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Nadie mejor que José Luis Gilabert, preparador físico en la etapa del Málaga, pieza clave en aquel equipo y protagonista directo de la mejor etapa del Logroñés, para analizar el partido del domingo. «Será un partido de pocos goles, porque en Segunda escasean», apunta.
Gilabert está en contacto «a diario» con aquella generación que vivió la inolvidable etapa del Málaga de Peiró. «El grupo de Whatsapp está dando tralla todos los días. No hay día que no haya algún mensaje... Darío pone una foto, Sandro le contesta, yo se la tiro a Sandro, luego Roteta va a por mí... Koke (Contreras) también está siempre al quite y 'Souvi' (Javier Souvirón) mete fotos antiguas. Teníamos un grupo increíble», relata. Ya jubilado, coge la bicicleta y practica el golf. Y ve fútbol. Sobre todo al Logroñés y al Málaga. Pero es muy sincero: «El fútbol de Segunda me aburre mucho. En el fútbol la alegría son la ocasiones y los goles, y la preparación física y táctica ha avanzado mucho y los delanteros hábiles o están en Primera o emigran al extranjero». También alude a que hoy por hoy los derechos televisivos son fundamentales. «Para el Logroñés sería importante estar un año más en Segunda porque si subes y bajas no puedes hacer más. Por eso los equipos que bajan de Primera son los que están arriba. El problema es que el Logroñés tiene falta de gol y carencias importantes. Es un equipo que o espabila o lo va a pasar mal porque en las áreas se cuece todo y ahí tiene dificultades».
Gilabert, que espera que la evolución de la pandemia le permita venir en verano a Benalmádena para ver a su hijo y a su nieto de 5 años, es claro sobre el Málaga: «No debe de pasar problemas esta temporada. Pero tiene ciudad y afición para estar asentado en Primera, luchando entre los diez primeros. Es decir, peleando por Europa con una buena generación o en la zona media en una temporada más floja. Eso es para mí lo más triste, que no esté asentado en Primera». Y ahonda en una cuestión: la falta de una ciudad deportiva en Logroño y en Málaga. «Logroño es una ciudad futbolera, pero en los nueve años que estuvo en Primera nunca hubo más de diez mil socios. Es lo que yo decía sobre la etapa de Eguizábal. Con un presupuesto de 700 millones de pesetas se podrían haber apartado 50 para comprar unos terrenos y hacer una ciudad deportiva. En Málaga también ha faltado eso, apostar de verdad por una, porque en todas las etapas han salido de su cantera futbolistas muy válidos».
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