¿Por qué es Alberto González el entrenador de moda en Segunda División?

¿Qué tiene Alberto González para triunfar? ¿Cuáles son sus secretos y armas para motivar al grupo y hacerlo competir al nivel que lo está haciendo su Albacete ahora? El preparador lleva ahora diez partidos invicto (uniendo las dos temporadas) y ha ganado en las dos jornadas disputadas en esta Liga (sólo Zaragoza y Huesca también tienen pleno de puntos): 1-2 en Los Cármenes y 1-0 al Elche, en este caso, con sólo un 22% de posesión de balón.

«Un equipo que funciona como equipo, su rendimiento se multiplica sobre un equipo que no funciona como tal, por mucho nivel que tenga de manera individual». La frase resume, de alguna manera, su filosofía. Todo pasa por el bloque y el compromiso de los once en el campo, Cuentan que, en su etapa en El Ejido, colocó en el vestuario un cartel que ponía 'anticipación, solidaridad, trabajo en equipo'.

Los resultados de Alberto González (no confundir con el triatleta olímpico malagueño del mismo nombre) siempre fueron muy buenos en juveniles o en equipos de Tercera, Segunda B o la nueva Primera RFEF, pero tardó en llegar esa oportunidad a más nivel, y mucho tuvo que ver la presencia de un consejero delegado en el Albacete que es malagueño, Víctor Varela. Antes llegó una propuesta del Lugo, pero no aceptaron que desembarcara con todo su cuerpo técnico, entre otros su hermano Enrique, que ejerce de segundo, y Juanjo Rico, que ejerce de preparador físico.

«Es el premio al esfuerzo, a los kilómetros, a mi familia, a todo el mundo que ha colaborado a que ahora mismo me sienta entrenador del fútbol profesional. Mi cuerpo técnico y yo llevamos veinte años soñando con este momento», declaró henchido de orgullo tras lograr en la antepenúltima jornada la permanencia (2-2 en El Madrigal ante el Villareal B) y ser manteado por sus jugadores en el campo. Había llegado tras la trigésima segunda jornada, con el equipo decimonoveno y muy malas perspectivas, y se encadenaron cinco victorias, algo casi insólito para un conjunto que purga en la zona baja.

Hasta ahora Alberto González, paisano de otro toloxeño entrenador (Rafa Gil) era más conocido por haber sido el entrenador del teletrabajo, situación en la que estuvo en algunos partidos de fuera de casa del Linares la pasada campaña en Primera RFEF, con permiso del club y por una situación familiar, sin viajar para ir al estadio visitante en ciertas citas fuera de casa, por tener que conciliar para quedarse con sus dos hijas.

Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, González es también un teórico de este deportes y ha publicado libros de táctica con el CEDIFA (Centro de Estudios, Desarrollo e Investigación de la Real Federación Andaluza de Fútbol), como el titulado 'Dinámica del juego desde la perspectiva de las transiciones'. Y es que, a la hora de la verdad, su Albacete es un equipo versátil, que juega bien al contragolpe, con jugadores que atacan bien los espacios, pero también se junta con orden para defender.

González relativiza este buen arranque: «Los resultados son fruto de muchas variables que influyen y no siempre salen. Hay mucha gente que hacen las cosas bien y no siempre se da»,comentó en una entrevista esta semana a 101 TV, y además se refirió al hecho que parece inevitable de que a medio o largo plazo su camino y el del Málaga vuelvan a cruzarse (ya dirigió a los juveniles de División de Honor): «No sé si se dará la posibilidad antes o después, pero el día que se diera para mí sería todo un privilegio y todo un placer (...) Yo le digo a mis propias hijas que el Málaga tiene cuarenta partidos para ganar, aparte de los dos nuestros».

González, que tuvo a sus órdenes e hizo crecer a Fermín en el Linares, el flamante campeón de Europa y medallista de oro en los Juegos Olímpicos, tiene más ilusionada que en varias décadas a la afición del Albacete, un club que ha fichado mucho (catorce jugadores) y bien este verano para evitar las apreturas del curso anterior. De hecho, en la 2022-23 fue sexto y jugó las semifinales de la fase de ascenso a Primera con el sueño de reeditar las hazañas de aquel 'queso mecánico' de Benito Floro, del que González ya es un émulo aventajado.