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Quien haya seguido la trayectoria de Pablo Guede desde que dejó El Palo para embarcarse en distintas experiencias al otro lado de charco conocen a la perfección varios capítulos de su libro de estilo: nada de sistema fijo, cambios tácticos de diversa índole durante el ... partido, variaciones de tres o cuatro piezas en la alineación entre jornada y jornada para que ningún futbolista se sienta indispensable, afán por contar con el máximo número de jugadores en campo contrario, presión asfixiante, escaso gusto por los extremos de salida (si acaso, como alternativa)... y rechazo absoluto a la fórmula del 'doble pivote'. Por este último aspecto resultó tan llamativo el paso atrás del exdelantero blanquiazul el sábado en Miranda de Ebro al incluir juntos en el once titular y en la medular a Genaro y Escassi, que en principio debían luchar por un solo puesto.
A Guede no le convence en absoluto que sus equipos cuenten por delante de la defensa con dos futbolistas especialistas eminentemente en la contención. Es más, incluso tiene cierto recelo a contar con una pareja de jugadores en esa zona. Es más de utilizar planteamientos con tres mediocampistas (con uno como ancla y dos interiores) o, como se ha comprobado en reiteradas ocasiones, de optar por un rombo en la medular. Únicamente contempla esa posibilidad si se trata de dos piezas creativas (como esa apuesta realizada en la pretemporada por el dúo Ramón-Jozabed) o, al menos, de una que organice y otra que se suelte en ataque y tienda a merodear el área contraria (en este último caso, del perfil de Luis Muñoz).
Si se analizan las declaraciones de Guede tras el compromiso en Miranda de Ebro, hubo muy poco de análisis del partido y sí mucho de convicción, de transmitir el mensaje de que el grupo cree en lo que está haciendo. Y, sobre todo, incidió en el mensaje de «seguir creciendo» ante las dudas surgidas por el estilo que trata de inculcarle al equipo.
¿Y cómo se explica el inesperado viraje del sábado, de pasar de emplear un rombo en la medular a blindarse con la pareja Genaro-Escassi? Más allá de que el propio entrenador hablara de «simplificar las cosas» como necesidad para dar pasos hacia adelante, Guede ha asumido que el Málaga necesita crecer de atrás hacia adelante. Los dos primeros partidos dejaron un poso de conjunto desmadejado, con las líneas separadas y con un evidente escalonamiento en la situación de los jugadores.
No son pocos los que han querido ver en la figura de Antonio Tapia al ideólogo de ese cambio tan drástico y posiblemente el veterano entrenador, por su extraordinario conocimiento de la categoría, haya insistido en privado en que sólo logran instalarse arriba aquellos equipos bien armados que han sabido construirse de atrás hacia adelante. Pero ir más allá en elucubrar sobre la influencia del fuengiroleño debe quedar en cuarentena porque conviene apuntar que él no es precisamente un adepto al sistema con tres centrales, y menos aún a que no se cuente con extremos en el terreno de juego. De hecho, ya mostró sus discrepancias con esquemas similares planteados por el malagueño José Cayuela o el fallecido Tolo Plaza cuando era ayudante de ambos durante la etapa blanquiazul en Segunda B.
La victoria en Anduva fue suficiente para ganar tranquilidad, pero ese mensaje de «seguir creciendo» en el análisis tras el partido en la localidad burgalesa obedece a que el equipo aún debe mejorar considerablemente en el aspecto defensivo. El rival estaba plagado de futbolistas que la pasada temporada competían en filiales, entre ellos los cuatro atacantes –Raúl García (Betis), Jofre (Espanyol), Roberto López (Real Sociedad) y Nico Serrano (Athletic, que sí asomó más en el primer equipo–, y crearon demasiado peligro en determinadas fases del partido. Además, como sucedió en Burgos (y admitió el propio Guede), se concedieron excesivos centros.
La elección de un 'doble pivote', tan alejada del ideario del hispanoargentino, buscaba ante todo dotar al equipo de más equilibrio (Genaro y Escassi debían ayudar también a los laterales en caso de que Febas y Álex Gallar no taparan a tiempo), pero al cuarto de hora se lesionó Ramalho. Primero entró Luis Muñoz y tras el descanso Jozabed, de perfiles totalmente distintos, no tan defensivos (uno más llegador y el otro de más toque), pero en ningún momento prescindió de una pareja de centrocampistas por delante de la defensa. Al Málaga le sobra pegada, pero Guede ha asumido que para estar arriba es imprescindible crecer de atrás hacia adelante. Y esa es hoy por hoy la principal asignatura pendiente.
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