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La metamorfosis del Málaga ha sido casi completa cuando se cumple un año desde que se marcharan los Al-Thani (los apartaran) y llegara el administrador judicial, José María Muñoz. Desde el despido del director general del jeque, Richard Shaheen, que fue la primera medida ... que puso en marcha el enviado por la jueza del caso, hasta el arranque o reanudación de las obras de La Academia en Arraijanal, de los últimos acontecimientos en el club, se han producido numerosos cambios en todos los órdenes, especialmente en el plano deportivo, donde se ha originado una transformación completa para adaptar la plantilla a las nuevas circunstancias económicas.
Nada más llegar Muñoz al club prescindió de Shaheen, que apenas había conseguido poner en marcha un plan de viabilidad que permitiera la salvación de la entidad. Intentó regresar después por todos los medios. Los abogados de los Al-Thani pretendían que volviera como interventor, y llegaron a conseguir que la Fiscalía no se opusiera. Pero la jueza no lo consideró oportuno y todos los recursos posteriores fueron rechazados y el ejecutivo llegado de Estados Unidos nunca pudo reincorporarse con el objetivo de supervisar al administrador.
Pero el trabajo de Muñoz no quedó ahí, ya que, una vez organizadas las cuentas y después de la venta de Antoñín para cuadrar los números, puso en marcha un ERE para más de una treintena de empleados. Después, como se conoce, les tocó a los futbolistas, despidiendo a ocho de ellos para abaratar los costes y poder hacer frente a los gastos de la temporada actual. Las restricciones llegaron a todos los rincones, además de cerrar varias de las tiendas oficiales del club. Incluso, para llegar hasta junio con solvencia tuvo que solicitar un préstamo de cinco millones a través de LaLiga, lo que le permitirá no entrar en impagos esta campaña (tendrá que devolverlo en cinco años).
Otro de los grandes éxitos de Muñoz fue la ratificación de quienes estaban y están al frente de la parcela deportiva, como son el director deportivo, Manolo Gaspar, y el entrenador, Sergio Pellicer. Confió en ellos por completo y ambos sacaron adelante el proyecto de una forma notable, incluyendo la planificación de la temporada actual, con la máxima austeridad. Ahora está pendiente la renovación de sendos contratos, algo que estaba previsto que se hiciera hace algunas semanas, pero se está retrasando. En cualquier caso, la confianza en Manolo y Pellicer se mantiene por parte del administrador.
Las dificultades para poner en marcha el proyecto de esta campaña eran máximas. El club necesitaba rebajar el gasto en su plantilla, el tope salarial, hasta poco más de dos millones. Era una misión casi imposible. Cabe recordar que el primer año en Segunda, después del descenso, esta cifra se colocó en unos 25 millones, mientras que la campaña anterior estaba en cerca de diez. Y con una complejidad añadida: la convivencia durante algún tiempo en el mismo vestuario de los jugadores que sabían que iban a ser despedido, los recién fichados, los pocos que seguían y los canteranos. Al final, sin embargo, todo salió bien, al menos, hasta ahora.
La última novedad estaba centrada en la reanudación de los trabajos de La Academia, que estaban parados por la falta de financiación. Para poder hacer frente a este gasto con el dinero que tiene el club reservado para este asunto, el Málaga ha reducido la primera fase del proyecto, dejando este en la construcción de dos campos de césped artificial, además de las instalaciones imprescindibles tanto para el funcionamiento de la ciudad deportiva como para la urbanización de esta parte de la parcela de Arraijanal.
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