Después de Sadiq... llega Stuani

Se podría hablar del serbio del Sporting Uros Djurdjevic, o del talento indiscutible de Jesé (Las Palmas), incluso de la apuesta del Valladolid por mantener en sus filas al internacional israelí Weismann o del incombustible Yuri (Ponferradina), pero quizás sean Sadiq y Stuani los más temidos en Segunda, y también los que, si les respetan las lesiones, mantienen un rendimiento más regular. El espigado atacante africano ya lo demostró contra el Málaga. Sin haber podido estar hasta entonces muy activo, le bastó un centro de Akieme para imponerse de forma espectacular por alto a Juande, que reclamó un contacto que no estimó el VAR en su análisis exhaustivo de la acción desde varios ángulos.

Aunque pronto llegó el 2-0 del Almería, la anterior fue la acción clave para romper el partido, y ahora la defensa malaguista volverá a estar a prueba con Stuani. A sus 34 años, ha jugado todos los minutos en lo que va de temporada, ya que parece haber dejado de entrar en los planes de la selección uruguaya, que no le citó para la última Copa América (con lo que pudo estar en los 'play-off' de ascenso con su equipo) ni tampoco en esta ventana FIFA.

Stuani lleva un gol, que no es mucho botín, pero se confía desde el club catalán en que si no le acosan las lesiones (el año pasado sólo pudo estar en 25 partidos ligueros de los 42 y jugar 55 minutos de la fase de ascenso, al estar mermado) se acerque a los datos de hace dos campañas, con 29 dianas en 36 partidos, unos números que en circunstancias normales acercarían a cualquier equipo a la lucha por el ascenso a Primera.

Para colmo, después de la intimidación generada por Sadiq hace días, Stuani es un especialista consumado por alto. Su mejor faceta es el remate de cabeza, aunque a lo largo de su carrera ha demostrado un gran sentido de la colocación en el área y mucho gol, en especial ya entrada en la madurez de su carrera. El 'charrúa' llegó al fútbol español en el verano de 2009 (hace, por tanto, más de doce años) para recalar en el Albacete (22 tantos en 40 partidos), y también ha jugado después en el Levante (10 en 30), Racing (13 en 36), Espanyol (29 en 117 y jugando muchos encuentros escorado a una banda) y Middlesbrough (16 en 67), antes de llegar al Girona, donde cumple su quinta campaña, las dos primeras en la máxima categoría y siempre ya como delantero centro puro. Sus cifras son excepcionales y le han convertido en un icono en Montilivi: 83 goles en 140 partidos, lo que deja el promedio por encima de 0.5 tantos por choque. A todo ello se le suma la garra y picardía característica de los futbolistas uruguayos, lo que le convierte en un jugador incómodo de marcar, por más que ya está en el tramo final de su carrera.