«Fuimos una generación del barro; y ahora al jugador le cuesta sufrir»

-Antonio Tapia solía decir de ustedes que erais «dos cañones» en las bandas. Dos indiscutibles, gracias al sacrificio táctico y el poderío ofensivo. ¿Quién fue mejor jugador de los dos?

-Nacho: Yo soy zurdo y él derecho, pero por lo demás los dos hemos sido siempre parecidos, tácticamente y dentro del vestuario. Ahí éramos dos bichitos raros, porque estudiábamos e íbamos los dos con las gafitas. No éramos el prototipo de jugador del filial.

-Juanma: Yo no diría quién fue mejor, otros lo pueden valorar. Nacho era más completo. Al final yo jugué siempre en la banda en un perfil ofensivo y Nacho los últimos años se adaptó al puesto de lateral, sobre todo en el Betis. Es más, me atrevería a decir que en Primera sus mejores años fueron en ese lugar.

-Juanma dejó más dinero en traspasos, pero Nacho jugó más partidos en Primera, incluso una final de Copa del Rey...

-N: Con el Getafe y contra el Sevilla, en 2007 (0-1). Las vivencias no se olvidan. Fue en el Bernabéu. Éramos un equipo humilde, y ellos lo ganaban todo y tenían muchos internacionales.

-J: Esa final estuve viéndola... Nacho me consiguió entradas para un amigo y para mí. Me impresionó mucho el campo. Lo que movía el Sevilla de gente no tenía nada que ver con el Getafe...

-Son como inseparables...

-J: No hemos perdido el contacto todos estos años. Y cuando Nacho entrenaba al Juvenil B del Málaga mi idea y la de mi familia era volver. A él le ofrecieron el División de Honor y tenían que hablar lo mío con el coordinador. Luego, el club se puso en contacto conmigo. Yo me retiré en 2015 en el Alavés y estuve año y tres meses de segundo en el filial. Quedamos campeones en Tercera y no ascendimos en penaltis contra el Ontinyent. Al año siguiente, me quedaba el nivel 3 del curso de entrenador y estuve con el cadete del Ariznabarra, de donde salió Toquero.

-N: Y yo me retiré antes, en 2014. Estuve un año sin hacer nada y ya me fui de segundo del cadete del San Félix. Luego estuve en el Liga Nacional juvenil, en el División de Honor, en el juvenil B del Málaga y, ahora, su División de Honor.

-Por sus manos, Nacho, ha pasado toda esa generación gloriosa del San Félix: los Ismael, Ramón, Gonzalo, Cristo, Quintana...

-N: Ahora más que nunca, por necesidad, va a tocar apostar por ellos, y van a tener una bonita oportunidad. Se trabaja muy bien en la Academia y no nos va a pesar. Tenemos el caso de Antoñín y hay muchos más.

-J: Con el trabajo que estamos haciendo en el fútbol base la idea es que cuando lleguen al filial o al primer equipo estén preparados para rendir, competir y serles útil al club.

-¿Se ven entrenando a medio plazo en el fútbol profesional?

-N: Yo ahora me veo más en el tema formativo, en juveniles o en un filial, con chavales a un paso de meterse a nivel profesional. En el futuro nunca se sabe.

-J: Yo estoy disfrutando mucho y aprendiendo. Ves la evolución a nivel individual del equipo y de grupo y lo que van aprendiendo.

-Al final no se retoma vuestra Liga en División de Honor juvenil... Quedan segundos, tras el Sevilla...

-N: Para mí, la decisión que ha tomado la Federación es totalmente acertada, ya que considero que los protocolos de seguridad que hay que seguir en esta categoría iban a ser mucho más complicados de llevar a cabo. Ellos tenían mucha ilusión en poder acabar. Ya estábamos en puestos de Copa del Rey, pero ellos querían luchar por las opciones de Liga de Campeones.

-J: Lo principal es el tema sanitario. Hay que ver cómo evoluciona todo. Si se hubiera decidido que continuase, a ver en qué condiciones. Había llusión en jugar la Copa del Rey también.

-La joya de la corona se llama David Larrubia...

-N: Destaca entre la gente de su edad. Le queda un año de juvenil y habrá que ver cómo evoluciona. Saber si va a seguir destacando, porque eso nadie lo sabe.

-J: Se mueve bien por las dos bandas, pero él prefiere la derecha, 'a pierna cambiada'. Tiene uno contra uno, visión de juego, último pase... El margen de mejora y de aprendizaje es enorme. En el filial ya ha sido determinante y la evolución ya la iremos viendo. Tiene la cabeza bien amueblada y cualquier cosa que le dices te atiende y es receptivo.

-¿Es difícil intuir, hasta para ustedes, quién se ganará la vida con el fútbol?

-N: Hay chicos sobre quienes lo puedes tener más claro y te puedes equivocar. Hay gente que está en un segundo plano y puede hacerse mejor.

J-Sobre todo, es el proceso de cada jugador. Los resultados no aseguran nada, ni el ser campeón de España juvenil. Depende del proceso de cada jugador. Cuando el fútbol es más profesional unos lo llevan mejor que otros.

-¿De qué entrenador han aprendido más y toman más elementos para su librillo?

-N: Sin duda, de Antonio Tapia. Ha sido un entrenador, formador y educador. Eso hoy día es difícil. Hay entrenadores más mediáticos, que se venden mejor, que tienen buena relación con la prensa, y otros a los que luego no se les tiene tanto en cuenta. El éxito de la camada de jugadores de nuestro filial en Segunda, con un presupuesto de risa, fue un meritazo. Si se tira de historia, el 95% acabó muchos años en Primera.

-J: Yo diría casi lo mismo. Me quedo con Tapia, que fue clave en esa generación. Nos hizo futbolistas a todos, y luego cada uno siguió su camino. Jugábamos bien al fútbol, pero nos hizo ser un equipo que competía. Y también con Marcelino, al que tuve en el 'Recre', sobre todo a nivel de táctica y de cómo hacer entrenamientos.

-¿Qué diferencias hay entre el jugador juvenil de hoy y el de hace veinte años, cuando ustedes lo eran?

-N: Ha cambiado para peor. Ha cambiado la sociedad también. Nosotros los primeros días creamos hábitos. Algunos tan simples como traerse una botella de agua, o ducharse después de un entreno, antes de coger un coche. En nuestra época lo teníamos muy asumido. Juanma se acordará: nos duchábamos con barro en El Viso y había más respeto a los más mayores.

-J: Ha cambiado el fútbol. El jugador juvenil y cadete tiene más medios. Hay más control. No recuerdo que nos pesaran todos los días o que hubiera un control de grasas o análisis de vídeos a nivel individual. Si entrenamos en El Viso, en el campo de césped, les digo a los míos que miren al lado, que hace 18 años se entrenaba allí el juvenil en hierba mala.

-N: Creo que los representantes confunden mucho a los jugadores. El porcentaje de los que llegan es muy bajo.

-J: Nosotros ascendimos a Segunda en 2003 y las fotos que veíamos eran las que salían en el periódico o te hacía un padre. Ahora acaban a las 14.00 de jugar y, a las 14.05, ya está la imagen del vestuario colgada en Twitter o Instagram. Éramos una generación de barro. Pregúntale a Nacho, que salió de Segalerva, o a mí, de los campos de tierra en Don Benito...

-N: Ahora tienen más facilidades. Cuando hay que sufrir, a algunos le cuesta. Con el talento sólo no basta. Hay dos casos claros de jugadores por los que se apostó en el club desde infantiles y no han llegado a juveniles: Bautista y Alfredo, el portugués.

-J: La pregunta que hay que dejar en el aire es si merece apostar el dinero por un infantil, dónde hay que invertirlo.

-Ustedes fueron futbolistas de banda. ¿Ha de jugarse en la natural o 'a pierna cambiada'?

-J: Esa pregunta nos la hacemos Nacho y yo desde que empezamos la temporada. Hoy el jugador de banda quiere hacerlo 'a pierna cambiada', porque prefiere hacer gol. Se mete por dentro, se perfila para su pierna dominante y, no sé, se está perdiendo el futbolista de desborde: Giggs, Joaquín cuando salió, Figo, esos que abren el campo, de uno contra uno, centros, sin miedo a perderla. Ese futbolista hay que recuperarlo, porque es una variante más del juego. Si actúan todo por dentro perdemos ese extremo regateador de toda la vida.

-N: Este tema lo hemos hablado mucho. Cuando a un chico ahora lo quieres cambiar te dice que no, que no sabe, que no se encuentra cómodo, cuando es su banda natural. Es un problema de la base. Cuando se igualan las fuerzas ese desequilibrio ya no es tan evidente, pero es necesario que sean polivalentes, que sepan jugar por las dos bandas. Eso les puede facilitar luego llegar a la élite.

-¿Se imaginan en la tesitura actual de los futbolistas profesionales y los protocolos de LaLiga para reanudar el torneo?

-N: Nos sería muy extraño vivir eso. Si fuera mi caso, si hubiese seguridad en los protocolos de que no me voy a contagiar en los entrenamientos, no hay problema. Si quieren que se reanude, que se invierta en seguridad. Imagínese que se da ahora un contagio. Entonces, ¿qué pasa? ¿Volvemos a los dos meses encerrados?

-J: Va a ser raro para todos, porque todavía se está conociendo al virus, cómo se comporta, cómo evolucionará. Hay datos que no se manejan. Los test son fundamentales para toda la población.

-¿Cómo están llevando el confinamiento?

-N: Tengo suerte, una casa grande, jardín y más medios para que los niños estén entretenidos, y tienen deberes... Por suerte no sienten necesidad de salir, aunque el hecho de no poder hacerlo con normalidad y no interactuar se echa de menos.

-J: Como reflexión te puedes plantear cómo en el año 2020 podemos estar no sólo nosotros así, sino también todo el mundo. Te das cuenta de que el ser humano no es tan poderoso como nos creíamos. Te hace pensar y valorar todo: los abrazos, el poder estar con amigos, con familia. Hay que tener mucha paciencia.

-¿Y qué me dicen del Málaga, en esta temporada horrible en tantos aspectos?

-N: Soy optimista. Si salimos de todas estas cosas puede venir una época buena, años para disfrutar. Es mi opinión. Veo muchos malaguistas, y no sólo gente nacida en Málaga, y creo que eso es lo importante. Sólo queda mejorar.

-J: Pienso igual. Lo importante es salvar la temporada. A ver si el club tiene estabilidad. Se me viene a la cabeza el final de partido contra el Deportivo en los 'play-off' de junio. Lo estaba viendo en Vitoria en casa y me decía que con esta afición el Málaga tiene que estar en Primera sí o sí. Emocionaba poner la tele a todo volumen, a pesar de la decepción de no subir.