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La Ley de Murphy también existe en el fútbol. Lo ha comprobado Alberto Escassi que no se vestirá de corto el lunes en La Rosaleda con el Numancia por sanción. A la hora de hablar con este periódico, seguía frustrado por la rabia y con ... dudas acerca de si viajar para estar en la grada: «Sé que ahí lo pasaría muy mal, así que me lo que estoy pensando. Estoy muy fastidiado. No sé si es un punto débil o una virtud, pero en cada partido no pienso más allá. Soy un jugador demasiado impulsivo y no nos estaban saliendo las cosas como queríamos. Íbamos perdiendo 2-0, un rival me agarraba y sé que no reaccioné de la forma correcta... Incluso en el momento no le di importancia, pero luego me acordé de que no podía estar en Málaga».
En frío, el jugador no pone en duda su doble amarilla en Las Palmas, la primera expulsión desde el 22 de noviembre de 2015. Se repite la maldición. Nunca se ha medido en su carrera al Málaga en La Rosaleda en un choque liguero. Sólo ha jugado una vez en el feudo de Martiricos con el rival, y fue la pasada campaña en la Copa, donde apenas le dieron once minutos, al final. En la ida, en Los Pajaritos (2-1), marcó un gol con el corazón dividido.
«Va a ser una sensación rara como profesional. Quiero que gane el Numancia, que es el equipo al que pertenezco, pero deseo que el Málaga gane el resto de partidos y ascienda», se sincera con este periódico. Para Escassi iba a ser una fecha especial. Con su familia y amigos en la grada, pero al final nada de eso.
Los caminos de Escassi y el Málaga no se han vuelto a unir desde que el jugador saliese del club a los 16 años. A diferencia de lo habitual, fue por iniciativa propia. «Tuve una época dura, en la que mis padres se separaron y en la que me fui al juvenil de El Palo. Estaba jugándolo todo, pero mis padres se separaron. Tenía 15 años. No iba a entrenarme, estaba con mis amigos y me divertía con ellos más que en el fútbol, que me iba desmotivando cada vez más. Pepe Sánchez (entonces coordinador de la cantera) llamó a mi padre: '¿Cómo que no viene a entrenar?' Estoy arrepentidísimo. Ahora mi mujer y mi entorno me dicen: 'Si te hubieras quedado en el Málaga, ¿qué?', pero a lo hecho, pecho», confiesa.
A los 29 años, a punto de llegar a la treintena (el 28 de febrero), aún no descarta que le suceda algo similar a lo producido con Dani Pacheco este verano, cuando el pizarreño volvió al redil. «Es complicado, pero en el fútbol se han visto tantas cosas... Me encantaría jugar en el Málaga. Si dijera que no estaría mintiendo. He ido a ver al Málaga en el campo varias veces en Primera y en Segunda. Soy malaguista. Parece que ya eres mayor, pero ojalá... Tengo un año más de contrato. A priori voy a seguir aquí, pero ¿por qué no?», se sincera.
Excompañero de Baena o Manu Torres, otros dos que tampoco triunfaron de malaguistas –aunque el segundo sí debutó con el primer equipo y perteneció a él cierto tiempo–, pocos conocen tanto como él la actual Segunda española. Lleva 193 encuentros (esta campaña alcanzará los 200), en ocho temporadas consecutivas. Escassi hace un claro análisis de cuáles han de ser las tres virtudes de un equipo de la categoría para optar al ascenso: «Es fundamental ser regular, que el equipo no ea una montaña rusa; en segundo lugar, mantener la portería a cero cuantos más partidos mejor. Creo que en 90 minutos oportunidades vas a tener, y si logras que no te metan goles tienes muchas opciones de ganar.Al final los equipos que suben son los que mejor defienden. Y, tercero, que el equipo se sienta identificado con lo que el míster pide».
Por ello Escassi ve bien posicionado al cuadro de Muñiz: «Al Málaga lo veo fenomenal. Si no jugamos a la misma hora, siempre lo sigo. El Albacete fue el primero que le marcó en La Rosaleda el otro día, pero lo de la portería a cero no es sólo de los porteros ni de los cuatro de atrás. Ellos sí que saben a lo que juegan y llevan una regularidad muy buena, excepto la derrota de Elche. Sin embargo, es muy difícil no perder partidos en la categoría, porque es muy igualada».
El 'pivote' y, a veces, central, considera también que a su Numancia hay que darle tiempo. «La temporada anterior fue muy buena (se jugó hasta la eliminatoria final del 'play-off' de ascenso, perdida con el Valladolid), y en esta hay diez jugadores nuevos y también hemos cambiado de entrenador (se fue Arrasate y llegó López Garai), con una idea de juego diferente. Antes no arriesgábamos tanto atrás con el balón. Ahora queremos ser más protagonistas con él, con un fútbol mas atractivo, y todo necesita un proceso de adaptación», explica.
Criado en Cerrado de Calderón y Parque Clavero, se alegra de que le vaya bien a su amigo Munir, con el que trabó una buena amistad y con el que paseaba con sus respectivos perros muchas tardes. «Lo suyo es normal –comenta–. Allí en Málaga se van a quedar flipados. Es una pasada. Es verdad que el año pasado estaba Aitor, que hizo un 'temporadón' y, por desgracia no pudo jugar los minutos que quisiera. Cuando le salió lo del Málaga le animé a ir. Es sin duda de los mejores porteros de la categoría. Ojalá suba con el Málaga y pueda jugar en Primera con ellos».
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