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El Málaga juega con Escassi y diez más. Así se ha demostrado en las once primeras jornadas de Liga. El malagueño es el único jugador de la plantilla que ha disputado todos los minutos posibles en lo que va de campeonato (sólo se le acercan Juande, con 920 minutos, y Calero, con 925). En total, 990 minutos en 11 partidos, una marca que comparte con sólo doce futbolistas más de la categoría, de los cuales diez son porteros. Es decir, se encuentra en la selecta terna de jugadores de campo que ha encontrado esta misma regularidad extrema. Los otros dos son los también defensas centrales Cabrera (Espanyol) y Borja López (Sporting).
El malagueño, que desde su llegada destacó por su liderazgo y compromiso con el proyecto, se ha convertido en una prolongación del entrenador, Sergio Pellicer, en el campo. Es el hombre de total confianza capaz de mantener la concentración durante todo el partido. La correa de transmisión entre lo que se ve dentro del campo y lo que se aprecia desde el banquillo.
Para muestra, la imagen que se consiguió captar en Sabadell, donde se recoge una conversación entre Pellicer y Escassi segundos después del primero de los goles que el Málaga marcó en ese partido. Mientras el resto celebraba el tanto de Calero, técnico y defensa buscaban cómo ajustar los aspectos que no se estaban ejecutando del todo bien cara a mejorarlos durante lo que quedaba de partido, que era casi todo.
Esa responsabilidad la está soportando Escassi con máxima implicación y poco lucimiento. Pero el malagueño se está sintiendo muy cómodo y valorado a nivel interno con este rol clave en el equipo y el vestuario (es el tercer capitán tras Lombán y Luis Muñoz, que cuentan con más antigüedad en la plantilla). Aunque el efecto sobre el campo de Escassi se antoja igual o más trascendental en su posición de líbero, que le exige el máximo a la hora de ejercer las vigilancias y ejecutar las ayudas defensivas. Una sobrecarga de trabajo que es oscuro, y en los últimos encuentros ha terminado por generar frustración por los malos datos defensivos. Este es ahora mismo el debe más destacado del equipo, que junto al Castellón es el que más goles en contra recibe de la categoría (15). Este detallea y el no haber conseguido aún su primer gol como malaguista son las principales espinitas que rondan por la cabeza de Escassi, quien canaliza estas cuestiones como una forma más de motivarse.
Y esto se percibe en cada ocasión a balón parado en que sube a rematar. Aunque por el momento no se ha dado el primer gol del Málaga en jugada de estrategia, lo que está suponiendo también una obsesión para el cuerpo técnico en los entrenamientos y en las charlas, parece que está destinado a que el estreno goleador de Escassi llegue de esta forma. El de Pedregalejo ya demostró con creces el año pasado en el Numancia su potencial ofensivo con siete goles que llegaron en su mayoría en acciones de este tipo.
Son detalles y objetivos por cumplir que no empañan el momento de plenitud que vive Escassi, satisfecho con el resultado de su apuesta por el proyecto del Málaga ante otras ofertas que eran mejores en lo económico. Pero él quería volver a su casa, y la realidad está superando las expectativas de un regreso soñado. Desde el primer contacto, el club le demostró que era un fichaje prioritario en el nuevo Málaga y así se está desarollando.
Es un motivo para celebrar cada nuevo día en casa, donde busca asentarse tras una década cambiando de residencia y de estilo de vida en lugares muy dispares: Getafe, Alicante (en el Hércules), Alcorcón, Llagostera y Soria. En este último lugar, con un clima e idiosincrasia totalmente diferente a Málaga, pasó las anteriores cuatro temporadas. Por eso valora como pocos bajar al paseo marítimo y pasear en manga corta en pleno noviembre. A sus 31 años, entiende la experiencia actual como un premio y por ello busca aportar más de lo estrictamente necesario para ayudar en lo que sea a su club. Algo con lo que la dirección deportiva, que insistió y trabajó constantemente en su contratación cuando, está orgullosa, ya que dotar de sentido de pertenencia al equipo era uno de los objetivos primordiales para el cambio de ciclo y la construcción de la nueva plantilla malaguista.
S. C. Cada entrenador tiene su extensión en el campo y a lo largo de la historia del Málaga han sido varios los futbolistas indiscutibles, aquellos en los que el técnico depositaba su plena confianza y le otorgaba jerarquía en el equipo. Aun así, en alguna etapa no ha quedado tan claro, como con Joaquín Peiró, que sí contaba con varios hombres de absoluta confianza (Bravo, Larrainzar, Roteta, posteriormente Gerardo...)
En la historia del Málaga quedan nombres como González (aquel central odiado por la afición cuando jugaba en el Granada y luego tan respetado como blanquiazul), Migueli (pieza clave para tantos entrenadores en su extensísima carrera), Recio (el tío y no el sobrino, aquel 'reloj suizo' que era indiscutible para Antonio Benítez en el corazón del equipo), Carpintero (el sostén en la medular en el ascenso con Muñiz) e, indiscutiblemente, Weligton, Demichelis o Camacho. El brasileño fue futbolista con galones casi desde su llegada al Málaga –pese a que inicialmente se valoró más la incorporación de Helder Rosario–, pero bajo la batuta de Manuel Pellegrini tuvo un papel preponderante el argentino y, posteriormente, cuando 'Weli' comenzó a acusar problemas físicos el testigo lo tomó Camacho con Javi Gracia en el banquillo.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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