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Once que jugó frente al Atlético. De pie, Fernando, Popo, Brescia, Regenhardt y Muñoz Pérez, y agachados, Salvador Mayorga (masajista), Rodríguez, Canillas, Recio, Toto, Martín y Jose. SUR
La goleada eclipsada por el 6-2 al Madrid
Historias del Málaga

La goleada eclipsada por el 6-2 al Madrid

El impacto de la exhibición ante los blancos ha ocultado aquel 5-1 al Atlético, que llegaba como líder, en una actuación memorable

Domingo, 5 de abril 2020, 02:29

Fernando; Popo, Brescia, Regenhardt, Muñoz Pérez; Canillas, Recio, Martín; Rodríguez, Toto y Jose. A comienzos de los 80 los aficionados del Málaga recitaron esta alineación que luego ha perdurado en la memoria de casi todos. Aquel once, que contaba con hasta siete canteranos (las excepciones eran Regenhardt, Martín, Rodríguez y Toto), completó una temporada 1983-84 colosal que incluyó dos goleadas memorables. La más relevante fue, sin duda, el 6-2 al Real Madrid, pero no estuvo protagonizada al completo por este grupo de futbolistas (Urdaci y Juan Carlos actuaron en las posiciones de Muñoz Pérez y Rodríguez), pero ellos sí firmaron casi dos meses tarde, el miércoles 9 de noviembre, otro contundente triunfo por 5-1 frente al Atlético de Madrid que ha quedado eclipsado por la gesta frente a los blancos.

Si inolvidable fue el 6-2 al Real Madrid, no debe ser menos aquel 5-1. Entre otras razones, porque durante la tarde cayó una lluvia torrencial que hizo pensar en algún momento en un posible aplazamiento -no fue así y la afición respondió- y porque el Atlético de Madrid llegaba a aquel partido entresemana como líder. Si la tromba de agua entre las cinco y las seis de la tarde fue de las de época, la de juego mostrada por el Málaga fue impresionante. Brescia anuló a Hugo Sánchez, Regenhardt brilló al corte, Popo subió y bajó constantemente por la banda derecha, Muñoz Pérez sacó a relucir su calidad en el golpeo para buscar los espacios, Recio fue el mariscal de campo en la medular, Canillas se fajó incansable en un césped a ratos impracticable (perdió esa noche tres kilos), Martín conectó de maravilla con los atacantes, Jose intercaló su velocidad con movimientos en la media punta y Toto y Rodríguez destrozaron a la adelantada defensa atlética. Conclusión: Fernando tuvo poco trabajo los palos. En la recta final se sumaron a la fiesta Azuaga y Ernesto por Recio y Rodríguez. Este, en particular, vivió una noche feliz. Cuestionado por parte de la grada, firmó al filo del descanso un golazo (el 2-0) y en la celebración sorteó a varios compañeros para abrazarse con el entrenador, Antonio Benítez, que lo defendía a capa y espada.

La lección táctica del entrenador malaguista a su homólogo rojiblanco, Luis Aragonés, también fue imponente. De aquella campaña siempre se destaca (con todo merecimiento) que el equipo hizo una pretemporada diseñada por el preparador físico, Fernando Rosas, que le permitió llegar «como un avión» -en palabras de sus protagonistas-, pero sin duda Benítez brilló por sus planteamientos y los cambios de posición de los jugadores durante los encuentros. Aquella noche sometió al Atlético de Madrid al neutralizar su contragolpe, dejarlo dominar de salida y buscarle las cosquillas con triangulaciones que acababan casi siempre en envíos a la espaldas de los zagueros rojiblancos. Canillas y Jose se lo recordaron con frecuencia años más tarde a Clemente y Ruiz, compañeros blanquiazules en el 'Supermálaga' de la temporada 1987-88. El guardameta visitante, que vivió una de sus noches más aciagas, fue Mejías, que dos décadas después volvería a La Rosaleda como preparador de porteros junto a Bernd Schuster. Tampoco estará entre los partidos preferidos de Hugo Sánchez, que además dejó como tarjeta de visita una fea agresión a Martín que le acarreó críticas desde la grada cada vez que volvió a jugar en el recinto de Martiricos. El once rojiblanco, de auténtico empaque, estuvo compuesto por Mejías; Clemente, Ruiz, Balbino, Quique Ramos; Julio Prieto, Votava, Marina, Landáburu; Pedraza y Hugo Sánchez.

Toto, Rodríguez, de nuevo Toto, Canillas y Martín marcaron los goles del Málaga mientras que Pedraza hizo el rojiblanco, el 3-1, lo que no impidió que fuera sustituido inmediatamente con los consiguientes gestos de desaprobación del futbolista hacia Luis. Aquella goleada le valió al Málaga para situarse de nuevo segundo, esta vez con 11 jornadas disputadas. La semana anterior había caído por 1-0 en el Nou Camp (entonces se le conocía así) tras un gol de Carrasco en los primeros minutos y hasta ese momento en su trayectoria sólo figuraban otras dos derrotas (en las visitas al Betis y al Zaragoza). Eso sí, conviene no olvidar otra extraordinaria victoria, en Atocha frente a la Real por 0-2, con goles de Canillas y Martín.

El Málaga acabó la primera vuelta con cifras destacadas, 19 puntos y, sobre todo, 27 goles. El objetivo de la permanencia, calculado entonces en 30 puntos (se otorgaban dos por victoria), estaba casi alcanzado. En la segunda parte del campeonato el equipo no mantuvo el nivel, pero la razón hay que encontrarla en su pobre bagaje ofensivo. Estuvo cuatro partidos consecutivos sin marcar, lo que le alejó de cualquier opción de acabar entre los mejores y acceder por primera vez a la Copa de la UEFA (se quedó a cinco puntos del quinto, el Betis). No obstante, en esa fatídica racha empató un partido a cero y perdió los otros tres por 1-0 o 0-1. El tono defensivo fue tan alto que acabó con 35 tantos encajados, sólo mejorado por el Barcelona (tercero, con 28) y por el campeón de Liga y Copa, el Athletic de Javier Clemente, con 30.

La novena posición supo a poco tras el fulgurante comienzo, pero la afición del Málaga disfrutó una década después del 'quinquenio de oro' de aquel equipo que destrozó primero al Real Madrid y luego al Atlético. El impacto de la primera goleada fue sonoro y ha quedado entre los mejores recuerdos de los seguidores, pero a la sombra se ha visto relegado aquel 5-1 frente al entonces líder que para algunos, incluso para varios de los protagonistas que estuvieron en el terreno de juego, fue una actuación más brillante. En este caso es obligado no comparar: los dos encuentros fueron colosales.

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