El Leganés no sólo nos pegó un baño, especialmente al banquillo local, sino que dejó bien a las claras las múltiples carencias tácticas y técnicas del Málaga
La capacidad de hacer el ridículo de este Málaga no tiene límites. Tras la vergonzosa eliminación copera, el Leganés llegó y nos pintó la cara. El equipo de José Alberto está en una debacle a la que hay que poner fin, pero... ¿quién lo hace? ¿ ... El administrador judicial? ¿El director técnico? ¿El jeque? ¿Blue Bay?... No se sabe, pero este equipo va a la deriva, sin freno y cuesta abajo. El Leganés no sólo nos pegó un baño, especialmente al banquillo local, sino que dejó bien a las claras las múltiples carencias tácticas y técnicas del equipo local. Miren el segundo gol madrileño fue consecuencia de un esperpento táctico, lo que es el Málaga jornada tras jornada. Este equipo no es individualmente peor que el de la campaña pasada, pero sin embargo está logrando no sólo parecer lo contrario, sino desmotivar a una afición que bastante está aguantando.
Pellicer no es entrenador del Málaga por un capricho de la Dirección Técnica, digan lo que digan. José Alberto no ha encajado en el equipo. La falta de mando se nota cada vez más... ¿Qué solución hay? Nunca dejar al equipo de nuestros amores, pero sí acabar con tanto clientelismo y tanta pasividad. No es de justicia que Málaga se pasee en la mediocridad más absoluta de la que de por sí es una mediocre Segunda División, pero es lo que hay.
La indolencia y las carencias del Málaga quedaron al descubierto ante un Leganés que superó a su rival de cabo a rabo. Fue un baño táctico de categoría, porque además mientras los madrileños realizaban cambios que parecían estar revestidos de toda la lógica de mundo, el Málaga los hacía como cuando uno echa sal en la ensalada: a mogollón. Así nos fue. Tras un primer tiempo muy mediocre, la segunda parte fue infumable. Ni un solo disparo a puerta en todo el partido dice muy poco para quien quiera ganarlo, y eso fue lo que pasó a un Málaga descentrado, que va de mal en peor y que ha enfilado una cuesta abajo preocupante... ¿Es la solución que se vaya el entrenador? No lo sé; lo que está claro es que esto no puede seguir así.
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