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Hay goles que quedan para el recuerdo y uno de ellos es el que consiguió un jovencísimo Fabrice Olinga (1996, Camerún) para el Málaga hace ahora justo diez años. Su tanto contra el Celta de Vigo en Balaídos, que fue el primero de la temporada 2012-13 en Primera División, le convirtió en el anotador más precoz de la historia de la competición. Lo hizo con apenas 16 años y 98 días, y es un récord que mantiene en su haber todavía a pesar de que en los últimos tiempos varios talentos han amenazado con quitárselo.
Ansu Fati, con el Barcelona, ha sido el que más cerca se ha quedado recientemente con su tanto en agosto de 2019 cuando tenía 16 años y 304 días. Este quedó en tercer lugar tras el vasco Muniain, quien logró su primer gol en Primera con 16 años y 289 días. El atacante del Athletic logró mantenerse tras su fulgurante aparición y el pasado fin de semana fue homenajeado en el nuevo San Mamés por llegar a los 500 encuentros como rojiblanco con sólo 29 años. Lo ha alcanzado en catorce temporadas (esta acaba de empezar) y en unos años más podría ser la leyenda de leyendas superando a Iribar, que jugó 614 partidos.
No es un camino que pudo seguir Fabrice en el Málaga, donde después de su histórico gol fue un jugador secundario e irregular hasta que en el invierno de 2014 fue traspasado al Apollon Limassol chipriota pasando a ser un juguete roto que ha deambulado por varios equipos sin destacar demasiado. Ha logrado al menos mantener una trayectoria profesional, pero marcada por movimientos constantes y países diferentes. Su última aventura está siendo en el Rio Ave de Portugal.
Allí aterrizó el verano pasado para jugar en la Segunda portuguesa y participó de forma testimonial en el ascenso del equipo a Primera con sólo seis partidos. Por eso ahora se encuentra en la rampa de salida y en busca de un nuevo destino. Pero como él mismo dice, nadie le podrá quitar la felicidad que vivió aquella noche en Vigo con el Málaga. Fue el salvador del equipo en un momento con muchas dudas sobre la viabilidad del proyecto (y eso que se estaba preparando a la vez la histórica fase de clasificación para la Champions).
No habían llegado aún delanteros para suplir las marchas de Rondón y Van Nistelrooy, y el entrenador en aquel entonces, Manuel Pellegrini, apostó por un impetuoso adolescente que despuntó en los entrenamientos aquellas semanas. Fabrice consiguió ponerse por delante incluso de Juanmi entre los canteranos que apuntaban al primer escalafón.
Aunque el chileno, ahora técnico del Betis, alineó primero como falso '9' a 'Seba' Fernández, Fabrice salió al campo a la hora del encuentro. Después de varias jugadas donde quedó patente su juventud y potencial (pudo marcar antes con una gran acción regateando desde la frontal y lanzando un disparo inalcanzable que acabó tocando en el palo), Fabrice consiguió cazar un centro del argentino Buonanotte.
Esa actuación le llevó a ser titular en los dos partidos de clasificación para la máxima competición continental contra el Panathinaikos y en la tercera jornada de la Liga de ese curso contra el Zaragoza, aunque tras estas oportunidades la expectación despertada con su fulgurante debut goleador se fue diluyendo. Ese año volvería a jugar con el primer equipo solo en dos ocasiones para la Copa del Rey. Las llegadas de Saviola y Roque Santa Cruz le dejaron sin sitio.
Al año siguiente dio un paso más en el primer equipo malaguista de la mano de Schuster y aprovechándose de los cambios sufridos en el club por la falta de liquidez que le obligó a desprenderse de sus grandes figuras. Fabrice fue adelantado por Juanmi en la rotación y apenas disputó ocho partidos (seis como titular) durante la primera vuelta sin lograr ningún gol más con el primer equipo desde el famoso conseguido contra el Celta.
Fue su primero y último tanto antes de ser traspasado al Apollon Limassol chipriota que a su vez lo cedió al Zulte Waregem belga, donde comenzó un espinoso periplo. Ahora tiene 26 años y espera llegar aún a tiempo para reflotar su carrera y volver a vivir algo parecido al éxito de aquella inhóspita tarde de verano en Vigo que terminó por envolver un hito futbolístico que sigue vigente.
Llega al Málaga en 2011: Se incorpora a la cantera procedente del Mallorca tras despuntar antes en la Academia de Eto'o.
Enero de 2014: Al Apollon Limassol chipriota por medio millón, y un día después se fue cedido al Zulte Waregem belga.
Febrero de 2015: Fue traspasado al Sampdoria italiano, pero varios días después se marcha cedido al Viitorul de Rumanía.
Agosto de 2015: Tras su paso por Rumanía, es cedido por el Mouscron belga y luego es adquirido en propiedad. Pasa allí cinco temporadas.
Agosto de 2021: Queda libre y firma por el Rio Ave portugués en Segunda, con el que queda campeón. Sigue allí, aunque está en la rampa de salida.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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