El fútbol es una de las más extrapolables y evidentes metáforas de la vida. Una industria a veces cruel que siempre da segundas oportunidades y opciones de revancha. El guardameta malagueño Salvi Carrasco, del Tarazona, equipo aragonés del Grupo 1 de Primera Federación, así lo ... personificó este domingo. Se subió al trono de los porteros de la categoría tras superar, en el encuentro ante la Real Sociedad B, el récord de imbatibilidad que hasta hace dos días ostentaba el malaguista Alfonso Herrero. El meta blanquiazul batió el Sábado de Pasión en Algeciras el minutaje acumulado por Biel Ribas (610 minutos) para plantarse en 651 cuando Perejón, del Linares, consiguió batir a un Herrero que había echado la llave durante el equivalente a algo más de siete partidos.
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El cancerbero del Tarazona de 23 años, que creció personalmente en la Virreina y deportivamente en el Puerta Blanca y en el Málaga, tiró ese muro luego de estar imbatido durante 679 minutos. Su equipo, que sumaba seis partidos sin caer, no consiguió evitar la derrota ante el filial 'txuri-urdin', aunque la lectura no es negativa. En plena batalla por la permanencia han logrado darle la vuelta a su delicada situación en cuestión de siete semanas, saliendo de la zona roja de la tabla y adquiriendo una renta de tres puntos sobre el descenso. En este particular golpe en la mesa, el papel de Salvi Carrasco se ha antojado fundamental. Ha encajado sólo ocho goles en 13 partidos para erigirse como uno de los mejores guardametas de esta segunda vuelta del campeonato regular.
Para él, en lo personal, esta dulce situación tiene un valor doble. Lo ha conseguido tras estar media temporada apartado en las filas de la Cultural Leonesa. «Venía de una situación bastante complicada en la primera vuelta», reconoce en declaraciones a SUR. «Estoy muy contento de reivindicarme con un récord», agrega. El club leonés lo apartó ante el incipiente interés de equipos de Segunda y después de que el propio jugador transmitiese su deseo de dar el salto al fútbol profesional, sin que se llegara a un acuerdo final porque ningún equipo de la categoría de plata hizo frente a la cantidad que pedían desde León. Él, en cambio, toma esta dura etapa de su carrera como un aprendizaje: «Todo en la vida sirve para aprender. En el fútbol se dan circunstancias que uno no controla y a veces sale perjudicado el jugador».
Rescindió con la Cultural en enero y eligió el Tarazona, aún teniendo ofertas de clubes de Segunda como el Eldense, el Burgos o el Levante, porque quería volver a sonreír. «Lo pasé bastante mal y quería ir a un sitio a ser feliz. Tenía bastantes opciones, pero me decanté por ellos por el cariño que me transmitieron», revela.
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Ha experimentado el mejor y el peor momento de su vida deportiva con sólo un año de diferencia. Más allá, expresa que su carrera ha estado llena de baches. Pasó por un heterogéneo combinado de equipos de la cuarta y la quinta categoría desde su salida de La Academia, allá por 2019, cuando competía por un lugar bajo los palos con el hoy portero del Castellón Gonzalo Cretazz, hasta llegar a Primera Federación y cuajar un buen primer año con el cuadro de León.
Salvi Carrasco
Portero del Tarazona
Vélez, Rincón, Badajoz, Xerez (el antiguo) y San Roque de Lepe. Su padre deportivo, el entrenador de porteros Mario Bazán, se encarga de hacer balance de uno de sus alumnos más queridos en este reportaje. «Lo conocí cuando tenía 13 o 14 años, que jugaba en el Puerta Blanca. Vimos que era alto y tenía cualidades -mide 1,92- y lo metimos en el Málaga, donde estuvo hasta juveniles», introduce. «Tras la pandemia me fichó el Badajoz y me lo traje conmigo. Era sénior de primero, es muy joven. Lo mandamos a Jerez con el 'Boquerón' Esteban y después jugó unos pocos partidos con el San Roque de Lepe, donde lo hizo muy bien», amplía. «Al siguiente año me ficha la Cultural Leonesa y me lo traje con Pol Ballesté, que también estuvo en el Málaga. Los pude firmar a los dos. Pol comenzó de titular, pero se lesionó y empezó a jugar Salvi». Según cuenta el entrenador y posteriormente confirma el propio jugador, en León se convirtió en uno de los jugadores más queridos de la plantilla. «Es un chico muy afable», ilustra Bazán.
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Carrasco, uno más de la veintena de malagueños de la categoría que hoy hacen carrera lejos de casa, no esconce su cariño por el club que le vio crecer. El de su vida. «Estuve en el Málaga cuatro años y jugar para el equipo de mi ciudad era un sueño para mí. Es una pena no haber podido llegar al primer equipo, pero no pierdo la esperanza», expresa para concluir. Actualmente, sólo Manu García, del Murcia, tiene a tiro este récord, que suma 621 y podría dar caza a Carrasco el próximo fin de semana ante el Castellón.
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