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PEDRO LUIS ALONSO. fOTO: SALVADOR SALAS.
Málaga
Viernes, 24 de agosto 2018
En la vida real tan importante es lo que se dice como lo que se deja de decir. En el fútbol moderno cuenta no sólo la artillería inicial, el once de partida, como lo que se guarda para después. Con cambios de cajón, de esos ... que anticipa cualquier espectador –los que permite a estas alturas del verano el tope salarial–, el Málaga horadó la resistencia del Alcorcón, en otra entrega clásica del fútbol de plata. Meter en el rectángulo casi de una tacada a Hicham, Blanco y Ontiveros es casi normal que produzca resultados. Los cambios, como en Lugo, volvieron a marcar la diferencia, y el Málaga sigue haciendo pleno en su regreso al infierno. Habrá ya quien en los próximos días recuerde que el último ascenso se puso de cara con una racha de siete victorias iniciales. Con un tal Muñiz también de entrenador.
El episodio dos tuvo la misma presentación, nudo y desenlace. Sólo los pequeños detalles deciden los partidos en Segunda. Los dos equipos partieron con sus onces más previsibles. El Málaga, con la variante de Juan Carlos como extremo, lo ensayado en el segundo tiempo de Lugo, y el Alcorcón, con los protagonistas que estuvieron a escasos segundos de poder derrotar al Sporting. Teniendo en cuenta que no hay grandes ejemplos en la categoría de conjuntos que elaboren su fútbol con paciencia, resultaría injusto cuestionar las carencias de juego entre líneas de este Málaga, al que a la hora de la verdad se observa con claras dificultades para asumir la iniciativa del partido y generar peligro ante un rival replegado, sobre todo si no se llega a avivar el ritmo de partido. El problema de jugar de local.
Tuvo que ser un jugador que a priori puede ser del filial, Harper, quien provocase casi todo lo inquietante que hubo –poco– en el primer tiempo. Sus movimientos son académicos, se ofrece con generosidad, juega bien de espaldas y tiene hambre para provocar recuperaciones, como una que acabó con un centro para Recio y un remate impreciso de este desde la frontal. No fue el único robo del fuengiroleño de ascendencia escocesa, que también propició una falta en una zona muy peligrosa, con la que tampoco pudo atinar del todo Recio.
Pero al Málaga, que mandó al principio, le perdió pronto el respeto el Alcorcón, más insolente de lo previsto. Tocó con insistencia el balón en la zona de tres cuartos el cuadro de Cristóbal Parralo, aunque el de Muñiz se encierra de maravilla y apenas concede margen para verse sorprendido al contragolpe, aspectos que serán clave en el desarrollo de la temporada. Un remate por bajo de Jonathan Pereira, sin grandes problemas para Munir, fue el único tiro entre los tres palos hasta el descanso, al que se llegó con una afición entregada pero que en su fuero interno seguramente exigía más de su equipo, como de un Adrián muy perdido 'entre líneas' cuando toca atacar.
La primera gran tromba malaguista llegó al inicio del segundo tiempo, cuando se reclamó un penalti que no nos pareció a Renato, cuando entre el palo y Dani Jiménez repelieron un tiro cruzado del extremo luso, y cuando la oleada blanquiazul parece que tendría final feliz. Los cambios previsibles de Muñiz iban en la misma dirección. La electricidad de Hicham, la improvisación de Ontiveros y una referencia más clara arriba en la figura de Blanco, que recién salido lo intentó con un remate a la media vuelta y aguanto de maravilla el balón de espaldas.
El duelo dejó de tener ida y vuelta para ser de un solo sentido y para llevarlo a su desenlace deseado. En el_Anxo Carro, remontada entre el minuto 86 y el 89, anoche, gol decisivo en el 83. Ganó la linea de fondo de forma sensacional Ontiveros, busco a Blanco, y ejecutó este como mejor sabe, de cabeza. Lástima el triste colofón del marbellí, con una expulsión evitable.
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