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Un terrible accidente deportivo mantiene al Málaga y al Zaragoza en Segunda, dos clubes que son de Primera y que representan a dos de las seis mayores poblaciones del país (en concreto, la quinta y sexta, con 570.000 y 666.000 habitantes, respectivamente, ... según datos de enero de 2018), sin contar la provincia al completo o la gran conurbación de la Costa del Sol. Hace más de cuarenta años que ambas entidades no se enfrentaban enSegunda (en la temporada 1977-78), en una prueba más de que el choque de pasado mañana (18.00 horas, Movistar Partidazo) en La Romareda es excepcional.
El Málaga acude a la capital aragonesa afanado en retomar el pulso de la competición. Resulta curioso que un somero vistazo a la tabla induzca a engaño con la marcha de los dos equipos. El cuadro de La Rosaleda va a menos y necesita enderezar su rumbo en el partido que coincide con la 'media maratón', con la vigésima primera jornada. Paradójicamente, es cuarto y aventaja en 14 puntos a su rival, decimoquinto, pero los estados de ánimo no pueden ser más opuestos.
El Málaga llega tras protagonizar un ridículo ante el Reus. El cuadro catalán, al borde de la retirada, venció por 0-3 en Martiricos y evidenció los males que acucian al equipo, que necesita regenerarse para acercarse a la versión del inicio de la temporada. Por contra, el Zaragoza ha recuperado el pulso con la llegada de Víctor Fernández, con el que ha ganado sus dos compromisos. El técnico maño, que cumplirá el domingo su segundo partido de sanción, tendrá que ver otra vez el choque desde la grada, pero ha dado otras señas de identidad al equipo, al apostar por los jugadores de mejor manejo del balón para el centro del campo y tratar de jugar con más asociación de balón y una presión más rápida tras las pérdidas.
Hay algo que es evidente: el Málaga y el Zaragoza están sumidos en urgencias históricas inevitables. El proyecto actual de la entidad de Martiricos está ante una encrucijada. Su presupuesto para esta campaña, en torno a los 40 millones de euros, se asemeja sólo a los del Deportivo y Las Palmas y supera ampliamente a los del resto de rivales, incluso es más del doble que el del Zaragoza (en torno a 15 millones). La razón es que los tres clubes bajaron de Primera hace unos meses y se benefician de un fondo compensatorio de la Liga, pero todo lo que no fuera el ascenso al final del curso supondría apretarse el cinturón cara a campañas venideras.
Es verdad que hay clubes a los que no les ha venido mal tener que ceñirse más a un presupuesto, como sucede esta temporada con el Granada, pero en circunstancias normales el corsé económico complica seriamente las opciones de ascenso para años venideros. El ciclo actual del Zaragoza ilustra perfectamente esta circunstancia. El equipo va ya por su sexta campaña seguida en la categoría y sólo en el ejercicio anterior y en el 2014-15 estuvo cerca del regreso a la élite. Hace unos meses fue tercero en la clasificación, pero perdió en la primera eliminatoria del 'play-off' ante el Numancia. Tres años antes acabó sexto y se plantó en la eliminatoria final, que se juegaba a un solo partido, y cedió ante Las Palmas (0-2).
Las cifras son claras y corroboran la presión fuera de lo común que implica ponerse la camiseta de uno u otro equipos. El Zaragoza devora técnicos. Va por el tercer entrenador de la temporada sin haber llegado siquiera al ecuador. Estuvo diez jornadas con Imanol Idiakez (once puntos y acabó con el equipo decimosexto), ocho con Lucas Alcaraz (cinco puntos, y lo dejó vigésimo) y lleva dos con Víctor Fernández (seis puntos y ascenso hasta la decimoquinta plaza). Por más que parezca ya una quimera el ascenso (está a doce puntos del sexto) y se piense como prioridad en la permanencia, nada es imposible en Segunda. Sin ir más lejos, hace un año acabó acabó la primera vuelta decimosexto, con 24 puntos, y terminó tercero, con 71, con lo que sumó 47, casi el doble que en la primera mitad del torneo.
El favoritismo del Málaga es también una condena mayor cuando da la de arena en el campeonato. Como ante el Reus. Quizás el estado de pesimismo excede la lógica de la clasificación, con el equipo cuarto y a tres puntos del liderato. Pero pesan más las sensaciones y la tendencia a la baja. Por eso un triunfo en La Romareda sería una ocasión inmejorable también para retomar el pulso, enderezar el vuelo con medio campeonato aún por jugarse.
El equipo blanquiazul se entrenó ayer en el Ciudad de Málaga con dos muy buenas noticias para la enfermería. Por un lado, el canterano Mula se ejercitó con sus compañeros casi cuatro meses después de su intervención de rodilla, que se complicó por una infección hospitalaria, y Luis Hernández, que dio un paso atrás en su regreso con el grupo el sábado debido a una sobrecarga, volvió a ejercitarse con sus compañeros tras varios días haciéndolo en el gimnasio. Ambos futbolistas se emplearon a buen ritmo hasta el último tramo del entrenamiento, reincorporándose de manera progresiva a la dinámica del plantel al igual que un también apto Miguel Torres, tras unos días con un proceso febril. En el gimnasio se quedaron sólo Juan Carlos, Koné y Ontiveros, este casi descartado para el domingo. Los canteranos Chica, Keidi, Hugo e Iván Jaime estuvieron en la sesión. Por otro lado, Muñiz tiene tres jugadores apercibidos de sanción en el campeonato: Diego González, Harper y Blanco.
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