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No fue sólo la derrota, sino las consecuencias devastadoras del enésimo tropiezo en casa. El Málaga tenía ayer la mejor oportunidad que se le había presentado hasta el momento, en casi una vuelta, para engancharse de verdad a la zona de permanencia y meter el ... miedo en el cuerpo a sus adversarios, pero el batacazo ante el Betis lo obliga a afrontar otro ‘match ball’. Como en Anoeta. Sólo que esta vez el rival será pasado mañana (a las 21.30 horas)uno de los más directos, el Alavés, y además el equipo afrontará esa cita a domicilio menguado por las ausencias obligadas de dos piezas fundamentales, Rosales y Adrián.
Al final hubo para todos. El Fondo Surestalló cuando el partido ya moría, después de que La Rosaleda hiciera suyo el soniquete «Hasta los huevos, estamos hasta los huevos». Primero, «Al-Thani, vete ya» –coreado al unísono por los que aún no habían dejado el estadio–; después, «Jugadores mercenarios»; más tarde, «Somos nosotros, el Málaga somos nosotros»; a renglón seguido, «Esta camiseta no la merecéis», y para concluir, cuando el árbitro pitó el final del encuentro y comenzó a sonar a todo volumen el himno, un «Míchel, vete ya» que lógicamente no resonó tanto.
Antes, durante el partido, el público se desesperó con varios jugadores. En particular, con los dos puntas titulares, Peñaranda y Borja Bastón. El ariete se llevó múltiples reproches en la primera mitad, cuando no gustó su actitud en algunas acciones (sobre todo, en un centro de Keko en el que ni siquiera se lanzó en busca del remate). Pero el hastío de los aficionados fue más evidente tras el descanso, cuando el equipo se volcó y una y otra vez fue incapaz de crear peligro. Durante una fase muy importante el Málaga consiguió algo impensable: que el Fondo Sur se desconectara.
No fue más que la consecuencia clara de la frustración en la grada. Los aficionados sabían que este era un partido vital, porque el triunfo habría permitido quedarse a un solo punto de la permanencia –un milagro a tenor del nefasto arranque liguero– y tener a tiro al Espanyol, al Levante, al Athletic, al Celta e incluso al Betis. Pero la derrota supone seguir penúltimo, cuatro puntos por debajo del equipo que marca la salvación, el Deportivo, e incluso empatado con el colista. De este modo, el partido del jueves en Mendizorroza será a vida o muerte. Frente a un equipo con dos días más de descanso –esto sí que es adulterar la competición, y no las lacrimógenas quejas de los dos ‘grandes’– el Málaga llegará muy mermado. Contaba con dos jugadores en riesgo de sanción y los dos no estarán. Adrián ni siquiera vio la quinta amarilla, pero se marchó lesionado y luego, en el banquillo, tal vez quiso forzar el cierre del ciclo para aprovechar que va a estar de baja, pero se pasó de rosca y vio la roja. Rosales sí fue amonestado. Son dos bajas fundamentales, porque sus posibles recambios, Cifu y Rolón, no cuentan. Míchel deberá empezar a manejar fórmulas. Pero sin demora. Apenas hay tiempo para un entrenamiento ‘de verdad’...
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