Así lo contamos | Un Málaga de altibajos se tiene que conformar con un nuevo empate

El Málaga pretende que la Liga sea como la Copa, al menos en el desenlace. Porque hasta el momento los resultados en La Rosaleda constituyen la gran asignatura pendiente del grupo liderado por Pellicer. De hecho, no vence en casa desde hace más de dos meses y medio (el 22 de octubre frente al Sporting, por 2-1). Desde entonces, ha encadenado tropiezo tras tropiezo, con empates ante el Mirandés (1-1), el Lugo (2-2) y el Logroñés (0-0) –aunque en estos dos últimos casos el punto obtenido fue meritorio–, y derrotas contra el Espanyol (0-3), el Leganés (1-2) y el Cartagena (1-2). Internamente, como es lógico, se confía en que el tanto de Chavarría en el minuto 118 hace tres días frente al cuadro oviedista haya permitido acabar de una vez con la racha negativa.

Que va a ser un partido totalmente distinto es una perogrullada porque el Málaga y el Oviedo presentarán formaciones diferentes probablemente al 90 por ciento. En el conjunto blanquiazul sólo repitió Cristian respecto al once en Albacete, así que es previsible el regreso de los titulares habituales. También tienen serias opciones de figurar en la alineación el jugador más importante en ataque, Chavarría, y el único refuerzo invernal, Alexander, aunque queda la duda sobre si este actuaría en la derecha (en perjuicio de Ismael) o si repetiría en la izquierda (con Cristo como damnificado).

Los últimos resultados del año impidieron que el equipo blanquiazul alcanzara la meta de 28 puntos que ansiaban en el cuerpo técnico. Ahora el objetivo es cerrar la primera vuelta con un triunfo y la cifra redonda de 30 puntos. Dado que el listón de la permanencia suele fijarse en 50 (aunque la dinámica de esta temporada indica que quizá sean necesarios algunos menos), la victoria frente al Oviedo permitiría afrontar el segundo tramo del campeonato liberado de tanta presión. Apenas bastarían cuatro o cinco victorias. Y este simple detalle avala el notable rendimiento de una plantilla hilvanada con retales y con el tiempo en contra, lo que había suscitado con toda lógica numerosas dudas.

En casi idéntica situación se encuentra el Oviedo, un solo punto por debajo y con un equilibrio total en victorias, empates y derrotas como visitante (tres), aunque precisamente en la actualidad se encuentra en el mejor momento a domicilio con triunfos en Las Palmas, Zaragoza y Sabadell en sus cinco últimas salidas.

Inevitablemente uno de los alicientes será la presencia del exmalaguista Blanco Leschuk, que en cierto modo es el termómetro del equipo dirigido por Cuco Ziganda. Al delantero centro le costó arrancar (no marcó hasta la duodécima jornada) y, aunque sólo lleva cuatro goles, su papel ya es muy relevante en el juego. El Oviedo cuenta con futbolistas muy dinámicos que precisamente se benefician de los movimientos del argentino, aspecto este último que cuenta para su entrenador tanto o más que los tantos materializados.

La Liga no es la Copa, pero el Málaga tratará de hacer pleno frente al Oviedo. Será un partido exigente e intenso en el que puede pagar caro cualquier regalo. Que le pregunten al Mallorca tras lo vivido el pasado domingo...