Pablo Fornals, uno de los mejores canteranos que han salido de La Academia del Málaga en los últimos tiempos, no olvida su pasado blanquiazul. De hecho, vuelve cada año de visita, «aunque este tendré que posponerlo». Su coraje y corazón están sacados del himno blanquiazul y, aunque ya se ve lejos su marcha, el Málaga siempre será su equipo porque fue donde logró construir su sueño de ser futbolista. Si se le pregunta si se considera un canterano ejemplar, no duda ni un segundo. «Sí, totalmente. Fui un chico que llegó desde Castellón con un sueño y de la mano del Málaga lo conseguí», recuerda ahora como jugador del West Ham londinense y tras pertenecer dos temporadas al Villarreal.
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Se cumplen tres años de su marcha, que muchos consideran como el principio del desmoronamiento del Málaga (coincidió que al año siguiente se produjo el desenso a Segunda). Su salida provocó un gran impacto. El club no fue capaz de seducirle para renovar y surgió la opción de volver al Villarreal, donde también fue canterano. «Ese día, delante de mis compañeros, me derrumbé porque había sido muy feliz y solo podía agradecer a todos el trato que me habían dado desde que llegué al primer equipo. La decisión de salir claro que fue difícil. Era un sitio donde estuve muy a gusto, pero era la oportunidad de volver a casa, jugar la UEFA, estar con mis padres otra vez. Llevaba ya años en Málaga, fui muy feliz y para nada fue fácil decir: 'Bueno, venga, me voy'», cuenta para SUR por teléfono. Sucedió en Garderen (Holanda), donde el Málaga estaba viviendo una pretemporada convulsa por todos los vaivenes del jeque Al-Thani y la dirección deportiva en la planificación de la plantilla. Pero sobre estos tema él prefiere reservarse: «No tengo nada más que decir».
«Es el club que me dio la oportunidad, primero de todo con Manel Casanova, que en paz descanse; luego junto a Manel Ruano, con el que de vez en cuando aún charlo. Con él tuve años muy buenos en los que ganábamos casi siempre. Y luego el paso por el filial con Salva Ballesta y al primer equipo con Javi Gracia», reordena el castellonense, quien rememora con cierta gracia su debut de malaguista, el cual revivió hace poco gracias a que el club subió el vídeo del partido a su canal de Youtube. «Sí, lo ví hace poco de nuevo. En mi debut se aparecieron el Cautivo, la virgen de Zamarilla y todos los santos. Nos pusimos con Kameni en la portería y sacamos un 0-0 (en el Bernabéu, con Amrabat expulsado en el minuto 77)», bromea mientras cuenta que no es cofrade, «pero son muchos años en Málaga para saber lo que hay». Ese es uno de sus momentos favoritos, «junto a mi primer gol en Primera, contra el Granada; el partido que le ganamos al Barcelona en casa por 2-0, y el 4-2 al Sevilla, también en La Rosaleda».
SOBRE EL REGRESO EN LA PREMIER
TRES AÑOS DE SU SALIDA DEL MÁLAGA
Al año siguiente, pasó de Pablito a Pablo. Se reivindicó por completo. «Creo que ese año tanto Sandro (ahora en el Valladolid) como yo tuvimos una historia parecida. No contábamos mucho para Juande y, por situaciones, nos dieron la oportunidad y demostramos que queríamos jugar, y con la llegada de Míchel seguimos haciendo lo nuestro. Era un equipazo y honestamente pienso que si hubiéramos tenido el nivel que alcanzamos con Míchel durante todo el año habríamos hecho cosas bonitas», opina. Del Málaga podía hablar hace poco en Londres, al haber compartido vestuario con Manuel Pellegrini y el portero Roberto. «La verdad es que reencontrarnos aquí fue bonito para mí», apunta. Ahora, sin ellos como apoyo, sigue teniendo un papel relevante en el equipo. Ha conseguido adaptarse bien al fútbol de la Premier, siente que es «un estilo que me gusta».
Ahora intenta pulir su inglés «para aprovechar la experiencia no solo a nivel deportivo» mientras que la semana pasada retomó los entrenamientos tras el parón por el coronavirus. «Aquí estamos un pasito por detrás de España; hacemos trabajo en grupos de cuatro o cinco jugadores. Por lo menos, ya estamos yendo a entrenar todas las mañanas y volviendo a esta nueva normalidad», reporta desde Londres, donde también se aventuró a correr como hacía en Málaga cuando era más joven. Eran famosas sus 'palizas' físicas. «Aquí desde el principio teníamos una hora al día para ir a hacer deporte y yo lo aproveché. Lo de correr por Málaga... De más pequeño hacía más locuras a la hora de no descansar lo que debía. Pero me iba bien y era divertido, así que alguna vez me he recorrido más de media Málaga e ido al gimnasio y luego he vuelto a casa corriendo. Pero no lo aconsejo. Cuando ya estaba en el primer equipo iba al parque de La Laguna, corría por los alrededores de Teatinos. También por la playa y el paseo Antonio Banderas me gusta ir a correr. Lo hago también ahora cuando vuelvo por allí».
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En Inglaterra existen aún muchas dudas sobre la vuelta de la competición y Pablo Fornals cuenta que se espera «a ver cómo evoluciona todo» mientras que la referencia, como para todos, es la Bundesliga: «Mientras Alemania sea un ejemplo bueno, no haya contagios y se proteja a los jugadores y gente del club... No es esencial que el fútbol vuelva, pero si lo tiene que hacer, que sea en las mejores condiciones posibles. Al final a mucha gente nos gusta el fútbol, nos alivia y nos hace pensar en otras cosas, pero, siendo honestos, el fútbol no es ni mucho menos el motor de la economía de un país y no salva vidas. Es una cuestión de seguridad y de principios», reflexiona para acabar.
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