Los equipos colistas se le suben a las barbas al Málaga

De hecho, aunque el Málaga vaya a jugar este sábado su decimotercer compromiso liguero de la campaña, será ya el tercero que disputa ante un rival en el último puesto de la tabla clasificatoria. Es un detalle aparantemente afortunado para las huestes de Pellicer, que se cruzan con muchos rivales en un momento bajo, aunque esto puede hacerles más peligrosos. La mejor prueba de ello es que no se ganó en los dos últimos precedentes, en la jornada cuarta y undécima, ante el Córdoba y el Tenerife, sendos 0-0.

Y no sólo eso. Siendo riguroso con el desarrollo de los acontecimientos, el Málaga estuvo más cerca de perder que de ganar en esos dos encuentros. En El Arcángel se vio muy superado por el Córdoba en el primer tiempo y en el arranque del segundo. Fue la enorme firmeza defensiva de los zagueros, con una actuación imperial de los centrales en los balones aéreos en los envíos laterales, los que sostuvieron al equipo, y un gran Alfonso Herrero. Eso y la falta de tino de los locales en ocasiones puntuales que seguramente futbolistas de una categoría superior no habrían desperdiciado. La estadística de remates del partido fue suficientemente elocuente de lo sucedido: trece del Córdoba y sólo uno del Málaga, que no disparó entre los tres palos.

Casi igual de sufrido fue el cero a cero en Tenerife hace pocos días. El cuadro canario sólo había ganado un partido hasta entonces y estuvo cerca de sumar su segunda victoria, porque fue superior en la primera parte, en la que el veterano Enric Gallego envió fuera un penalti cometido por Víctor García sobre Luismi Cruz. Es cierto que el Málaga fue a más en la segunda parte, pero con un solo remate a puerta en todo el choque frente a los catorce de los de Pepe Mel, cinco entre los tres palos.

Son dos avisos más que claros cara a la cita del sábado ante el Cartagena, por más que la situación del cuadro murciano sea aún más delicada si cabe que la del Córdoba y el Tenerife cuando el Málaga se cruzó con ellos. Ya con Jandro de entrenador, en sus últimos seis partidos al frente del equipo, sólo se ha sumado un empate (un 0-0 en casa ante el Elche) y cinco derrotas, y la endeblez defensiva se ha convertido en un serio problema (viene de un 1-5 ante el Deportivo).

Si retrocedemos más en el tiempo, se puede comprobar que, aunque el Málaga no ha perdido en ninguno de los siete últimos partidos ligueros ante colistas, sólo ha ganado en tres; es decir, que se ha dejado ocho puntos en cuatro empates. Al margen de las dos igualadas citadas, tampoco ganó en un 1-1 en Ibiza, en la temporada 2022-23 (adelantó Chavarría al equipo, pero empató en la segunda mitad Cristian Herrera) y en un 0-0 en Albacete en la 2020-21. En ambos casos fue en la jornada vigésima del campeonato.

Si ganó, en cambio, en los otros tres casos. Nunca con una contundencia especial. Quizás la victoria más clara fue en Los Cármenes el pasado curso ante el Recreativo Granada, con mayoría de malaguistas en las gradas (unos 6.000 aficionados se desplazaron con el equipo) y ante un filial ya casi desahuciado. También se aprovechó de un Lugo en una situación peliaguda en el final de la 2022-23, pero esa victoria no le dio al equipo, ya entrenado por Pellicer, para la permanencia en Segunda. El más apurado fue el 0-1 en Alcorcón (jornada vigésima segunda de la 2021-22) con un gol de Paulino a diez minutos del final.

Antes de esos siete últimos precedentes, todos disputados a domicilio (a diferencia de este sábado), casi siempre marcados por la igualdad y por un desarrollo con más sufrimiento del que dicta teóricamente la clasificación, el Málaga sí fue capaz de sacar adelante sus cinco duelos anteriores ante equipos en puesto de colistas: 0-1 en Alcorcón (marcó en el descuento Chavarría) y 2-0 al Albacete en las jornadas vigésima tercera y trigésima cuarta, respectivamente, de la Liga 2020-21; un 0-2 en Riazor (goles de Mikel y Sadiku) y un 2-0 al Racing (tantos de Tete y Lombán) en la campaña 2019-20, y un 2-0 al Gimnástic (dianas de Kone y Adrián) en la 2018-19.