El factor campo vuelve a ser una realidad

Con los aforos muy restringidos inicialmente las diferencias entre el público registrado en los distintos campos de Segunda no ha sido demasiado importante, pero ahora la brecha se va agrandando. Sanidad estableció las pautas para este mes de septiembre en los estadios del fútbol profesional, que amplían el aforo permitido a un 60% sobre la capacidad de los estadios. Al comienzo de la temporada, en agosto, la restricción era al 40% de la capacidad, y ahora aún hay que considerar la distancia que deben guardar los no convivientes (sillas entre medias sin ocupar), con lo que sólo se podrá cubrir en torno a la mitad de las localidades.

Eso no será óbice para que el Málaga pueda ejercer ya el peso de su masa social. Lo reclamaba este miércoles en una entrevista a este periódico uno de los integrantes de la plantilla, Genaro: «Estamos deseando que haya más gente en La Rosaleda para que aprieten». Durante la temporada anterior esa capacidad de la grada de levantar a un equipo cuando lo pasa peor o de llevarlo en volandas en citas clave de la temporada se había perdido, frente a rivales que no pueden generar ambientes similares y que de forma indirecta salieron un tanto favorecidos.

En lo que va de curso el récord de público está en los 10.700 espectadores que se reunieron en la tercera jornada en el Zaragoza-Cartagena. También en El Molinón y en Zorrilla se ha llegado a la cifra de 10.000 espectadores ya, mientras que en otros muchos estadios no se he llegado a alcanzar el tope autorizado.

Se da el caso de que el perfil de los recintos de la categoría registra poco término medio. Hay un grupo de ellos, los de los clubes más históricos, normalmente en poblaciones mayores, que podrá ya acoger a más de diez mil personas. Al margen del Málaga, es el caso del Zaragoza (en torno a 17.250 espectadores) y de Las Palmas (15.600), los únicos que lo superan; el Oviedo y el Sporting (14.800 como tope), aunque El Molinón atrae a más seguidores que el Carlos Tartiere; el Valladolid (13.1250), el Tenerife (11.800) y el Almería (10.600).

Más allá de estos ejemplos, hay un alto número de clubes que no pasarán aún de cinco mil espectadores (Ponferradina, Eibar, Lugo, Huesca, Fuenlabrada, Alcorcón, Ibiza y Mirandés) y un conjunto que juega en una ciudad deportiva, el Amorebieta, porque al no estar Urritxe adaptado a las condiciones de LaLiga, lo hace en el campo 2 de Lezama. Otro caso especial es el de la Real Sociedad B, el único filial de la categoría, que aunque en principio iba a acudir al Zubieta XXI, con un aforo de 2.500 (sin restricciones) está jugando en el Reale Arena, con 39.500 espectadores. Sin embargo, al ser el segundo equipo no concita tanta expectación. En su última cita de local hubo 4.400 espectadores.

Aun con la expectativa de que cara a octubre se reduzcan más las restricciones, La Rosaleda ya marca diferencias respecto a nueve estadios de Primera: Nuevo Mirandilla de Cádiz (permitirá unos 11.000), Mendizorroza (menos de 10.000), el Coliseum Alfonso Pérez (8.600), el Nuevo Los Cármenes (12.000), el Iberostar Estadi (11.500), El Sadar (10.000), Vallecas (7.700), La Cerámica y Ciudad de Valencia (unos 12.500 cada uno).