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Semanas atrás, en una entrevista con SUR, Sergio Pellicer confesaba que el único futbolista que había propuesto en la primera conversación con Manolo Gaspar para planificar la plantilla era Escassi. Entrenador y director deportivo no tuvieron la más mínima duda. Ambos veían en él ... al líder del Málaga (porque para entonces ya se atisbaban las medidas para prescindir de los futbolistas con sueldos inasumibles) y acertaron de pleno.
Escassi no es un jugador que haga ruido o que sea plástico en sus formas, pero cuenta con un importante sentido táctico. Pocos jugadores en el fútbol profesional español tienen la capacidad del malagueño para desenvolverse con soltura en el eje de la defensa o como pieza de contención por delante de la zaga. Por eso precisamente es habitual escuchar el debate entre entrenadores o especialistas de Segunda sobre si su papel es más relevante atrás o en la medular.
Por encima de todo, Escassi es pieza destacada en el plantel malaguista por su compromiso y su experiencia. Paleño como Manolo, la llamada del director deportivo malaguista fue como un sueño cumplido para él. Con el Numancia descendido –y con la puerta abierta para su salida tras el desplome del conjunto soriano–, no escuchó otras ofertas. Ni siquiera cuando bien entrado agosto se demoró su inscripción ante LaLiga y comenzó el runrún en el mercado debido a que tenía la opción de romper el acuerdo ya sellado.
Escassi cayó de pie en el vestuario. Por su forma de ser llegó para sumar desde el primer día, beneficiado también porque los jugadores con más peso en agosto (Adrián, Lombán y Luis Hernández) también le dieron su sitio. Tras la marcha del primer capitán y del central madrileño, el tándem Lombán-Escassi es fundamental en el grupo. A ojos de sus compañeros y también del cuerpo técnico.
El rol de Escassi tiene más valor, si cabe, porque él sabía desde el principio el proyecto por el que apostaba, las enormes dificultades deportivas y la delicada situación económica. Pero es evidente que cuando el líder de un grupo (o los líderes, porque también está Lombán) se pone el mono de trabajo, el resto de los futbolistas no bajan los brazos por más contratiempos que aparezcan en el camino.
No obstante, el liderazgo de Escassi es más patente en el terreno de juego. En Gijón ya mostró su inteligencia táctica para sostener al equipo, pero frente al Rayo dio una clase magistral de colocación, como escudero de los interiores (Jozabed y Luis Muñoz) y como escolta de los centrales, a los que arropó en las situaciones más exigentes. El próximo domingo cumplirá 32 años, pero aún le quedan muchos sueños por cumplir en su equipo, el Málaga.
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