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CARLOS MARTÍNEZ
Miércoles, 30 de agosto 2017, 16:34
Se hace justicia. Después de tres décadas de aquel fatídico golpe con el delantero brasileño Baltazar, en el que acabó perdiendo la vida semanas después, el Málaga da el nombre de José Antonio Gallardo a la puerta número 13 de La Rosaleda. El acto, cargado de momentos emotivos, ha contado con la presencia de familiares del guardameta. También han estado presentes miembros de la fundación del club, delegados, directivos, Míchel y ex jugadores. Basti, ex jugador y actualmente miembro de la Fundación del Málaga, comenzó el acto haciendo referencia a lo tarde que llega el reconocimiento: “Quizás no se estuvo a la altura para recordar su figura, por ello queremos pedir perdón”.
El padre y el sobrino de Gallardo también dedicaron unas palabras. “Lo dio todo por el Málaga, por desgracia no pudo llegar todo lo lejos que el podía. Agradecemos al club este reconocimiento a su memoria”, comentaron en un discurso lleno de emotividad.
José Antonio Gallardo Marín, nacido en Torremolinos en 1961, desde muy pronto llamó la atención del por aquel entonces C. D. Málaga . Con tan sólo 16 años, lo fichó del Juventud Torremolinos, y dos años más tarde ya estaba en el filial. Una cesión al Antequerano, en la temporada 1982-83, fue el paso previo a su asentamiento en el primer equipo. Tras el descenso del conjunto malacitano, Gallardo se hizo con la titularidad. El 21 de diciembre se enfrentaban Celta de Vigo y Málaga en un partido de liga, en la primera mitad salió a por un balón que se había quedado corto, a la disputa también iba el delantero Baltazar, que fortuitamente golpeó con su rodilla la cabeza del guardameta malagueño.
Inmediatamente fue ingresado en un hospital vigués, tres días después, en Nochebuena, regresó a Málaga. Tras una aparente recuperación, Gallardo recayó el 7 de enero de la triple fisura en el parietal izquierdo. Ocho días después, perdía la vida el prometedor portero del Málaga, a los 25 años.
La memoria de José Antonio Gallardo quedará por siempre en La Rosaleda, donde estaba destinado a marcar una época y ser el portero referencia. Uno de los episodios más tristes de la historia del club y se hace justicia al recuerdo del guardián de Martiricos.
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