Empate... ante el gran favorito

José Alberto sabía bien lo que le esperaba al Málaga por más que se incidiera durante la semana en las diferentes bajas con las que afrontaba el rival la novena cita liguera. Eso sí, conviene recalcar que únicamente cuatro de ellos eran titulares últimamente: el central Queirós (que había accedido al once por la lesión de El Yamiq, que regresó el viernes), el lateral izquierdo Olaza, el extremo ecuatoriano Plata y el delantero israelí, estos dos últimos convocados con sus selecciones.

Precisamente uno de los argumentos utilizados entre los técnicos malaguistas para destacar el potencial de la plantilla del Valladolid se centra en los recambios de los que podía echar mano Pacheta. Es decir, el referido El Yamiq, el experimentado Nacho en el costado izquierdo de la cobertura, Óscar Plano y, cómo no, Cristo, futbolista este último que reforzó en el último mercado invernal al Mirandés, dirigido entonces por el hoy técnico blanquiazul.

Incluso con bajas se apuntaba en el vestuario del Málaga que el nivel del Valladolid no iba a bajar un ápice, especialmente en la exigencia física. El entrenador malaguista ya intuía el desarrollo del encuentro, que él mismo expuso en la comparecencia posterior como apunte más relevante: «Ha sido un partido de un ritmo altísimo y más propio de final de temporada». De ahí que, pese a que no le convence jugar con dos medios de contención (conforme avanzaba la Liga pudo comprobarse que Luis Muñoz no jugaba a la misma altura que Escassi), prefirió alinear a este último acompañado de Genaro. Y también que el Málaga no tuviera reparos a la hora de resguardarse con dos líneas de cuatro muy juntas y pegadas al área. Se sabía que el juego entre líneas del Valladolid es demoledor en distintas fases y se buscó evitar esos resquicios dejados al comienzo del choque. La lástima fue que el gol de los locales, que sirvió para igualar la contienda, se produjo en un visto y no visto en una combinación por dentro y a bastante celeridad, lo que pilló descolocados a demasiados jugadores malaguistas.

Precisamente el dinamismo es otra de las facetas que se destaca internamente sobre el Valladolid para considerarlo principal favorito al ascenso. En el cuerpo técnico el 'scouting' de los rivales corre a cargo de Capa y de Pedro García (este último, llegado junto a José Alberto), pero todos sus componentes analizan todos los encuentros del campeonato. La conclusión previa a la visita al Nuevo José Zorrilla era sencilla: el Valladolid de Pacheta había cambiado a mucho mejor durante las últimas semanas, pero no sólo por el sistema (de jugar con tres centrales a hacerlo con cuatro defensas), sino por un crecimiento en la intensidad, en la movilidad y en los distintos recursos para generar ocasiones. Era imprescindible que los extremos (Paulino y Kevin) reforzaran la contención y que Jozabed y Brandon no jugaran estáticos arriba. «Es cierto que el Valladolid tenía el balón, pero lo poseía en zonas en las que no considero que nos hiciesen demasiado daño», explicó con posterioridad el asturiano. Objetivo cumplido.

Pero, ¿por qué entre los técnicos se considera al Valladolid a priori un escalón por encima del Eibar o el Almería? De un lado no se oculta que el cuadro de Ipurua tiene un gran 'fondo de armario', pero se argumenta que el pucelano está más equilibrado y cuenta con piezas para manejar bien todas las facetas del juego. Respecto al Almería, aunque no es un secreto que se ha confeccionado el plantel con más sentido común y que los propietarios árabes dejan hacer más a Rubi y a su equipo, se valora que existe una enorme dependencia de Sadiq. Y esto no sucede en el Valladolid con Weissman, por ejemplo. De ahí que se le vea como el principal favorito. Y de ahí que se valore el punto obtenido el viernes como un magnífico (y sufrido) botín.