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Todo buen aficionado malaguista que se precie recuerda el 30 de noviembre de 1969. Aquel día está en los anales de la historia blanquiazul porque se produjo el debut del mito con mayúsculas, Viberti. Pero, igual que tiene fresca en la memoria la impresionante actuación del '5', el seguidor blanquiazul siempre añade una coletilla: «El Málaga ganó 5-0 y Wanderlei marcó cuatro». Improvisado 'pichichi' aquella temporada (porque él en realidad no jugaba específicamente de delantero centro pese a que era donde más le gustaba), el brasileño se ganó un hueco con mayúsculas en la trayectoria del club de Martiricos. Ayer falleció en Valencia a los 81 años.
Wanderlei fue el primer futbolista brasileño que aterrizó en el Málaga (después le seguirían cronológicamente en el desaparecido club otros tres atacantes, Bío, Peribaldo y Charles) y fue reclutado como estrella del que había sido el rival en la promoción de ascenso al término de la temporada 1964-65, el Levante. El conjunto blanquiazul salió victorioso de aquel cara o cruz gracias al triunfo obtenido en la ida por 4-2 con goles de Velázquez, Berruezo (2) y Pepillo, porque en la vuelta supo mantener el empate a cero.
A Wanderlei también se le conocía popularmente como 'el hermano de Waldo', delantero centro que brilló en el Valencia durante nueve años y con el que precisamente coincidiría en el Hércules, tras su marcha del Málaga, en la temporada 1970-71. Fue su fichaje por el equipo blanquiazul lo que separó a ambos, porque durante durante varios años convivieron en la capital del Turia, Waldo en el equipo valencianista y Wanderlei en el levantinista. Los 19 goles en aquella campaña 1966-67 llevaron a la directiva encabezada por Moreno a echar el resto por él para la enésima aventura en Primera División. En La Rosaleda no sólo dejó la estela de su fuerte disparo o de su polivalencia, sino especialmente de su calidad humana. Siempre con una sonrisa, la relación con sus compañeros fue extraordinaria y nunca tuvo el más mínimo roce con ellos. Al contrario, las bromas que le gastaban siempre se las tomaba de muy buen humor.
Como sucedió en toda su trayectoria, Wanderlei no brilló en Primera, pero sí lo hizo con creces en Segunda. En su primera campaña como malaguista, la 67-68, fue alineado como titular en cuatro de las cinco posiciones del frente de ataque (apenas fue utilizado como extremo izquierdo, donde mejor rendía) en un equipo que jugaba con frecuencia con Aragón, Migueli, Cabral, Berruezo y Otiñano. Pese a la manifiesta falta de gol, el equipo acabó décimo de la mano de Otto Bumbel, que en la octava jornada ya sustituyó al cuestionado Ernesto Pons. El futbolista brasileño acabó como tercer realizador del equipo, con 4 goles en 16 partidos, por detrás de Berruezo y Cabral, que sólo lograron cinco.
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En la campaña siguiente se repitió la historia en el plano individual: cuatro tantos en 12 partidos y tercer goleador del equipo tras Fleitas (con 13) y Cabral (con 7). El Málaga volvió a Segunda tras una segunda vuelta en caída libre, lo que conllevó el relevo en el banquillo y el regreso de José María Zárraga (que cinco años antes había sustituido a Riera) por Otto Bumbel. Wanderlei tampoco fue titular en una posición definida debido a su polivalencia, así que los más asiduos en las cinco posiciones ofensivas fueron Aragón, Conejo, Cabral, Fleitas y Otiñano.
Fue en su tercera y última temporada, la 69-70, cuando el brasileño ofreció su mejor rendimiento. En la campaña de la introducción de los cambios de jugadores durante los partidos, el equipo sufrió tres variaciones cruciales. La primera fue en la presidencia, con la llegada de Antonio Rodríguez López por Juan Moreno de Luna; la segunda, con la incorporación de Jëno Kalmar a finales de octubre en el lugar de Juan Ramón, y la tercera, con la transformación del equipo a raíz de la incorporación de Viberti. Wanderlei comenzó fuerte la Liga con seis de sus 14 goles antes de ese punto de inflexión que supuso la llegada del astro argentino y fue el más utilizado como extremo izquierdo por delante de Búa, Moli, Paquito y, esporádicamente, Aragón. El once más habitual era: Américo; Montero, Arias, Martínez, Monreal; Migueli, Viberti, Conejo; Pons, Cabral y Wanderlei. Sin embargo, a este le quedó siempre la espinita de que no pudo participar en los cuatro últimos partidos, que posibilitaron la remontada, el ascenso y el comienzo del llamado 'quinquenio de oro'. Él se marchó al Hércules, donde jugó dos temporadas antes de retirarse e instalarse en Valencia. Pero siempre quedará como la otra estrella en el inolvidable debut de Viberti y aquellos cuatro goles frente al Español.
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