campeón los equipos, no las individualidades. Después hay jugadores que sobresalen, pero no me preocupa el tema del gol. Nunca me preocupó tener esa figura de máximo goleador. Tuve a Paredes en Colo-Colo, que hizo 50 goles y bienvenido sea, pero lo tenía porque era un jugador histórico del club. Si apuestas todo por un jugador y se lesiona, ¿dónde queda el resto? Creo más en el grupo.
ADMINISTRADOR JUDICIAL
SOBRE LA AFICIÓN
ESTILO DE JUEGO
-¿Con qué perfil de plantilla prefiere para afrontar una temporada desde el comienzo?
-Quiero que gane partidos. No me he metido en esa planificación aún y de nada sirve que diga ahora que quiero una plantilla de 25 jugadores con dos jugadores por puesto para que lo peleen, y luego nos quedemos sin dinero. Lo que me deja tranquilo son los canteranos. Caro, Dani Lorenzo, Víctor Olmo... Tienen cosas que nos pueden ayudar. Pero lo que me gustaría es que, si suben, sean partícipes del primer equipo de verdad, que no estén para rellenar. Y todo esto lo tengo que hablar con Manolo. Pongo un ejemplo de si apostamos por Caro: pues firmamos tres centrales y hagamos mejor a Caro. Aunque todo esto lo tenemos que valorar.
-¿Cuál es el Málaga que quiere para cada semana en el campo?
-Prefiero esperar a completar todos los fichajes para decir algo más, pero lo que yo fui aprendiendo en cada uno de los equipos en los que he ido es que debo de conocer y adaptarme a la identidad de cada club, porque si la quieres cambiar vas mal. Y al Málaga siempre le costó todo, y si no tienes sacrificio y humildad no vas a hacer nada. Eso tiene que ser fundamental. Luego hablaremos de fútbol. Me tildan de loco porque me gusta mucho ir al ataque y mirar más la portería de enfrente que la mía, y me gusta eso. Pero tengo que esperar para ver lo que somos capaces de firmar para analizar cómo podemos jugar. Lo que tengo muy claro es el tema de la entrega. Estamos en el Málaga, no en el Barcelona.
-¿Cómo está asimilando su desembarco en Segunda, una categoría nueva como entrenador?
-En el apartado táctico hay que adaptarse a cambios continuos, porque es una categoría muy igualada y un detalle te puede hacer marcar la diferencia. Recuerdo el partido contra el Valladolid. Nos saca un empate aquí en casa con un cambio táctico. Yo no juego todos los partidos iguales, y con eso me arriesgo a equivocarme y que me critiquen. Pero yo pienso que todos los equipos son diferentes. Voy variando en función de los partidos. Otra diferencia que vi en Segunda es que los delanteros corren mucho para defender, y eso, a mí forma de entender, me viene bien.
-Se ha comentado varias veces que podía ser el entrenador del Málaga, y al final le ha llegado el momento, ¿cómo lo ha vivido?
-Me pilló totalmente de sorpresa. Estaba en Buenos Aires con mi madre, porque se cumplía un año de la muerte de mi padre. Pensaba en sacar entradas para ir a ver el Gran Premio de España de Fórmula 1 y el de Mónaco, y luego venir con mi hijo, que vive en Málaga. Y de repente me encuentro en La Rosaleda. En mi mente estaba en esperar a junio o julio y ver lo que me salía, porque le quise poner un 'stop' a mi carrera después de salir de Necaxa. No había parado nunca desde que empecé, y la primera vez que me fue mal fue en Necaxa. Siempre me fui muy bien y con lo de Necaxa pensé en parar un poco y observar cómo respirar en el mercado, pero me llamó el Málaga. Tomé el avión de Buenos Aires a México, hice las maletas y cogí el coche durante tres horas a Guadalajara para coger un vuelo a Madrid y luego a Málaga. Cuando llegué no sabía donde estaba. El cambio horario fue brutal. De repente me vi en La Rosaleda firmando. Es de risa, pero no podía parar de llorar. Las emociones fueron muy fuertes. Vi a Andrés (Perales, que vive en La Rosaleda), que cuidaba a mi hijo. Y cuando me acuerdo de mi padre, me rompo. Que él hubiera vivido esto sería la hostia porque él sabía que mi sueño siempre era esto. Fue una locura. En el partido contra el Valladolid no sabía qué hacer. Compré entradas para todos los conocidos de Málaga. No sabía cómo agradecerles a todos por cumplir mi sueño. Después del partido del Valladolid empecé a dejar estos sentimientos fuera. Siempre lo dije que era mi sueño.
-¿Qué le dijo Manolo Gaspar cuando lo llamó para ficharle?
-Me dijo, «Pablo, ¿quieres venir al Málaga? Es posible que cambiemos al entrenador». Al poco estaba ya en La Rosaleda.
-¿Hubo otra ocasión para venir antes al Málaga como técnico?
-Sí, pero ya estaba trabajando. Fue en enero de 2020, cuando salió Víctor Sánchez. Ya estaba Manolo en la dirección deportiva.
-Ha conocido al Málaga en muchas situaciones, ¿en qué cree que le afecta estar administrado judicialmente con respecto a otros clubes?
-No sé si mucho o poco, pero es lo que hay. Y a lo que hay debemos sacarle el máximo rendimiento. Es muy fácil llegar y que un benjamín cobre 8.000 euros. Lo complicado es quedar campeón con El Palo llevándote la comida y viajando en coche. El que no se quiera adaptar al momento del Málaga es que no se entera. Ahora no estamos en la Champions, eso es una mentira.
-¿Cuál es su relación con el administrador judicial?
-La relación que tengo con José María es como la de un presidente. Yo no noté la diferencia. Es cercano, está pendiente y pone el hombro siempre en lo que se necesite. Esa es mi relación con él. Decir administrador judicial parece que te vayan a meter preso, pero nada que ver. Conmigo toma café, hablamos y vemos en qué podemos ayudar. El club está por encima de todos y él lo tiene claro. Si no, no tendríamos club. ¿No creen que la sensación no tiene que ser buenísima? Porque hace dos años estuvimos a punto de no tener equipo.
-¿Qué mensaje le lanzaría a la afición después del año sufrido y antes de empezar un curso nuevo?
-No voy a mentir. Es la pregunta que me hice yendo a la rueda de prensa después del partido contra el Burgos. ¿Cómo convenzo a la gente para que vuelva a hacer lo mismo el año que viene? Me dieron todo a cambio de nada, pero eso es el Málaga. Que se vuelquen como se volcaron para intentar darle todo en el campo. Las palabras sobran. Lo que hizo la afición fue impresionante y todo lo que diga ahora no sirve de nada. Ellos quieren ganar, igual que yo. Prefiero que se vuelvan a enganchar con lo que el equipo les vaya dando en el campo. Pero el Málaga es un sentimiento que no se puede abandonar.
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