«Ya se ve que arranca la máquina». La afirmación del central Burgos en la entrevista de ayer con SUR debe tener la correspondiente constatación esta noche en Oviedo. A partir de las nueve, en el Carlos Tartiere, el Málaga necesita meter una marcha ... atrás. Sólo así confirmará la mejoría experimentada ante el Lugo, ensombrecida en la prolongación por el relajo del entrenador y los jugadores, porque abandonar la zona de descenso –a la que se ha abonado peligrosamente (sólo en dos jornadas ha estado fuera)–, pasa por vencer por cinco goles. Enfrente estará un adversario también en una espiral de dudas y progresivo declive que sus propietarios han tratado de frenar con un relevo en el banquillo y la llegada de Álvaro Cervera.
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La mejor noticia para el Málaga se centra en que al fin muestra síntomas de tener un estilo propio. No era una tarea fácil para Pepe Mel, porque su antecesor daba prioridad a jugar en función del rival (de ahí los cambios de futbolistas y de planteamientos), al mismo tiempo que el equipo era un embudo fácil de taponar debido a la falta de futbolistas en las bandas. Aquella planificación de Manolo Gaspar bajo la dirección deportiva de Pablo Guede supone un obstáculo que impide despegar y la cita de hoy será otra muestra de ello.
Porque el Málaga acude a Oviedo lastrado por la falta de extremos profesionales. ¿O sería mejor hablar en singular tras el sinsentido del verano? Mel no puede contar con Álex Gallar y Hervías, aunque en la práctica este último es el único extremo 'puro' de la plantilla. Y por más que con él se ande con pies de plomo después de un año en el dique seco, a la más mínima molestia del riojano se disparan las alarmas.
De ahí que esta noche el cuadro blanquiazul pierda al futbolista que más creció frente al Lugo y cuya capacidad asociativa con Juanfran, Febas y hasta Rubén Castro llevó a disfrutar de los mejores minutos. El técnico ya apuntó en su comparecencia del sábado: «No me gusta inventar, pero no puedo poner a quien no está. Dentro de las bajas que tenemos, tendremos que hacer algo»,
En el último partido Mel se sacó de la chistera al marbellí Cristian, que, vistas su actuación en La Rosaleda (ahora queda comprobar que también está entero para brillar a domicilio) y las bajas, parece tener asegurada su plaza en el once. Por encima de todo, al técnico le gusta ensanchar el campo para generar más espacios y buscar situaciones de superioridad numérica tanto en las alas como en el juego interior.
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Las opciones son variadas: adelantar a Juanfran con Bustinza como escolta (aunque en Leganés fue un intento fallido), escorar a alguno de los innumerables volantes (Fran Villalba o Febas) e incluso apostar por otro canterano (en la convocatoria figura Issa Fomba). Incluso, dado que se estrena Lumor, lateral izquierdo con alma eminentemente ofensiva, podría intuirse su ubicación como extremo en la izquierda. Eso sí, para ello el zurdo Cristian tendría que cambiar de costado cuando el preparador malaguista no es partidario de emplear a los futbolistas a pierna cambiada...
Mel recupera a N'Diaye (una vez cumplida su sanción) y está claro que en el once no caben todos los centrocampistas (el senegalés, Ramón, Luis Muñoz y Febas). A menos, claro está, que alguno juegue en una banda. ¿Y Luis Muñoz, que en su etapa cedido en el Lugo fue utilizado como lateral, es un indiscutible llegador y cuenta con virtudes defensivas? Nada puede descartarse.
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Eso sí, con unas u otras piezas en las alas, el Málaga deberá tener paciencia y abrir el campo. Si por algo destacan los equipos de Álvaro Cervera (aunque lleve pocos días para implantar su modelo de juego) es por su firmeza atrás, con dos líneas muy juntas, incluso con repliegue intensivo, y salidas explosivas para alimentar a los dos puntas.
El cuadro asturiano no gana desde la tercera jornada, nunca marca más de un gol y lleva sólo tres tantos en jugada de sus cinco anotados. El Málaga necesita meter una marcha más. Sólo así se podrá afirmar que «arranca la máquina» (como asegura Burgos, teórico líder de la defensa) y que los síntomas de crecimiento se tornan una realidad palpable. Y sólo así se podrá comenzar a alejar ciertos fantasmas.
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