Muchas de las esperanzas estaban depositadas en ellos. Básicamente, porque se buscaba mejorar en dos aspectos cruciales: la organización del juego y la velocidad por las bandas. No obstante, apenas un mes después de las incorporaciones, el rendimiento de Erik Morán e Iván Alejo se ... ha diluido y ambos no han tenido la continuidad deseada tras un esperanzador debut.
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Erik Morán, muy del gusto de la dirección deportiva y el entrenador (Muñiz ya lo quiso fichar para el Alcorcón, pero el centrocampista vasco se marchó al Zaragoza), era el futbolista destinado a mejorar el juego del Málaga. De hecho, el entrenador no lo colocó por delante de N'Diaye o Keidi, más defensivos, sino por detrás de ellos, como hombre más cercano a la defensa. El objetivo era mejorar las carencias en la salida de la pelota y, de paso, que los dos medios de contención ya referidos contribuyeran a presionar más arriba.
Fue en el estreno del vasco, ante el Almería, cuando Muñiz decidió cambiar el sistema tras la sustitución del organizador por Seleznov (de 4-1-4-1 a 4-4-2) y el equipo se resquebrajó. El técnico se equivocó al desproteger la medular, pero la realidad es que a Erik Morán le vino largo el partido debido a la falta de ritmo durante la primera parte de la temporada (sólo había disputado cuatro partidos de Liga con el AEK Atenas). Más allá de cuestiones tácticas, esa ha sido la razón por la que en momentos puntuales se observa cierta lentitud, lo que provoca que llegue tarde en determinadas acciones o que la elección del entrenador haya sido apostar por el trío N'Diaye-Keidi-Adrián. La conclusión es que en cuatro partidos (ninguno de ellos completo)ya acumula tres tarjetas amarillas. El sábado, en Córdoba, probablemente pesó más la intención del entrenador de buscar el triunfo ante un rival más débil con la apuesta por dos extremos de desborde (Ontiveros e Iván Alejo), pero la amonestación también debió de influir.
Una semana después del estreno de Erik Morán le llegó el turno a Iván Alejo. Y pese a que el Málaga no obtuvo el triunfo, las acciones del vallisoletano deslumbraron al aficionado porque al fin se veía a un extremo blanquiazul desbordar por la banda y mostrar velocidad. Sin embargo, aquello fue un mero espejismo. Es innegable que el futbolista cedido por el Getafe tiene grandes virtudes, pero desde su segunda actuación, en Majadahonda, apenas se ha dejado ver en el uno contra uno con el lateral contrario.
Muñiz le exige constantemente a Iván Alejo no sólo que insista en desbordar, sino también que pise el área y que incluso aproveche sus recursos técnicos para entrar en diagonal y conseguir más desequilibrio en la defensa rival. Si en los primeros tres partidos el vallisoletano fue sustituido en la recta final, fue sintomático que en Córdoba se marchara al vestuario a los veinte minutos de la segunda parte. Fue la prueba inequívoca de que el entrenador ya no consideraba fiable su aportación, máxime tras el continuo desacierto en los centros. Como ocurre con Erik Morán, se ha diluido y su rendimiento no ha tenido continuidad.
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