Un duelo directo ante el nuevo Tenerife de Baraja

¿Ha llegado al fin el momento del despegue? ¿Cuántas veces se ha ilusionado el malaguismo con él en lo que va de sufrida primera vuelta? La realidad es más descorazonadora. Al margen de la incertidumbre acerca de la viabilidad inminente del club, tras unos meses en los que no se han encontrado aún soluciones, el cuadro de Martiricos sólo ha ganado una vez en La Rosaleda (2-1 al Oviedo), nada más que presenta tres triunfos, y únicamente ha tenido éxito antes rivales que pelean por la permanencia (también se impuso en Santander, por 0-1, y La Coruña, por 0-2). Y lo que más inquieta, su promedio goleador (catorce dianas en dieciocho citas) no alcanza ni a uno por encuentro.

El Málaga encadena cinco jornadas sin ganar y ha estado en la zona de descenso en ocho de las diez últimas. Tiene a tiro salir de ella, pero más le convendría poner tierra de por medio cuanto antes. Desde esta perspectiva el duelo de esta noche ante el Tenerife es muy importante. Como recordó ayer Víctor, un triunfo permitiría salir de la zona de descenso al adelantar a un rival directo, un equipo el canario que por cierto está más que acostumbrado a doblar la rodilla cada vez que compite en Martiricos (sólo ganó una vez de dieciocho) en Primera o Segunda.

Además, mientras el Málaga comparece rearmado, con el regreso de Juanpi y Adrián a la convocatoria, el Tenerife llega con seis bajas de diversa importancia: el central Álex Muñoz, el medio centro Luis Milla, los extremos Álex Bermejo y Nahuel, y los atacantes Miérez y Shashoua. Si hay algo que beneficia esta noche al equipo insular es el estreno de un nuevo entrenador, Rubén Baraja, medida que suele ejercer de revulsivo en un vestuario y que tiene asociada cierta incertidumbre para el rival en cuanto al planteamiento de juego y a la elección del once.

Y no es que el Málaga sea previsible en eso último. Víctor sigue sin repetir alineación –no lo hará hoy, al estar de baja Lombán–, y alterna esquema con una facilidad increíble. Cara al partido de esta noche (21.00 horas, Gol) más de un habitual en los últimos compromisos puede quedarse en el banquillo. Si apuesta por una defensa de cuatro, ha de elegir entre Luis Muñoz y Mikel para acompañar a Luis Hernández, pero el venezolano también podría ser lateral izquierdo. Como Juan Carlos, que ha rendido mejor de extremo. Dado por sentado que Keidi y Adrián estarán en el centro del campo, en la banda derecha hay opciones para Renato o Juanpi, pues Dani Pacheco no suele moverse en ese costado. Y también parecen fijos Antoñín y Sadiku.

En todo caso, Víctor introdujo cinco cambios en la convocatoria, incluyendo la rotación de Gonzalo por Kellyan en la portería, la entrada de Ismael y Lorenzo, y la salida de Boulahroud, Ramón, Lombán e Hicham, estos dos últimos 'tocados'. Sorprende que el técnico siga sin contar con Keko, ya recuperado de su lesión, aunque ello suponga recurrir a un Lorenzo en el que tampoco viene depositando ninguna confianza.

En un campeonato en Segunda que esta resultando demoledor para los clubes con más peso histórico, cuesta explicar por qué el Tenerife parece condenado a la misma mediocridad que la campaña anterior, cuando no se salvó hasta la penúltima jornada. Es un equipo inconstante, con talento (el de su capitán, Suso, sobre todo), pero que ofrece a cuentagotas, y que ya ha recurrido dos veces al comodín del cambio de entrenador. Comenzó con López Garai, al que se asocia una propuesta atrevida con el balón que puede casar bien con la idiosincrasia del equipo.

Tras ocho jornadas sin ganar, la entidad empleó a Sesé Rivero en dos citas como interino (triunfo en Gijón y derrota en Almería), hasta el anuncio a comienzos de esta semana de Rubén Baraja, que hasta ahora tampoco es que haya cosechado en los banquillos los mismos éxitos que como entrenador.